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Este es el cuarto artículo de una serie de 5 partes sobre la selección de Trevin Wax de Los cinco teólogos más importantes del cristianismo. Estaremos explorando cada uno de ellos para mostrar por qué Trevin y otros encuentran a estos personajes tan influyentes. Las primeras publicaciones son de Atanasio, Agustín, y Aquino.


Juan Calvino fue un hombre francés de estatura baja que pasó su vida en una ciudad que no siempre lo apreciaba. Él fue atacado casi inmediatamente en su rol en Ginebra, perdió su trabajo durante una pelea sobre los sacramentos, fue nutrido y traído de vuelta Martín Bucero, y solo forzosamente fue que regresó a Ginebra para terminar la reforma allí. También escribió lo que fue hasta los tiempos modernos el más ampliamente publicado y leído libro de teología en la traducción en inglés: La Institución de la Religión Cristiana.

De hecho, su rol en la reforma fue tan fundamental que su nombre se convirtió en sinónimo del movimiento, a pesar de que él no fue su fundador ni la voz más influyente hasta el final de su vida. El nombre ‘calvinista’ fue tomado con mucho orgullo particularmente por los de habla inglesa, mientras que los oponentes a las ideas reformadas siempre escribían en contra de los ‘calvinistas’.

¿Pero qué estableció a Calvino como el teólogo más influyente de la reforma por encima de otros ?

¿Calvino pero no Lutero?

Cuando Trevin Wax lanzó por primera vez su lista de los cinco teólogos, lo más polémico fue la elección de Calvino sobre Lutero. Yo estoy de acuerdo con su elección (al igual que muchos estudiosos, no todos ellos reformados) y por lo tanto solo se necesitan unas pocas palabras para explicar por qué Lutero no está por encima de Calvino.

Lutero después de la ReformaEl debate se reduce a cómo se define la importancia de una figura teológica. Con Lutero, nadie podría dudar de la influencia de su reforma. Uno podría fácilmente señalar que sin Lutero no habría Calvino; de hecho, no habría protestantismo. Su postura ante el Santo Emperador Romano es icónica, casi un microcosmos de la propia reforma.

Aun así, la influencia de Lutero fue acortada por una serie de factores, uno de los cuales es que actualmente muy pocos protestantes comparten su posición teológica en varios temas que van más allá de las doctrinas de la gracia, la justificación, y la ley. Su doctrina sobre los sacramentos es única para la expresión de la fe Luterana y es la manzana de la discordia entre Luteranos y muchas otras denominaciones protestantes. Además, sus puntos de vista sobre el bautismo dejaría a muchos fuera de su definición de los sacramentos, y mantuvo una anormalmente alta concepción de María entre los reformadores.

Si tomamos las palabras “más influyente” como “la persona que más influenció el inicio de la reforma”, entonces es evidente que Lutero llevaría la delantera. Sin embargo, esta sería una mala definición; de hecho, eso significaría que solo Lutero cabe dentro de esta definición, lo que nadie puede debatir.

En cambio, el significado que deben tener las palabras “más influyente” es en el sentido más amplio, para referirse a aquellos que moldearon a más gente durante los siglos. ¿Qué figura vendió más libros, dio lugar a la mayoría de los movimientos más allá de su contexto inmediato, e incluso influyó en las ideas más hostiles en contra de su teología? (No toda influencia es positiva, por supuesto).

En esta definición, muchos historiadores elegirían forzosamente a Calvino sobre Lutero, pero de nuevo, no de una manera que ve a Lutero como menos importante para la reforma y la historia evangélica. No obstante, dada la influencia internacional del calvinismo —tanto en la reforma y hoy en lugares como Corea— muchos colocarían a Calvino sobre Lutero. Pero no sin sentir una sensación de disgusto al no poder incluir a los dos en la lista.

Wesley rechazó famosamente el CalvinismoOtro factor importante es que la otra teología dominante del evangelicalismo, el arminianismo, se generó de un rechazo a ciertos puntos de la teología reformada y siempre ha visto el calvinismo como su principal oponente. Los Wesleyanos, Bautistas, e iglesias Congregacionales que abrazan el arminianismo siempre van a estar en contra de Calvino y rara vez en contra de Lutero. El espectro del calvinismo en estos grupos es enorme y pesa en la decisión en cuanto a la influencia de Calvino.

Así que, en estos términos, la elección de Calvino sobre Lutero no se basa únicamente en ser un “fan” de Calvino, sino en una visión más amplia de las influencias teológicas dentro del evangelicalismo. La influencia de Calvino tanto en sus seguidores como enemigos es inigualable desde las primeras generaciones de la reforma, por lo menos en cuanto al hecho de que el nombre de Calvino se convirtió en sinónimo de los desarrollos posteriores dentro del pensamiento reformado.

Pero si hubiéramos ampliado la lista a 10 en lugar de 5, no habría duda que Lutero estaría fácilmente en la lista. Por ahora, me quedo con Calvino.

Ginebra en el lago de Ginebra

Calvino y Ginebra

A pesar de su influencia posterior en los protestantes y evangélicos, Calvino fue un forastero durante gran parte de su vida. Por un lado, él era el más joven de la primera generación de reformadores, casi hasta el punto de que muchas personas lo consideran parte de la segunda generación. En el momento de su conversión, la reforma ya tenía más de una década de antigüedad y el movimiento de la reforma —como lo llamaríamos más tarde— ya estaba en marcha con Zwinglio y Bullinger en Zurich, así como otras ciudades suizas.

Farel pide dócilmente a Calvino que se quedeCuando Calvino llegó a Ginebra en 1536, también estaba entrando en una situación teológica tensa, agravada por la política. En 1531, justo cuando la identidad reformada se elevaba en Zurich, los ejércitos marcharon en la ciudad, mataron a Zwinglio en el campo de batalla, y volvieron a imponer el catolicismo. Con la muerte de Zwinglio se fue la posibilidad de que Zurich se convirtiera en el Wittenberg Reformado, dándole forma a todas las opiniones reformadas exclusivamente. Lo que quedó fue una región suiza caótica, con necesidad de algo para impulsarlos y asegurar su futuro.

Una de las medidas que tomo la ciudad de Berna, por ejemplo, fue anexionar a Ginebra y moverla por la fuerza del catolicismo al protestantismo. Ginebra era de habla francesa (mientras que Berna y Zurich eran de habla alemana) y por siglos le había respondido al Duque de Saboia. Berna tenía un gran ejército y una pasión por la reforma. Lo único que le faltaba a Berna era la capacidad de enviar pastores de habla francesa para dar forma a la ahora iglesia protestante de la ciudad.

Primero entraron Calvino y Farel, dos exiliados franceses que habían abrazado el humanismo en Francia, después el evangelio, y finalmente terminaron con la iglesia protestante. El rey francés se había movido agresivamente en contra del protestantismo, y Calvino y Farel fueron obligados a huir de allí. Berna había trabajado con Farel antes, así que lo contrató para Ginebra; Farel también conocía a Calvino a través de amigos, entonces deseaba ansiosamente su ayuda. Después de algunos intentos amables con amenazas divinas, Calvino aceptó.

Los problemas en ciernes con estos hombres eran numerosos: ambos eran jóvenes, la barrera del idioma fue significativa, Farel era un exaltado notorio, Calvino era un don nadie y un poco engreído en cuanto a la educación, y la ciudad de Ginebra no estaba tan feliz de haber sido llevada a la reforma sin haberlo pedirlo.

Así que Calvino falló en su primer intento de liderazgo en Ginebra, no totalmente por su propia obstinación, aunque no le ayudaba mucho. Cuando regresó a Ginebra en 1541, volvió siendo un hombre prudente, ahora casado, y dedicado completamente a escribir.

Calvino el hermano menor

Dentro de este complejo mundo suizo, Calvino comenzó a hacer su defensa para la fe reformada. Sin embargo, incluso después de haber sido restaurado en Ginebra, no fue la voz principal en las regiones de Suiza y mucho menos en Europa inmediatamente. Estas cosas vendrían, pero por ahora él era el hermano menor de hombres como Bucero, Bullinger, y otros líderes que tenían más experiencia y más influencia en otros países.

Calvino y Bullinger se conocenCalvino nunca pareció irritarse con estas circunstancias. Su vida está marcada por su disposición a trabajar con otras ciudades y reformadores para traer unidad a la fe reformada. Sus cartas a estos hombres están marcadas tanto por su colegialidad como por su disposición a ofrecer su propia perspectiva. También revelan su disposición a aprender de sus compañeros reformados en otras ciudades. En ningún momento vemos a Calvino intentando asumir una función similar a la de Lutero, en donde todos los caminos conducen a su puerta o donde todas las opiniones le son presentadas para obtener un veredicto.

En ese sentido, el movimiento de la reforma siempre fue más bien como un grupo de hermanos, y si alguna vez has vivido con hermanos sabes lo desenfrenada que puede ser la casa. No siempre se llevaban bien, y cuando se reprendían no siempre lo hacían con amabilidad. Bucero y Bullinger —los dos elegibles para la voz más influyente en los inicios de la teología reformada— tuvieron un enfrentamiento a tal grado que Bullinger siempre sospechó que Bucero era un criptoluterano en cuanto a los sacramentos. Pero en esta vida desordenada juntos, Calvino y otros fueron dando forma a la perspectiva central de la perspectiva reformada.

La influencia de Calvino en la teología

Calvino era el hermano menor, pero no era insignificante en la familia. Al llegar el final de su vida se convirtió en la voz principal en el mundo reformado más amplio, mientras se comenzaba a desarrollar en Escocia, Inglaterra, Francia, y los Países Bajos. Gran parte de su influencia se reduce a dos factores principales: la claridad de su escritura y la traducción de la Institución a otros idiomas, especialmente al inglés.

Con respecto a los escritos de Calvino, él no es perfecto y, al igual que cualquier otro teólogo, hay momentos en los que confunde más de lo que ayuda. Sin embargo, en comparación con el amplio espectro de escritos protestantes, Calvino es la voz más clara y lúcida de casi todas las demás voces protestantes. Lutero, por ejemplo, es muy divertido de leer, pero escribe como corre un conejo. También presenta hipérbolas tan a menudo que parece contradecir sus propias declaraciones (al menos al principio). Bucero, por el contrario, era tan hablador y obtuso que la gente de su época tenía un humor irónico sobre su incapacidad para mantenerse en el tema.

Si vemos los trabajos de Calvino nos encontramos con algo diferente, incluso después de 500 años y en una traducción. La formación humanista que Calvino recibió le dio las herramientas para llevar al lector al punto al cual los quería llevar. Y cuando creaba su punto, siempre lo hacía tan cuidadosamente que rara vez tenía una palabra fuera de lugar. Cuando se queda atrapado en los puntos abstractos o prolijos, no se queda allí por mucho tiempo. También tuvo una paciencia única —heroica en cualquier siglo, pero sin duda por los estándares de atención de la actualidad— de editar y recrear sus Institutos a lo largo de toda su vida.

Lo más importante para los lectores de habla inglesa, sin embargo, es que los escritos de Calvino fueron los textos teológicos más importantes impresos en Inglaterra para el fin del reinado de Isabel I. Otros trabajos de reformadores permanecieron en Latín, la cual aún era una lengua viva para los académicos, pero que hacía imposible que los lectores laicos pudieran estudiar. En poco tiempo, incluso los académicos dejarían de escribir en latín. Calvino, por el contrario, no sólo escribió en latín, sino que trabajó en su propia traducción francesa de la Institución, un mundo en el cual las voces reformadas de habla alemana no podían participar.

Fue hasta el final de su vida que llegó a convertirse en una voz dominante internacional de la teología reformada. No fue el fundador de la reforma y nunca fue considerado el único líder de la reforma. Aun así su influencia no fue accidental, como podríamos decir hoy. Fue el resultado de sus enormes capacidades para explicar, defender, y publicar los Institutos para aquellos que están estudiando para el ministerio pastoral.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Yajaira Marmolejo.
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