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Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado de La tormenta que se avecina: Secularismo, cultura e Iglesia (Vida, 2021), por Albert Mohler.

Hasta los más valientes y convencidos, cuando se enfrentan a desa­fíos sin precedentes y abrumadores, pueden verse paralizados por el miedo. Las generaciones venideras se enfrentan a desafíos peligrosos, y muchos de los factores que alimentan este extravío generacional parecen insuperables.

¿Cómo podemos los cristianos y las iglesias revertir los efectos negativos de las redes sociales? ¿Cómo pode­mos los cristianos mostrar a las generaciones venideras la gloria de la familia y recuperar el maravilloso don de los hijos? ¿Cómo pueden las iglesias convencer a los adolescentes hipersexualizados de que el camino para un desarrollo auténtico es el diseño de Dios para el sexo? ¿Cómo puede alguien detener las riadas del secula­rismo y el liberalismo que convergen en las futuras generaciones estadounidenses?

Las vidas centradas en la cruz iluminan con una luz brillante en medio de una generación retor­cida y perversa

Solo el poder de la cruz y una vida según la cruz detendrán la marea y harán desvanecerse esta tormenta que se avecina. Los padres cristianos deben centrar sus vidas en la gloria del evangelio y en la buena nueva que este garantiza. Las vidas centradas en la cruz iluminan con una luz brillante en medio de una generación retor­cida y perversa. La fidelidad a Dios, a su Palabra, y la convicción en medio de tanta capitulación sin límite, le brindarán a esta crisis generacional un camino alternativo.

En concreto, la iglesia de Jesucristo debe aplicar el poder del evangelio al menos de tres maneras para poder encarar la tormenta que se avecina en las próximas generaciones.

1) Los padres cristianos deben ver la iglesia como la principal y más importante prioridad para el horario semanal de su familia

En muchas de nues­tras iglesias hemos renunciado a la escuela dominical y al ministerio de jóvenes. Yo soy el fruto de haber estado involucrado en la iglesia local muchas horas a la semana de niño y adolescente. Mi marco de realidad se debía en gran parte al diseño de mis padres, y lo cons­tituía la iglesia siempre que esta ofrecía una oportunidad, y ofrecía muchas: escuela dominical, coro de jóvenes, Embajadores del Rey (para los niños) y Acteens (para las chicas). Cada semana había momentos para que los jóvenes estuviéramos juntos, así como reu­niones y retiros regulares para nosotros.

Había maravillosos y fieles voluntarios adultos, así como un fiel pastor de jóvenes. Christian Smith y su equipo de investigación descubrieron que una de las marcas distintivas de los jóvenes que siguen participando en la igle­sia al ser adultos era que habían desarrollado una relación afectuosa y de confianza con un adulto de la iglesia (aunque fuera uno solo), aparte de sus padres.

¿Cuántos jóvenes que están en la enseñanza media o superior tienen esa experiencia hoy en día? Para muchos hijos que crecen con padres cristianos, la prioridad de la familia se expresa de otra manera. Muchos padres cristianos han aceptado la descripción que la cultura general da de cómo es una buena infancia, con incesan­tes actividades deportivas, lecciones de violín y ballet, y actividades que han de servir para la posterior solicitud de admisión en la uni­versidad.

¿Cómo pueden los padres cristianos esperar que su hijo conozca a Cristo y viva conectado con el pueblo de Dios si en casa no se habla nunca del evangelio?

Cuando se trata de actividades de la iglesia con niños y adolescentes, las palabras más aterradoras bien pueden ser “viaje misionero”. Las prioridades están claras, tanto por parte de la igle­sia como de los padres. Los padres apenas pueden decir que les sorprende que sus hijos crezcan y dejen algo que nunca han cono­cido. Llegados a este punto, se ha perdido la oportunidad. Para educar a nuestros hijos en esta era secularizada es esencial ponerlos en contacto con el pueblo de Dios y con una comunidad llena del evangelio.

2) Los padres cristianos deben ser serios en cuanto a los efectos de la tecnología, el tiempo ante la pantalla y las redes sociales

Estas cosas pueden servir para fines gloriosos o pueden ser destructivas. El acceso sin restricción a los dispositivos tecnológicos se ha convertido en un tema a tratar para ser unos padres cristianos fieles. La facilidad de acceso a la pornografía, a ideologías engañosas y a visiones del mundo perjudiciales pueden causarle un gran daño a una mente joven y maleable.

3) Los padres cristianos deben esforzarse por llenar sus hogares con el aroma del evangelio

La adoración familiar, las devo­ciones familiares, la memorización de las Escrituras y un tiempo familiar de calidad favorecerán la salud de la próxima generación más de lo que imaginamos. Dotar a la vida familiar de un hogar de momentos espiritualmente vivos es esencial para la salud de las mentes jóvenes e impresionables.

Hay una gran cantidad de recursos para equipar a los padres para discipular a sus hijos en las verdades de Dios y su Palabra. ¿Cómo puede un padre cristiano esperar que su hijo llegue a conocer a Cristo y viva una vida conectada con el pueblo de Dios si en casa no se habla nunca del evangelio? Al final, la clave es que es probable que cada generación de jóve­nes cristianos se enfrente a vientos contrarios aún más fuertes. La evidente verdad es que una iglesia que pierde a sus jóvenes no tiene futuro.


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