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Cuando estaba de novios con Patricia, por ahí por el 2007-2008, una de las cosas que más nos gustaba hacer era ir a la librería cristiana a comprar libros y CD’s (¿recuerdan los CD’s? “Jesús por ti yo viviré de ti nunca me avergonzaré”). Cuando nos mudamos a Estados Unidos a estudiar Teología, dejamos un par de cajas llenas de libros que al sol de hoy no sé dónde están. Mientras vivíamos allá, yo compraba libros TODO EL TIEMPO (por Amazon y por Christian Books). Los compraba usados, mientras más barato mejor, y me llegaban a la casa, en un sobre, a veces a menos de un dólar. Un regalo de Dios. Pero cuando nos regresamos a Dominicana me di cuenta que tener todos estos libros que ni siquiera he leído no es un yugo fácil ni una carga ligera (porque había que pagar la mudanza internacional), así que empecé a regalar libros que no iba a utilizar. No sé cuántos libros físicos he adquirido, ni cuántos tengo hoy en día, pero no creo que llegue ni siquiera a 200. Eso sí, ¡gloria a Dios! Lo que hubiera hecho Pablo en prisión con 200 libros a mano.

Según Amazon.com, compré mi primer libro en Kindle el 27 de Septiembre del 2011 (la Biblia ESV). El 18 de Enero fue la última vez que compré en Kindle (40 Questions About Elders and Deacons; ¡a dos dólares!). Entre esas dos compras, he adquirido poco más de 300 libros en Kindle a través de Amazon, unos 30 audiolibros en Audible (que también es de Amazon), y unos 20 libros en OliveTree (mi aplicación de la Biblia favorita). Debido a mi trabajo, debo tener un par de docenas más de libros en digital que me han entregado para reseñar o traducir o revisar. Mi biblioteca digital de libros debe rondar por los 400 libros, la inmensa mayoría de ellos bajo los servicios de una sola empresa (Amazon). Oye, bendito sea Dios: cuánto hubiera hecho Pablo con un iPhone con 500 libros a su disposición. 

Perdóname la introducción, pero tengo que darte un punto más: estoy regalando mis DVD’s y blurays. He estado arreglando la oficina y me doy cuenta que necesito espacio. Yo compraba los blurays y los DVD’s usados o en especial, pero entre el Streaming, y lo poco costoso que es comprar por Internet, prefiero esos medios, así que estoy regalando las películas que tengo aquí en físico. Ayer alguien vino y le dije que podía llevarse cinco, y se llevó diez. Y no le dije nada porque al final todo se queda en la tierra y las películas (aun la mejor de ellas) es entretenimiento humano. 

Mi problema con tener una película por Internet, a diferencia de tenerla en físico, es que pase lo que pasó con las Star Wars y con otras películas o series de Televisión. En la medida que la cultura cambia, las grandes plataformas tienen la plena potestad de cambiar escenas que ahora no vayan con lo que a ellos le gusten. Es así como, hoy en día, Han Solo “esquiva” una bala y luego le dispara a Greedo, en vez de ser él quien dispara primero. A menos que tengas una copia física de la versión original de Star Wars, lo que te queda es la versión editada, que altera la percepción de un personaje tan influyente como este vaquero espacial.

¿Qué tiene que ver Netflix con mis libros?

En Abril  del 2019, Microsoft anunció que cerraría su tienda de libros digitales, y toda persona que había comprado libros con ellos perdió su librería completa, incluyendo todas sus notas y sus marcas y sus citas resaltadas. La compañía fue muy amable, y ofreció un reembolso completo por cada libro, y hasta ofreció US$25 extra si tenías notas (de consolación, pues). Pero, ¿te imaginas? Si estabas metido de lleno en el mundo Microsoft, de un momento a otro tendrías que rehacer por completo tu librería, quedándote sin acceso a todos tus recursos de enseñanza y aprendizaje. 

Probablemente esto no te afectó a ti, porque Microsoft Store no tenía tan fuerte presencia virtual en el mundo hispanohablante. Ahora bien, ¿qué pasaría si Amazon dejara de vender Ebooks? ¿Dónde quedaría tu librería?

Sí, es cierto. Es probable que eso no vaya a pasar. Por lo menos, no por ahora. Ahora, ¿sabes qué tampoco parecería probable que pasaría? Que quien fuera hasta hoy el presidente de la nación más poderosa del mundo se encontrara sin poder postear en ninguna red social, de la noche a la mañana incapaz de comunicarse a través de Facebook, Twitter, Youtube o Instagram. Y sin embargo, sin aparente coordinación, eso mismo ocurrió.

Hay cinco compañías que controlan la mayor parte de la tecnología del mundo (Apple, Amazon, Alphabet, Facebook, Microsoft). Y el mundo que vivimos hoy es un mundo que está controlado por la tecnología y que idolatra la tecnología. La cosmovisión general de estas compañías no está alineada con la cosmovisión bíblica en varios puntos vitales, lo que ha causado momentos de fricción significativa. Esta fricción parece ir en aumento.

En las palabras de nuestro Señor: “Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, sino que Yo los escogí de entre el mundo, por eso el mundo los odia… Si me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes”, Juan 15:19-20. Esto quiere decir que en algún momento habrán encuentros de frente entre la cosmovisión cristiana y la cosmovisión de este mundo. Hasta ahora, frecuentemente estos encuentros se han hecho de manera pacífica, conversaciones y debates. Pero vivimos en una sociedad cada vez más polarizada, cada vez más extremista, y donde cada vez más  (en Occidente: en Oriente ya es costumbre) los cristianos están siendo silenciados. 

Es muy probable que Amazon no vaya a dejar de vender Ebooks, porque ganan mucho dinero de ello. Pero tengo este sentimiento de que no va a pasar mucho tiempo antes de que los libros cristianos empiecen a ser censurados en Amazon. Tal vez no sabías que no eres dueño de tus libros en Kindle. Tú compras una licencia para poder acceder al libro, no el libro mismo. (Este artículo te lo explica muy bien). Pero si Amazon decide revocar el acceso a un libro,  pueden hacerlo. ¿Qué pasaría si de pronto Amazon decide quitar todos los libros de Tim Keller debido a su apoyo a la Sexualidad Bíblica? ¿O si deciden sacar a una editorial completa porque entienden que el contenido de sus libros es intolerante? Bien, te devuelven el dinero, pero dejan tu librería con un agujero significativo.

Yo prefiero leer en digital más que en físico. Me encanta leer en mi Kindle, y seguir en el mismo lugar en el iPad. Se me hace más fácil copiar las citas del Kindle App en mi computadora para cuando estoy preparando una enseñanza para la iglesia. Tengo más libros en digital que en físico. Y cuando encuentre un buen especial, voy a seguir comprando en Kindle. Es mucho más económico, y es más cómodo.

Pero el estar estudiando el comportamiento de las grandes compañías de Tecnología por los últimos años me ha llevado a ser más cauteloso en mi dependencia de ellas para las cosas más importantes. Si me cambian una escena de una película, por buena que sea la película no es una gran pérdida. Además, Hollywood y Amazon están por lo general del mismo lado. Pero que quieran editar o limitar mi acceso a los libros escritos por mis hermanos en la fe es algo totalmente diferente. 

Por esta razón, vuelvo a buscar librerías cristianas aquí en Santo Domingo (si alguien conoce alguna buena, me deja saber). No quiero comprar licencias: quiero comprar mis libros, aunque pesen y cuesten más.

Tal vez sea una buena cita con Patricia. Quién sabe si compramos algún CD (aunque no tengo dónde tocarlo, olvida esa parte). 

Por mucho que pesen los libros físicos, los que me apuntan a mi Maestro son una carga ligera.

 

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PD. Algunas editoriales te permiten comprar (no licenciar) sus libros, y hay maneras (complejas, y legalmente grises y que varían por país, aunque moralmente defendibles) de guardar tus libros para la posteridad. Esto eliminaría los problemas que presento más arriba. Sea cual sea el caso, ¡a leer!

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