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La Internet ofrece a muchos cristianos la oportunidad sin precedentes de trabajar desde cualquier lugar del mundo, aun desde el hogar.

Como con todas las cosas en un mundo caído, si queremos glorificar a Dios con nuestro trabajo desde casa, debemos hacer lo mejor que podamos para aprovechar las ventajas y evitar las desventajas de trabajar así.

Por varios años he trabajado algunos días de la semana desde la casa y he disfrutado las ventajas de eso, pero también he visto algunos peligros en mi vida y en las de mis compañeros. Espero que la siguiente evaluación te ayude a pensar y trabajar con más fidelidad para la gloria de Dios.

Ventajas de trabajar desde la casa

Te ayuda a aprovechar el tiempo. Trabajar desde la casa significa que no necesitas ir en carro, bus, o tren a trabajar ni que perderás ese tiempo en el camino. Puedes levantarte en la mañana y trabajar inmediatamente si es tu preferencia. También puedes pasar más tiempo con el Señor o tu familia en las mañanas, ser más disciplinado con el ejercicio físico, o servir más en tu iglesia.

Te permite reducir gastos. Si trabajas desde casa, no gastarás tanto en el transporte para tu vehículo (gasolina, reparaciones, etc.). También, muchos trabajos no requieren ropa profesional como traje y corbata, permitiéndote ser más casual en tu vestimenta y así gastar menos en ropa.

Te permite trabajar desde muchos lugares. Algunos trabajos permiten que los empleados vivan lejos de la oficina, y algunos empleadores solo tienen oficinas digitales porque todos trabajan desde un lugar remoto. Mi casa en Chicago está a dos horas y media en carro de la casa de mi jefe pero, por medio de Internet, podemos hablar cada día cara a cara.

Te puede dar un horario flexible. Si estoy trabajando desde la casa y no tengo reuniones, mi horario normalmente es flexible y puedo tomar un descanso cuando quiera pasar tiempo con mi esposa, o salir a hacer las compras antes de que haya mucha gente en el supermercado.

No olvidemos que las consecuencias del pecado sobre el trabajo también afectan a quienes trabajamos desde casa.

Te da oportunidad de enfocarte y trabajar profundamente. Para mí, hay un montón de distracciones en la oficina que me impiden enfocarme para hacer trabajo profundo. Estas distracciones pueden ser conversaciones con compañeros, el sonido del teléfono, o personas hablando demasiado fuerte. La casa puede tener muchas distracciones también, pero con intencionalidad podemos transformar nuestra casa (o cuarto de la casa) en una zona perfecta para enfocarnos en nuestro trabajo.

Te puede reducir el estrés. El estrés a menudo viene por el mal tráfico, las relaciones estresantes, mayores gastos, y otras cosas que son normales para los que tienen un trabajo tradicional.

Muchas veces, los empleadores dan a sus empleados computadoras y celulares para su trabajo. Y todos que aman la tecnología dijeron: “¡Amen!”.

¡Estas ventajas son grandes! Al considerarlas, recordemos que las grandes oportunidades vienen con grandes responsabilidades de trabajar primero para nuestro amo principal: Cristo (Ef. 5:5–8).

Al mismo tiempo, no olvidemos que las consecuencias del pecado sobre el trabajo también afectan a quienes trabajamos desde casa (Gn. 3:17–19). También hay tentaciones y desventajas únicas.

Desventajas de trabajar desde la casa

Estar en la casa tiene sus distracciones. ¿Ver un partido de futbol durante el día? ¡Posible! ¿Lavar la ropa durante el día? ¡Posible! ¿Ser distraído por esas cosas? También posible. Un minuto de distracción en la casa rápidamente se expande para ser mucho más tiempo. Como creyentes llamados a ser sabios, aprovechando el tiempo que el Señor nos da (Ef. 5:15–16), es importante disciplinarnos con el uso de nuestro tiempo y estar seguros de que estamos agradando a nuestro Padre celestial al agradar a nuestro amo terrenal. Esto no significa no podemos poner la ropa en la lavadora durante el trabajo, pero sí significa que necesitamos administrar bien no solo los minutos del día, sino también nuestro enfoque. Si mi enfoque está en el trabajo de la casa en vez de mi trabajo, no estoy dando mi 100% al trabajo.

Es más fácil ser perezoso si nadie te supervisa. Trabajar desde casa requiere disciplina y organización. Nuestra productividad demuestra si somos verdaderos discípulos de Cristo. Es un asunto de integridad cristiana porque nuestros trabajos deben ser hechos en amor a Dios y a nuestro prójimo. Cada trabajo, no importa el que sea, sirve a alguien en este mundo, y nuestra pereza le roba la oportunidad a otros de disfrutar lo que hacemos. “También el que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye” (Pr. 18:9).

Las relaciones con compañeros pueden ser más difíciles. Dios no nos hizo para relacionarnos a través de pantallas. Nos hizo para comunicarnos cara a cara. Aunque no es malo en sí hablar por el Internet, muchos de nosotros hemos perdido la bendición de tener mejores relaciones en persona. Alguien que trabaja desde la casa debe ser intencional en amar a otros y ser una luz para Cristo en su trabajo. Nos debe importar lo que está sucediendo en las vidas de nuestros compañeros, y debemos ver cómo podemos apoyarles en tiempos difíciles.

Nuestra productividad es un asunto de integridad cristiana porque nuestros trabajos deben ser hechos en amor a Dios y nuestro prójimo.

Se necesita mucha más intencionalidad en la comunicación. Sin ver a cada uno de tus compañeros día a día, tienes que construir estructuras para alcanzar tus metas. Por ejemplo, nuestro equipo se reúne por una hora cada semana para planear de nuestros proyectos, pedir ayuda, discutir retos que nos enfrentan, y orar. Sin embargo, debido a la distancia y los diferentes horarios, organizar esta clase de reuniones a veces puede ser difícil para muchos de nosotros.

Es fácil aislarse al trabajar desde la casa. Combina el aislamiento con acceso al Internet y tienes un ambiente perfecto para seguir los deseos de la carne en ver pornografía, comprar cosas que no necesitas, o perder tiempo en las redes sociales. Ten cuidado y busca el apoyo de tu cónyuge o iglesia para confesar tus pecados, rendir cuentas, y vivir en integridad.

Puede destruir tu cuerpo. Dios no nos creó para estar sentados por muchas horas cada día de cada semana por años y años. Yo he sufrido dolores en el cuello y también el síndrome del túnel carpiano por sentarme tanto enfrente de una computadora con una mala postura. Debemos ser cuidadosos con esto.

Puede ser estresante balancear la vida y el trabajo. Puede ser frustrante para ti y tu familia en casa comunicarles a veces la idea de que “estás allí pero no estás allí”, especialmente cuando alguien en el hogar tiene una pregunta que solo tomaría un minuto de tu tiempo. También, si usamos mal nuestra flexibilidad, nos da estrés porque no estamos haciendo lo que debemos hacer.  

Si trabajas desde casa, probablemente reconoces muchas de estas ventajas y desventajas. Da gracias a Dios por tu privilegio, y pide su ayuda para maximizar tu productividad para su gloria. Te animo a ser agradecido por los beneficios de trabajar desde la comodidad de tu hogar, mientras al mismo tiempo te animo a estar al tanto de las desventajas que puedes experimentar.

Busca crecer en tus habilidades de enfocarte, bloquear distracciones, planear tu trabajo, y avanzar las metas de tu empleador, recordando “que cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señor” (Ef. 6:8).


IMAGEN: LIGHTSTOCK.
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