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En su nuevo libro, Hasta que ruja el león: Firmes en la batalla por la verdad (Editorial Vida, 2022), el pastor Miguel Núñez nos lleva a través de la Biblia mientras explica y detalla las características de la batalla espiritual, en la que los hijos de Dios estamos envueltos y que tenemos un propósito claro: Mantenernos firmes en la verdad de Dios y Su Palabra.

Estas son algunas de las frases destacadas de este recurso:


La vida de piedad hace que nos convirtamos en blanco de ataque para el enemigo (p. 23).

Como Satanás sabe que no puede destruir a Dios, él busca por todos los medios destruir a aquellos que le representan, para desacreditar el nombre de Dios (p. 23).

A nosotros no se nos ha llamado a ir avanzando y ganando terreno en el campo de batalla, sino a permanecer firmes en la posición que Dios nos ha entregado (p. 37).

Tanto para Dios como para Satanás, el campo de batalla en la guerra espiritual es la mente (p. 39).

Los hijos de Dios, como todos los seres humanos, tenemos emociones que necesitan ser santificadas, antes que ellas tomen el control sobre nosotros y nos destruyan (p. 50).

Las corrientes de este mundo intoxican nuestra mente, nos alejan de Dios y nos impiden conocer Su voluntad (p. 52).

Satanás es un enemigo seguro de sí mismo que está claro en cuál es su objetivo: nuestra destrucción (p. 53).

La tríada de enojo, falsedad y mentira, abre la puerta para una influencia demoníaca extraordinaria en nuestras vidas (p. 60).

Así como la naturaleza de Cristo es la verdad, la naturaleza de Satanás es la mentira (p. 65).

Si nos alejamos de la verdad, no hay posibilidad alguna de que triunfemos en el campo de batalla porque no contaremos con el respaldo de Dios (p. 69).

Cuando se trata de la guerra espiritual, el mundo no es pasivo en lo más mínimo (p. 71).

El mejor contraataque en la guerra espiritual puede ser resumido en cuatro acciones: leer, orar, depender y resistir (p. 72).

El contraataque del creyente debe ser intencional y continuo, porque el ataque que proviene del mundo de las tinieblas es igualmente intencional y continuo (p. 86).

Una vida dominada por la ansiedad y el temor, es una vida que constantemente pone en duda el carácter de Dios y todo aquello que Él ha revelado (p. 90). 

En la guerra espiritual, el problema se presenta cuando estamos llenos físicamente, pero hambrientos espiritualmente (p. 119).

La sujeción y la obediencia a Dios solo se demuestran en medio de la prueba y la tentación. De lo contrario, no estaríamos hablando de obediencia, sino de conveniencia (p. 121).

Satanás no tiene escrúpulos y está lleno de malicia. Si tuvo la osadía de tentar a Cristo, eso implica que nadie está inmune a los ataques del enemigo (p. 125).

El camino más largo siempre es preferible si es el camino de Dios (p. 125).

En la guerra espiritual, lo peor que podemos hacer es tratar de pelear en nuestras propias fuerzas, conforme a nuestra sabiduría y en independencia de Dios (p. 173).

Cuando la fe no está presente, no podemos tomar lo mejor de Dios en nuestra experiencia cotidiana (p. 186).

La Gran Comisión hace avanzar el reino de la luz y hace replegar el reino de las tinieblas (p. 221).

Puedes leer una reseña sobre este libro aquí y este fragmento llamado: 3 consejos sobre batalla espiritual para líderes cristianos.

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