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Escribir y compartir tu testimonio cristiano con otros es una gran manera de compartir tu fe y testificar de la obra transformadora de Dios en tu vida.

Un testimonio puede compartir la verdad bíblica y la experiencia personal de una manera poderosa que exalta a Cristo y da testimonio de su obra en la salvación.

Una vez cuando estaba en la universidad, un desconocido se acercó a mí y comenzó a compartir su fe y su testimonio. La esencia básica del mismo era la siguiente:

“Estaba deprimido y con pensamientos suicidas, y no sabía a dónde ir. Entonces mi amiga me invitó a su iglesia, me conecté a ella, y realmente me sentí bienvenido. Ahora ya no estoy deprimido y tengo un gran grupo de amigos, y he encontrado la verdad en Dios”.

Eso es un buen testimonio, ¿verdad?

¿Cambiarías tu respuesta si te dijera que este hombre era miembro de una secta? Resulta que lo era.

Lo triste es que muchos testimonios cristianos que he escuchado no suenan muy diferentes. No quiero decir que hay malos testimonios cristianos. Si Dios te ha redimido, es un milagro de la gracia que debe ser celebrado sin importar si eras un adicto o creciste en la iglesia (¡como yo!). Lo que quiero decir es que nuestros testimonios se pueden compartir de una manera vaga, inútil, y a veces no bíblica.

No está mal compartir una historia del antes y después de cómo tu vida cambió, al igual que en el ejemplo arriba —¡de hecho eso es bueno!—, pero al compartir nuestros testimonios, no olvidemos quién y qué hace posible nuestro testimonio: Cristo y su evangelio.

El objetivo de este artículo es proporcionar una guía para escribir un testimonio que se centre en el evangelio y que exalte a Cristo.

La importancia de un testimonio centrado en Cristo

Nuestros testimonios deben apuntar a Jesucristo y a la obra transformadora que Él ha hecho en nuestras vidas, no solamente los cambios positivos que hemos experimentado. Hablar de cambios positivos con una pizca de “Dios” por aquí o por allá podría hacer que la gente piense que el punto del cristianismo es tener una vida mejor, en lugar de seguir a Cristo y reconciliarse con Dios.

Tenemos que mencionar lo que Cristo ha hecho por nosotros, específicamente lo que Él hizo en la cruz. Pablo modela este tipo de actitud centrada en Cristo cuando escribe a los Corintios: “Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y este crucificado” (1 Corintios 2:2). Pablo sabía que la obra de Cristo en la cruz era de primera importancia (1 Corintios 15:3).

Si no somos capaces de hablar de lo que Cristo ha hecho, le robamos la gloria debida a Él y hacemos que el cristianismo parezca como algo que podemos hacer por nosotros mismos. Las personas pudieran pensar que Jesús es igual a un gurú de autoayuda, o Buda, o algún presentador de infomerciales —tres personas que pueden generar testimonios pero no pueden salvarte de tus pecados o ayudarte a caminar en vida nueva.

Jesús debe ser el héroe de todos los testimonios.

Cuanto más claro podemos ser sobre quién es y lo que ha hecho, más impacto tendrán nuestros testimonios, y mayor gloria irá a Cristo.

7 consejos para escribir y compartir tu testimonio

1. Sigue la historia de tu vida.

• Antes de venir a Cristo.

• Cuándo y cómo llegaste a Cristo.

• Después de llegar a la fe en Cristo.

2. Durante tu historia, permite a los oyentes conocer lo que haz aprendido acerca de Jesús.

• ¿Quién es Jesús?

• Lo que cumplió en la cruz.

• Lo que nos ofrece.

• Lo que Él nos llama a hacer (arrepentirnos y creer).

3. Comparte versos bíblicos clave.

Esto es útil para mostrarle a la gente tu sumisión a la Escritura, y también desata el poder de la Palabra de Dios, la cual siempre logra sus propósitos (Isaías 55:11). Una parte útil de la Escritura que se puede entrelazar en tu testimonio es Efesios 2:1-10, ya que abarca importantes verdades del evangelio, como el pecado, la ira de Dios, la fe en Cristo, y la gracia de Dios.

4. Usa palabras que todo el mundo pueda entender.

“Propiciación”, “justificación”, y “unigénito”, pueden ser buenas palabras para un estudio de la Biblia o libro de texto teológico, pero pueden sonar a otro idioma para alguien no familiarizado con la jerga cristiana. Mantén tu vocabulario sencillo y fácil de entender.

5. Debes estar listo para compartir tu testimonio de forma concisa.

A veces nuestra ventana de oportunidad para compartir expira en dos minutos… ¡debes estar listo para cualquier situación!

6. Practica compartir tu historia de una manera convincente.

Describe cómo te sentiste durante momentos específicos de tu vida, y da a la gente detalles del quién, qué, y dónde, de partes importantes de tu historia para que puedan visualizarlo. Compartir acerca de la gracia de Dios a través de Jesucristo en tu vida debe ser la cosa más emocionante que puedes decirle a la gente… ¡vívelo como tal!

 7. Prepárate con buenas preguntas de seguimiento.

“¿Qué piensas?”. “¿Alguna vez habías meditado en tus pecados?”. “¿Te asusta el juicio de Dios?”. “¿Te das cuenta que Jesús puede perdonar tus pecados también?”.

¡Que Dios abra muchas puertas para que puedas compartir cómo su gracia ha impactado tu vida!


Publicado originalmente en Anchored in Christ. Traducido por Raúl Caban.  
Imagen: Lightstock
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