En Coalición por el Evangelio hicimos esta pregunta a tres pastores en distintos contextos: ¿Cuánto tiempo debería durar un sermón y por qué? Estas fueron sus respuestas:
La duración del sermón no garantiza nada
Nathan Díaz (México) nos comparte:
Después de veinte años de predicar y después de cuarenta años de escuchar predicaciones (he crecido en la iglesia), creo que el tiempo ideal de un sermón está entre cuarenta y sesenta minutos.
La primera razón por la que menciono esa duración es porque algunos de los sermones que he escuchado y que más han impactado mi vida, de algunos de mis pastores y autores favoritos, han durado un promedio de cincuenta minutos. Es el tiempo que considero necesario para desarrollar y profundizar en un texto, y desarrollar aplicaciones sin sentir la necesidad de correr demasiado y sin cansar y aburrir a una audiencia.
Sin embargo, la duración no es garantía de nada. Hay buenos sermones cortos y malos sermones cortos, hay buenos sermones largos y malos sermones largos.
Al final, un buen predicador también debe considerar la audiencia a la que está predicando. Hay iglesias acostumbradas a sermones de treinta minutos y hay iglesias acostumbradas a sermones de una hora. Recuerdo el testimonio de un misionero de Kenya que nos contaba que los servicios del domingo en su aldea comenzaban a las 6:00 a. m. y había dos o tres predicaciones durante el día, ¡cada una de dos horas en promedio!
En la clase semanal de predicación expositiva de nuestra iglesia, asignamos veinticinco minutos los miércoles de la reunión de oración para que hermanos que están aprendiendo a predicar desarrollen el texto. Para alguien que empieza, ese tiempo es una buena limitación para poder enfocarse en el énfasis del texto sin divagar demasiado. Para otros que tenemos más tiempo predicando, cuando somos invitados a predicar en otro lugar, es importante ajustar nuestros mensajes a la duración acostumbrada y así respetar el espacio y el programa de los anfitriones. Debemos desarrollar nuestros sermones en el tiempo que se nos asigne.
Cada pastor de predicación debe decidir el tiempo al que quiere acostumbrar a su iglesia a escuchar la Palabra y tratar lo más posible de ser consistente en mantenerse en ese margen. Lo más importante, al final, será nuestra disposición para ser usados por el Espíritu en nuestro proceso de preparación en estudio y oración, y nuestra pasión por explicar las verdades más gloriosas del universo: las verdades de la Palabra de Dios.
Considera tus dones y tus oyentes
Salvador Gómez (República Dominicana) nos comparte:
La pregunta me remonta a mis clases en el seminario. Recuerdo a Albert Martin enseñarnos que hay tres áreas en las que debemos pensar al considerar cuánto tiempo debe durar un sermón. La primera área son las consideraciones generales sobre la pregunta, comenzando por el hecho de que las Escrituras no nos dan un límite de tiempo particular para los sermones. Por lo tanto, necesitamos sabiduría al considerar por cuánto tiempo hay que predicar.
Obviamente, cuando uno predica se espera más o menos un periodo de tiempo particular, ya sea que estés como invitado en otra congregación o estés predicando en tu propia iglesia. Se espera una duración particular, y si no te lo expresan cuando eres invitado, es bueno preguntar sobre esto. Hay iglesias en las que 30-35 minutos es apropiado, y otras te dicen que tienes una hora. Así que todo depende también de cómo uno honra ese tiempo acordado de antemano.
La segunda área tiene que ver con el predicador en sí. Aquí entra en consideración la capacidad del predicador. No todos podemos mantener la atención de nuestros oyentes por la misma cantidad de tiempo. Hay predicadores que pueden hablar y hablar y la gente ni se da cuenta del tiempo que lleva hablando, pero hay otros predicadores con los que la gente sí lo nota. El conocernos mejor y recibir retroalimentación de otros debe ayudarnos a saber cuánto durar en el púlpito.
Es posible que un predicador, quizá en sus primeros años, deba ser más consciente del tiempo que predica para no extralimitarse. Con el crecimiento y la experiencia, él podrá ver si puede extenderse más o no, y tendrá la sabiduría para saber en qué contextos hacerlo. Cada predicador será consciente de su propia capacidad para saber durante cuánto tiempo predicar sin perder su agudeza mental para lograr el objetivo del sermón.
La tercera área tiene que ver con los oyentes. Uno tiene que saber a quién le está hablando y en qué contexto. Si uno está hablando con un grupo de niños, eso no es lo mismo que predicar a adultos; el nivel de educación también puede afectar cuánto tiempo uno puede hablar, o si la iglesia está acostumbrada a que se le hable por cierta cantidad de tiempo. También hay que considerar dónde están nuestros oyentes, cómo es el lugar, si tiene aire acondicionado y están cómodos, o si es un espacio donde las personas no podrán concentrarse después de mucho tiempo.
Hay muchos factores que nos ayudarán a responder, entonces, la pregunta propuesta para poder ser buenos mayordomos de las oportunidades que Dios nos da. El propósito es llegar al corazón del oyente. Si se cumple el propósito y podemos llegar a tener tiempo para expandir y abrir las Escrituras, el tiempo puede variar. Puede que 35-40 minutos sea suficiente, pero también hay que tener cuidado de que no sea tan poco tiempo y que por eso el predicador no tenga la oportunidad de abrir el texto, explicar el texto y aplicar el texto.
Entiende los objetivos de un sermón
Damián Casella (Argentina) nos comparte:
Este asunto es complejo. Sin duda, está relacionado a la capacidad del predicador para exponer la Palabra y también la capacidad del auditorio y aquello que está acostumbrado a escuchar. Estas son variables grandes que afectarán cuánto es el tiempo ideal de duración de un sermón. Si el expositor es demasiado pesado o monótono y aburrido, un sermón de veinte minutos se vuelve insufrible; y si el auditorio está acostumbrado a sermones cortos, un sermón largo puede resultar agotador, y viceversa. En términos generales, es difícil definir una unidad de tiempo muy cerrada.
Ahora, en lo particular, creo que para lograr un buen sermón debemos entender que hay objetivos que alcanzar. Ellos requieren una cantidad de tiempo para desarrollarlos. En primer lugar, hay que lograr una buena introducción y contextualización del pasaje; luego desarrollar la idea principal (o las ideas principales) que el pasaje expone, y tratar de dar una buena exhortación o desafío a la congregación sobre el contenido del sermón, sumado a las ilustraciones y otras herramientas que se usan en el mensaje.
Sin duda, un sermón requiere más tiempo que una reflexión o pensamiento devocional. En el caso de nuestra iglesia, trabajamos sermones de unos 45 minutos. Es un tiempo al que el auditorio está acostumbrado y la forma de la predicación expositiva nos demanda más o menos ese tiempo para lograr un mensaje que sea claro.
En resumen, ¿cuánto debería durar un sermón? Lo suficiente para que el pastor logre exponer claramente la idea central del pasaje, aclararlo bien, y lograr confrontar al auditorio sobre lo que el pasaje desafía. ¿Por qué? Porque ese es el objetivo de un sermón: lograr que la gente sea llevada a la luz de la enseñanza de la Palabra y desafiada por ella a cambiar. Así que el tiempo adecuado es el necesario para alcanzar esos objetivos, entendiendo que mucho tiempo va a dispersar a las personas y poco tiempo puede empobrecer la predicación. Estimo que 45 minutos es un tiempo razonable.