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Este año celebramos 1700 años desde que el Concilio de Nicea redactó lo que conocemos como el «Credo Niceno».
Aquel concilio convocado en el año 325 reunió a obispos de muchas regiones con el objetivo de esclarecer aspectos centrales de la fe a la luz de las Escrituras. Como resultado, redactaron el Credo Niceno, que si bien respondía a cuestiones doctrinales específicas de su época, sigue siendo importante para nosotros cientos de años después.
Aquí hay siete razones por las que el Credo de Nicea debería ser importante para ti y tu iglesia hoy.
1. Nos cuida de viejas herejías que persisten hasta hoy
En primer lugar, las herejías a las que responde el credo son herejías que seguimos encontrando en muchas sectas actuales. El Credo Niceno fue principalmente una respuesta al arrianismo, que enseña que Jesús fue creado, no completamente divino, y que estaba subordinado al Padre. En la actualidad, sectas falsas, como los Testigos de Jehová y los mormones, también creen que hubo un tiempo en que Jesús no existía.
Ciertamente creemos más de lo que está escrito en el Credo de Nicea, pero no podemos creer menos y aún así llamarnos cristianos
El Credo Niceno nos protege de estas falsas enseñanzas al señalarnos la verdad bíblica sobre la persona de Jesús y la naturaleza de la Trinidad. Nos recuerda que, en cuanto a las mentiras, realmente no hay nada nuevo bajo el sol.
2. Aclara y resume las verdades centrales de la fe cristiana
En segundo lugar, las verdades bíblicas encapsuladas en el Credo Niceno nos ayudan a definir la esencia del cristianismo verdadero e histórico. Nos ayudan a distinguir cuáles enseñanzas constituyen el cristianismo bíblico ortodoxo y cuáles enseñanzas son heterodoxas (es decir, que se apartan de la doctrina de la Escritura).
Por supuesto, toda la verdad importa. Pero es útil comprender que hay enseñanzas que son prioritarias para mantener la buena salud del cuerpo de Cristo.. Si hacemos un triage teológico, veremos que las verdades enseñadas en el credo son doctrinas de primer orden y es urgente que tengamos claridad bíblica en estos asuntos.
Ciertamente creemos más de lo que está escrito en este credo, pero no podemos creer menos y aún así llamarnos cristianos. Por lo tanto, el credo nos muestra que hay momentos para ser dogmáticos, y definir y defender la doctrina bíblica.
3. Tiene implicaciones pastorales
En tercer lugar, la doctrina de Cristo enseñada en el Credo de Nicea tiene serias implicaciones pastorales. La Escritura enseña que «no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado» (He 4:15).
Si queremos ofrecer una verdadera esperanza en Cristo, debemos asegurarnos de predicar a Jesús tal cual está revelado en la Biblia
Este pasaje brinda gran consuelo a las almas dolidas, porque nos recuerda que Jesús se hizo verdaderamente hombre y soportó todas las experiencias propias del ser humano. Por eso puede tener una compasión genuina en medio de nuestras situaciones adversas y dolorosas. Pero si se cuestiona la humanidad plena de Jesús, la esperanza de este pasaje, y de muchos otros, puede verse cuestionada.
Si queremos ofrecer a la gente una verdadera esperanza en Jesucristo, debemos asegurarnos de predicar a Jesús tal cual está revelado en la Biblia. La enseñanza del Credo de Nicea nos ayuda a lograrlo.
4. Tiene implicaciones soteriológicas
En cuarto lugar, y relacionado con lo anterior, lo que creemos sobre la persona de Cristo es la esencia del evangelio. La Biblia enseña que Jesús es verdaderamente hombre y verdaderamente Dios (1 Ti 2:5). Si Jesús no es Dios eterno, no puede satisfacer la ira de Dios hacia los pecadores ni asegurar su salvación. Como lo expresa el Catecismo de Heidelberg:
P: ¿Por qué [Jesús] debe ser también verdadero Dios?
R: Para que, por la potencia de su divinidad, pueda llevar en su humanidad la carga de la ira de Dios, y reparar y restituir en nosotros la justicia y la vida.
Si Jesús no es «Dios verdadero de Dios verdadero», el fundamento de nuestra salvación queda destruido. Lo que el Credo Niceno enseña sobre Cristo, Su divinidad y Su humanidad, es una verdad bíblica esencial para el evangelio.
5. Tiene implicaciones misionales
En quinto lugar, dado que afirma verdades esenciales para el evangelio, el Credo Niceno también afirma verdades que impactan nuestros esfuerzos de evangelización y misiones.
Un misionero que quiere ser fiel no puede estar armado con nada menos que el evangelio trinitario, expresado y resumido en el Credo Niceno
¿Quién es el Jesús que predicamos al mundo? ¿Uno que en algún momento no existió? ¿Uno que fue creado? Una vez más, nuestro mensaje no ofrece esperanza si Jesús no es «un solo Ser con el Padre».
Si nuestra comprensión de la Trinidad o de la divinidad de Jesús es confusa, no podremos ofrecer esperanza a quienes en todo el mundo viven en la oscuridad adorando dioses falsos. La verdad bíblica que enseña el credo nos ayuda, por ejemplo, a conversar con los musulmanes sobre si adoramos al mismo Dios o no.
Un misionero que quiere ser fiel no puede estar armado con nada menos que el evangelio trinitario, que se encuentra expresado y resumido en el Credo de Nicea.
6. Confirma que estamos parados en la verdad bíblica
En sexto lugar, los reformadores citaban a menudo el Credo de Nicea para demostrar su ortodoxia. Querían demostrar que no se estaban separando de la verdadera iglesia para crear algo nuevo, sino volviendo a la forma la iglesia de Cristo según la enseñanza bíblica. Para ello, demostraron que eran fieles a las verdades bíblicas y su armonía con los documentos históricos que testifican esas verdades, como el Credo de Nicea.
El Credo de Nicea sirve a las iglesias evangélicas porque refleja y resume con fidelidad las enseñanzas de las Escrituras
En caso de que pienses que los credos son solo para los católicos y no tienen lugar en las iglesias evangélicas y protestantes, considera lo que pensaba Juan Calvino: «Abrazamos con gusto el Credo de Nicea, porque no aporta nada que no esté tomado de las Escrituras» (Institución, 1.13.3). También el reformador español Cipriano de Valera argumentó que el Credo Niceno formaba parte de «un sumario de lo que el cristiano debe creer tomado de la Escritura».1
El Credo de Nicea sirve a las iglesias evangélicas hoy porque refleja y resume con fidelidad las enseñanzas de las Sagradas Escrituras.
7. Nos une a una esperanza vigente
Finalmente, debemos abrazar el Credo Niceno porque hace 1700 años expresó una esperanza en Cristo que sigue vigente hoy: «De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y Su reino no tendrá fin… Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero».
Querido cristiano, ¿anhelas el reino de Cristo que no tendrá fin? ¿Confías en Su justo gobierno? ¿Esperas la resurrección de los muertos? Si es así, unámonos a nuestros hermanos y hermanas de los últimos diecisiete siglos que también han expresado esa esperanza al abrazar la enseñanza bíblica del Credo Niceno.