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Los últimos días han sacudido a Colombia y llenado al país de mucha tensión. El paro nacional del 21 de noviembre y las protestas en los siguientes días contra el gobierno de Iván Duque rompió muchos paradigmas en una nación sin tradición de protesta.

En los últimos días, el gobierno decretó toque de queda en varios lugares y sacó el ejército a las calles. Duque realizó un llamado a una “conversación nacional”, pero todo parece indicar que esta crisis puede acentuarse en los próximos días.

Hay mucho para debatir al respecto, en especial al considerar las raíces ya históricas del conflicto dentro de Colombia. Sin embargo, de algo podemos estar seguros: el país requiere al pueblo de Dios postrado en oración.

Comunicarnos con nuestro Padre es un privilegio que hace del evangelio de Jesucristo una realidad tangible en nuestras vidas. La oración nos aporta sentido y propósito como agentes de luz en medio de una sociedad convulsionada, y lo hace desde distintos enfoques:

1) Orar para recordar quién es Dios

Cuando vemos a la ciudadanía marchar buscando que el gobierno escuche sus preocupaciones, y luego sumamos a esto las actitudes de violencia y caos que algunos propician, se genera un ambiente de incertidumbre y temores que puede inundarnos. Pero la oración nos dirige a hablar con Aquel que tiene potestad y dominio sobre todo. Nada se ha salido de su control divino. Cuando oramos, recordamos que Dios está dirigiendo todo, por paradójico que pueda parecer. Él es Dios y todo le está sujeto (Dn. 4:34, 35).

2) Orar para recordar qué hace Dios

Nuestro Dios es Rey de reyes y Señor de señores. Ante esta premisa, el apóstol Pablo nos recuerda que Dios, como máximo gobernante de lo creado, dispone de los presidentes, gobernadores, alcaldes, y demás autoridades (Ro. 13:1). Dios ha dispuesto los gobiernos de este mundo conforme a su plan divino. Así que oremos para que nuestra tranquilidad esté en la verdad de que Dios hace las cosas con una sabiduría superior, y que su dominio está sobre toda potestad, tanto celestial como terrenal (Job 38:33; Is. 40:15, 17).

3) Orar para recordar el lugar de los gobernantes en la tierra

En Latinoamérica, la reputación de los políticos no es la mejor. Día a día se exponen noticias sobre su labor deficiente. Pero la Biblia dice que ellos han sido puestos por Dios como autoridades para propiciar justicia (Ro. 13:3). Según el texto, son servidores del Señor para vengar y castigar la ilegalidad en la sociedad. Por tanto, oremos a Dios para que nuestros gobernantes tengan la inteligencia y sabiduría para llevar a cabo la demanda divina.

4) Orar para recordar lo que Dios quiere para los gobernantes

Las arengas y peticiones de una sociedad que demanda más de su gobierno pueden estar dentro del marco de las necesidades que el país requiere suplir. Pero cuando no se cumplen las expectativas, entonces vienen en cadena actitudes de desprecio, murmuración, resistencia, y ofensa. Las redes sociales son evidencia de ello: abundan las críticas y los insultos hacia los dirigentes, lo que a su vez propicia un caos de información al promover falsedades y agravios. La Biblia muestra un contraste al ordenar a la iglesia orar por sus gobernantes, ejercitando una actitud pacífica y deseando la salvación de ellos (1 Ti. 2:1-4).

Oremos pidiendo que Dios, así como nos ha dado redención a los creyentes, tenga misericordia de nuestros gobernantes, presidentes, ministros, magistrados, senadores, y todos los que Él ha puesto en eminencia. Que ellos en arrepentimiento y fe gusten del don y la bendición de la salvación. No deberíamos cansarnos de pedir esto. Quizá, para perseverar más en esta oración, tengamos que apartarnos más tiempo de nuestros teléfonos y las redes sociales.

5) Orar para recordar el lugar de la Iglesia en la tierra

La crisis social da mucho qué hablar. Algunos cristianos temen inmiscuirse en ello porque desconocen del tema o huyen de posturas dogmáticas. Otros, más apasionados y hasta obsesivos, tienen en su agenda diaria hablar de política y la situación social de Colombia con quien tengan enfrente, aunque no todo queda allí. Ante el panorama sombrío que las manifestaciones reclaman, no están lejos de una rebeldía consciente a las autoridades. La verdad es que, por más ajustado que llegue a estar el gobierno a las expectativas sociales, la rebelión está latente en el corazón del hombre.

Oremos para que el Señor nos ayude a sujetarnos con sabiduría a los gobernantes (siempre que ellos no nos obliguen a ir contra la Palabra) y mostrar las buenas obras que Él preparó de antemano para que andemos en ellas (Tit. 3:1-3; Ef. 2:10). Oremos para mostrar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pe. 2:9).

6) Orar para recordar la esperanza de la iglesia en la tierra

En cierta oportunidad pude escuchar del pastor Miguel Núñez hablar sobre cómo la humanidad ha buscado varias instituciones de redención: en la antigüedad, era la religión (la iglesia); siguiendo en la historia, se tiene a la academia (la universidad); y en la actualidad es la política (el gobierno). Muchos ponen hoy su mayor esperanza en un gobernante mejor calificado que dirija al país y supla las necesidades del pueblo.

Por tanto, oremos para que la mayor esperanza del creyente sea más bien el gobierno de Jesucristo, quien restaurará todas las cosas (Ro. 8:20-23; Ap. 21:1, 5:22:5). Desear un mejor gobernante humano es frustrante. No podrá saciar las expectativas de una sociedad insatisfecha que clama por redención. Creo que por eso una de las peticiones más claras y descriptivas del pueblo de Dios es: “Ven, Señor Jesús” (Ap. 22:20).

7) Orar para recordar la unidad de la iglesia en medio de la diversidad

Es importante orar para que, en medio de las diversas posturas políticas, se conserve siempre la unidad en la iglesia. Oremos para que que las circunstancias sociales no erosionen nuestra identidad, la cual nos distingue de este mundo fragmentado (Jn. 17:20-23; Ef. 4:3-6). La unidad en la iglesia antecede a la unidad patriótica, ya que la ciudadanía de los creyentes está realmente en los cielos (Ef. 2:19).

8) Orar para recordar la mayor petición de todas

El apóstol Pablo oraba por los creyentes así: “No hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios” (Col. 1:9, 10). En cierto sentido, esto es lo más importante que podemos pedir al Señor.

Oremos para que nuestro mayor deseo, más que ver resueltas las dificultades que tengamos como nación, sea conocer más a nuestro Dios. Esta petición hará que las anteriores tengan un sentido y enfoque intencional que revele al resto del mundo, por medio de nosotros los creyentes, al Dios Creador de todas las cosas.


Imagen: Unsplash.
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