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Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado de la clase de Teología Sistemática, del Instituto Integridad y Sabiduría. Para conocer más acerca del II&S, visite su página web.

Cuando hablamos de bibliología, que es el estudio de la Palabra de Dios, es valioso ver lo que Jesús pensaba con relación a la misma Palabra de Dios. ¿Qué creía Jesús sobre el Antiguo Testamento, ese que Él leyó cuando estuvo aquí en la Tierra? ¿Cuál era disposición hacia él?

Jesús apeló al Antiguo Testamento como máxima autoridad

En primer lugar, la Biblia nos dice que Jesús apeló al Antiguo Testamento como la máxima autoridad para múltiples cosas, incluyendo cuando reprendió a Satanás (Mt. 4:1-11).

Recordemos las tres tentaciones de Jesús en el desierto. En cada una de ellas, Jesús se limitó simplemente a usar la Palabra: “Escrito está… escrito está… escrito está”. De esa manera vemos cómo Jesús reconocía un poder intrínseco en la Palabra.

Eso es exactamente lo que nosotros leemos cuando llegamos a la carta de los Efesios, en el capítulo 6, cuando se nos habla de la armadura de Dios. La Palabra es mencionada como la espada del Espíritu, y es el único instrumento ofensivo en esa armadura (Ef. 6:17). Cuando vemos la vida de Jesús, así fue exactamente como Él la usó. Se defendió de Satanás haciendo uso solamente de la Palabra.

Jesús afirmó que vino a cumplir la Palabra

En segundo lugar, Jesús afirmó que había venido a cumplir cada una de las cosas que se habían anunciado en la Escritura, ya sea por medio de profecías o de alguna otra manera:

“No piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que toda se cumpla”, Mateo 5:17-18 (énfasis añadido).

Jesús afirmó el valor de la Palabra sobre la tradición humana

En tercer lugar, Jesús afirmó el valor de la Palabra por encima de la tradición de los hombres, como vemos claramente en Mateo 15 en su confrontación a los fariseos y escribas:

“Jesús les preguntó: ‘¿Por qué también quebrantan ustedes el mandamiento de Dios a causa de su tradición?’. Porque Dios dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’, y: ‘Quien hable mal de su padre o de su madre, que muera’. Pero ustedes dicen: ‘Cualquiera que diga a su padre o a su madre: “Es ofrenda a Dios todo lo mío con que pudieras ser ayudado”, no necesitará más honrar a su padre o a su madre’. Y así ustedes invalidaron la palabra de Dios por causa de su tradición”, Mateo 15:3-6.

El pueblo judío estaba acostumbrado a decirle a sus padres: “Mira, no te puedo ayudar económicamente ahora porque aquellos bienes con los que puedo ayudarte están dedicados al Señor, y una vez dedicados al Señor ya no los puedo usar para otra cosa”.

Cristo sitúa la Palabra de Dios por encima de la tradición.

La tradición de aquellos días era seguir esto para no tener que honrar a los padres, como debía hacerse. Jesús confronta a los fariseos por seguir la tradición y violar la Palabra de Dios, de manera que Cristo sitúa la Palabra de Dios por encima de la tradición.

Jesús afirmó que la Palabra nos guarda del error

Jesús afirmó que cuando te apartas de las Escrituras estás en el error.

Leemos esto en Mateo 22:29: “Pero Jesús les respondió: ‘Están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios’”. Él no solo les señala a los saduceos que estaban en error, sino que les dice también la razón por la que estaban caminando mal. La razón, en este caso, es el desconocimiento de las Escrituras y del poder de Dios.

Esto es lo que muchas veces ha ocurrido en la iglesia de hoy. Nos hemos apartado de las Escrituras. El desconocimiento de la Palabra de Dios ha entrado al pueblo del Señor, manchando de múltiples maneras el nombre de Dios y la honra debida a Él.

Jesús afirmó incluso los pasajes más controversiales

Jesús afirmó pasajes que han sido considerados por los liberales como controversiales. Nosotros no vemos ninguna controversia en ellos, pero el liberalismo teológico sí. Por ejemplo, en el caso de Jonás, mucho se ha discutido de si es posible que un gran pez pudiera tragarse a un hombre. Esto es controversial para muchas personas. También podríamos hablar de Noé y el diluvio, o la historia de Adán y Eva.

Jesús validó algunos de los pasajes más controversiales de la Biblia, quizá porque desde entonces ya eran sometidos a escrutinio y burla.

Mucha gente considera que estas cosas son mitos, incluso dentro de la Iglesia de Roma. Sin embargo, Jesús se refirió a todas ellas como reales. Por ejemplo, Jesús se refirió de manera específica al hecho de que el primer hombre y la primera mujer fueron creados y unidos por Dios (Mt. 19:4-5). Así Jesús estaba validando algunos de los pasajes más controversiales de la Biblia, quizá porque desde entonces ya eran sometidos a escrutinio y burla.

Para Jesús, la Palabra tenía la máxima autoridad, fue cumplida por Él, es más valiosa que la tradición humana, nos guarda del error, y toda ella es verdadera. Este fue, en resumen, el veredicto de Jesús en relación a la validez de las Escrituras. Esto nos brinda apoyo al hablar de la infalibilidad y de la inerrancia de la Biblia.

¿Estamos viendo las Escrituras como Jesús las veía?


IMAGEN: LIGHTSTOCK.

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