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El Titanic fue un ícono de su época. Su tamaño, capacidad y lujos dio mucho de qué hablar, pero más aún, la manera en que se presentó ante el mundo: “El barco insumergible”. Sin embargo, todos sabemos cuál fue su final.

Muchas veces los cristianos también vivimos como si fuésemos insumergibles, descansando en nuestra propia capacidad para mantenernos a flote en el mar de la vida. En este sermón, el pastor Alexis Pérez nos exhorta a la luz de 1 Pedro 5:8-14, que debemos mantenernos firmes en la gracia, anclados en la revelación futura de Cristo en medio de los sufrimientos presentes.

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