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Dios me inquietó a leer Su Palabra a finales del 2004. Aunque asistía a la iglesia y había hecho mis intentos, aún no sabía cómo empezar a leer la Biblia y ni siquiera era una prioridad en mi vida. Así que, al año siguiente, comencé a leer la Biblia gracias al consejo y aliento de mi amiga Gaby, quien hoy es mi esposa.

«Lee la Palabra» es hasta el día de hoy el mejor consejo que he recibido en toda mi vida. Por eso quiero compartir y desarrollar ese consejo contigo.

Lee sobre Cristo

Quizás te preguntes: «¿Con qué libro puedo empezar a leer la Biblia?». Lo primero que Gaby me dijo fue que empezara por el Evangelio según Juan, y además me regaló un diario para que pudiera anotar lo que aprendía sobre Cristo. 

¿Por qué empezar con uno de los evangelios? Porque son relatos sobre la vida de Jesús escritos por cuatro personas diferentes: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Entonces, puedes comenzar con Juan como lo hice yo o con cualquier otro evangelio. La idea es que leas sobre Cristo y conozcas Su persona y obra.

Tómate el tiempo necesario para subrayar las características de Jesús, lo que se dice de Él y lo que Él dice de sí mismo. Presta atención a cómo usa el Antiguo Testamento para fundamentar Sus enseñanzas y cómo cumple con la Ley y las promesas de Dios sobre la llegada de un rey y salvador. También descubre y deléitate en la hermosa obra de redención en la cruz del calvario y la extraordinaria resurrección de Jesucristo.

No conocerás realmente a Cristo solo por pasar unos minutos con tus ojos en las páginas de la Biblia mientras tu mente está en las nubes

Es importante que mientras más lees y conoces del Señor a través de Su Palabra, también desarrolles una dependencia de Dios a través de la oración.

Conoce a Cristo

Leer la Biblia te lleva a conocer a Dios. Esto no se trata de leer por leer superficialmente. No conocerás realmente a Cristo solo por pasar unos minutos con tus ojos en las páginas de la Biblia mientras tu mente está en las nubes. Procura leer con apetito espiritual, con necesidad, curiosidad, compromiso y obediencia. Tienes el gozo y privilegio de conocer la mente de Dios revelada en Su Palabra.

En una ocasión escuché al pastor John Piper decir que debemos prepararnos la noche anterior para la oración de la mañana. Lo mismo podríamos decir sobre la lectura bíblica. Te animo a prepararte con anticipación para leer la Biblia, reconociendo que es una prioridad para tu vida espiritual más que cualquier otra cosa en esta vida.

Por ejemplo, desde hace un tiempo cultivé el hábito de leer mi Biblia por las mañanas. Pero para lograrlo tuve que aprender a ser intencional en las noches e irme a dormir temprano. Lo más probable es que no te levantarás con ánimo, gozo y fuerzas si te acuestas tarde. Recuerda que es tu responsabilidad usar bien el tiempo porque necesitas estar lleno del Espíritu Santo, es decir, controlado y dirigido por Él (Ef 5:16-18).

¿Cómo te llenas del Espíritu Santo? Pablo mismo responde al decir que es con «la palabra de Cristo» (Col 3:16). Entonces, toma el tiempo para conocer a Cristo en las páginas de la Biblia. Así como somos intencionales para conocer a otras personas e interactuar con ellas, seamos intencionales también para conocer y tener comunión con Cristo.

Leer sobre Cristo para conocer a Cristo tiene como meta glorificar a Cristo al aplicar en tu propia vida lo que has comprendido sobre Él 

Uno de los aspectos más importantes de la lectura de la Biblia es la comprensión. Para comprobar lo que has entendido, puedes hacerte las siguientes preguntas al final de cada lectura: ¿Qué aprendí de Jesús? ¿Cómo esto me ayuda a conocer más del carácter de Cristo? ¿Qué hizo Cristo por mí? ¿Qué demanda Cristo de mí? Leer sobre Cristo y conocer con entendimiento a Cristo te llevará a vivir para Cristo.

Vive para Cristo

Este último consejo es muy importante, así que toma nota. Leer sobre Cristo para conocer a Cristo tiene como meta glorificar a Cristo al aplicar en tu propia vida lo que has comprendido sobre Él. Debes vivir conforme a lo que lees; Dios te ayudará por el mismo poder y gracia con que abrió tus ojos para ver Su gloria.

Cuídate de pensar que es suficiente con leer y poder explicar a otros lo que dice la Palabra. Aunque es importante, no lo es todo. ¿Qué tal si seguimos el ejemplo de Esdras? Él dedicó su corazón a «estudiar la ley del Señor, y a practicarla, y a enseñar Sus estatutos y ordenanzas en Israel» (Esd 7:10). Lee de nuevo el orden: Estudiar, practicar y enseñar.

Para lograr esto es importante que leas la Biblia con un compromiso con tu iglesia local. Leer la Biblia puede ser una disciplina espiritual privada, pero el compromiso de someternos a la Palabra debe hacerse junto a otros creyentes que también buscan ser edificados, exhortados, animados y discipulados.

Busca personas en tu iglesia que te animen a meditar y aplicar la prédica de cada domingo. Reúnete con creyentes para leer juntos la Palabra de Dios. La oración de Jesús por todos Sus discípulos fue: «santifícalos en la verdad, Tu palabra es verdad» (Jn 17:17).

¡Ten ánimo! Empezar a leer la Biblia es empezar la mejor caminata de tu vida junto a Dios. Disfruta Su Palabra porque ella sostendrá toda tu vida.

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