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La Biblia puede ayudarnos en muchos problemas que atravesamos, pero ¿puede ayudarnos en los más graves? ¿Puede ayudarnos en casos difíciles, como la esquizofrenia o los traumas psicológicos severos? Desde la consejería bíblica creemos que sí.

La Palabra de Dios es suficiente

El movimiento de consejería bíblica sostiene la convicción de que la Palabra de Dios es suficiente para proveer todo lo que necesitamos para vivir una vida que glorifica al Señor. Los consejeros bíblicos no dependemos de los sistemas seculares del mundo para proporcionar consejería a los más necesitados, sino que hablamos la Palabra de Dios que da vida.

Desde el principio de la creación, los seres humanos recibieron vida por el aliento de Dios (Gn 2:7). Luego Moisés le enseñó al pueblo de Israel que seguir los mandamientos de Dios era elegir la vida (Dt 30:15-16). Y el propio Señor Jesús dijo: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4:4).

Bajo esta convicción, se puede decir que la Biblia es el corazón del movimiento de consejería bíblica. La preciosa Palabra de Dios y Su evangelio es todo lo que necesitamos para ayudar a otros —y a nosotros mismos— en los momentos más profundos de sufrimiento y para afrontar los pecados que nos atrapan. A esto me refiero con la suficiencia de la Biblia, como explicaré a continuación.

Sin embargo, uno de los cuestionamientos más frecuentes que se hace a la consejería bíblica está relacionado con el abordaje de los casos difíciles: ¿es la Biblia suficiente para los casos severos de TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) o esquizofrenia? ¿Es suficiente para los casos graves de trauma psicológico y la lucha contra la adicción al consumo de sustancias? (Por citar algunos de los casos difíciles más comunes).

Algunos consejeros y terapeutas creen que la Biblia es suficiente para algunos problemas —tal vez para los más asociados con la religiosidad o espiritualidad humana—, pero no para los casos difíciles. Por eso quiero darte cuatro razones por las que la Biblia es suficiente incluso para tratar los casos difíciles, sin la necesidad de otras terapias seculares.

1. La Biblia testifica de su suficiencia para los casos difíciles

La suficiencia de las Escrituras para toda la vida no es un invento caprichoso de un grupo de religiosos, sino que la misma Palabra de Dios lo testifica:

Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia. Por ellas Él nos ha concedido Sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos (2 P 1:3-4).

El apóstol Pedro afirma que es a través del conocimiento de Cristo en Su Palabra que accedemos al poder divino mediante el cual podemos escapar de la corrupción del mundo. También el apóstol Pablo afirma que la Palabra de Dios nos ha sido dada para nuestra salvación y tiene el poder para equiparnos para toda buena obra (2 Ti 3:14-17).

Estos pasajes tienen un carácter extensivo. La Palabra de Dios nos da todo lo que necesitamos para vivir una vida que le agrade a Dios, incluso para las personas que atraviesan luchas difíciles.

Esto significa para la consejería bíblica que, aunque la Escritura no habla de todas las problemáticas humanas de manera exhaustiva, confiamos en que ella nos da la sabiduría de todo lo que necesitamos para vivir vidas que honren al Señor en medio de nuestros problemas y luchas contra el pecado en este mundo, cualquiera sea la gravedad de las luchas.

2. La Biblia nos da el lenguaje que necesitamos para tratar los casos difíciles

En segundo lugar, la Palabra de Dios no solo es suficiente para ayudarnos a vivir de la manera que agrada al Señor, sino que también nos otorga el lenguaje necesario para comprender los problemas a los que se enfrentan los seres humanos. Déjame explicar a lo que me refiero.

En nuestra cultura «psicologizada», donde la psicología goza de mucha confianza y autoridad en la sociedad, nos hemos acostumbrado a utilizar el lenguaje que esta ciencia proporciona para comprender los problemas humanos. Entonces, cuando buscamos en nuestras biblias algo sobre un trastorno o enfermedad mental, podemos caer en el error de pensar: «La Biblia no lo menciona, así que debo buscar ayuda fuera de las Escrituras».

Pero si estamos convencidos de la suficiencia de la Escritura, nos daremos cuenta de que la Palabra de Dios sí habla de nuestros problemas, incluso de los más difíciles. Como afirma, por ejemplo, Heath Lambert: «El término bulimia no aparece en las Escrituras, pero esto no impide que Dios hable de un problema como este en un lenguaje diferente. La Biblia utiliza por lo general las categorías de deseo pecaminoso, obras de la carne y concupiscencias de la carne» (Counseling the hard cases, p. 19).

Entonces, resulta esencial que aprendamos y usemos el lenguaje de la Biblia para entender y abordar nuestros problemas. De esta manera, nos aseguramos de tratar los casos difíciles desde la perspectiva bíblica y, entonces, descubriremos lo que Dios dice al respecto, sin depender de las categorías de sabiduría humana en las terapias seculares, las cuales muchas veces contradicen la enseñanza bíblica.

3. La Biblia reconoce la dinámica cuerpo-alma en los casos difíciles

Otra razón por la que la Biblia es suficiente para tratar casos difíciles es porque reconoce la dinámica bipartita de la persona que sufre. Esto significa que los seres humanos no somos solo personas físicas o espirituales, sino ambas. Nuestros cuerpos y almas han sido creados por Dios y existe una interacción constante entre los aspectos físico y espiritual. Por lo tanto, un desbalance físico puede afectar nuestras almas y mente, y nuestros sentimientos y pensamientos también afectan a nuestros cuerpos.

Este enfoque integral de la Biblia nos anima a buscar la sabiduría de los médicos y profesionales de la salud para comprender cualquier problema físico que podamos tener. Con esto no estoy diciendo que nuestro cuerpo nos hace pecar, pero sí que, a veces, ejerce una influencia potente sobre nuestro corazón y espíritu.

Sin embargo, la Biblia también enseña lo primordial del aspecto espiritual sobre lo físico. Nuestro cuerpo físico se descompone, pero la fe en Jesús vivifica el espíritu y nos da la esperanza de que un día recibiremos también cuerpos nuevos:

Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación (2 Co 4:16-17).

4. La Biblia muestra el contexto perfecto del cambio para los casos difíciles

La Biblia es suficiente para tratar con casos difíciles porque provee el contexto perfecto para el cambio y la transformación aun de los problemas humanos más severos: la iglesia local.  

La Palabra de Dios nos dice que el lugar más importante de nuestro crecimiento espiritual ocurre en el contexto de la iglesia (Ef 4:15-16). Incluso los sistemas terapéuticos más alejados de la Biblia reconocen que una comunidad saludable, los lazos fuertes de amistad, la participación en organizaciones y la pertenencia a un grupo son aspectos esenciales para superar los problemas más difíciles a los que nos enfrentamos en la vida.

Incluso estos sistemas laicos observan que Dios creó a los seres humanos para vivir en comunidad. Pero para los cristianos no se trata de cualquier comunidad. Dios nos ha salvado para pertenecer a una iglesia local, donde podemos adorar juntos a través de la música, someternos a la predicación de la Palabra de Dios, involucrarnos en grupos de crecimento, participar juntos en la cena del Señor, servir a los demás a través de nuestros dones espirituales y forjar lazos de amistad con hermanos en la fe.

Dios ha diseñado a Su pueblo como el contexto apropiado para enfrentar y vencer los problemas más difíciles: «Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo» (Gá 6:2).

La Palabra es suficiente para la consejería

Por estas razones bíblicas tengo la convicción de que la Palabra de Dios es suficiente para la consejería.

Hace un año, con mi familia pasamos por un momento duro y triste. En nuestra tristeza, nos sentimos tentados a no ir a la iglesia y quedarnos en casa para recuperarnos por nuestra cuenta. Sin embargo, por la gracia de Dios decidimos no dejar de congregarnos y fue una gran bendición para nuestras almas. Nuestra iglesia local llevó nuestras cargas en momentos en que no podíamos hacerlo por nosotros mismos.

Las Escrituras proveen todo lo que necesitamos saber en este mundo para, aun desde los problemas humanos más complejos, vivir vidas que glorifiquen a Dios. Incluso para los casos más difíciles, la Biblia es suficiente.

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