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He luchado con el temor la mayor parte de mi vida. ‪La ansiedad de separación cuando era una niña pequeña, el temor agobiante de comenzar la escuela, el miedo de dormir en casa de una amiga… mis primeros años fueron atormentantes. ‪A pesar de que superé muchos de mis miedos, otros me atormentan hoy día. ‪Algunos tienen que ver con hablar en público, mientras que otros son del tipo “¿qué pasaría si…?”. ¿Qué pasaría si pierdo mi trabajo? ‪¿Qué pasaría si este avión se estrella? ‪¿Y si hay alguien en mi armario? ‪Mi mente es capaz de evocar innumerables escenarios aterradores.

‪Cuando estaba creciendo, los adultos a menudo trataban de tranquilizarme diciéndome que mis temores nunca se materializarían. ‪Pero yo sabía que nadie podía garantizarme eso. ‪Realmente las cosas improbables ocurren. Una vez mi marido saltó fuera del armario y me asustó profundamente (¡y casi pasa la noche en el sofá!). ‪Las personas sí pierden sus puestos de trabajo, y los aviones a veces chocan. ‪El sufrimiento ocurre. ‪Jesús nos dice que tendremos tribulación en este mundo (Jn. 16:33).

Entonces, ¿no es lógico que me preocupe? ‪Tal vez, pero la ansiedad sin control me paraliza. ‪Controla cómo pienso y actúo. ‪Silencia mi deseo de obedecer a Dios. ‪Así que aunque sienta miedo, no quiero que el miedo o la ansiedad gobiernen mi vida. ‪Si estás leyendo este artículo, sospecho que tú tampoco. ‪Pero, ¿cómo superamos el temor? ‪Aquí tres cosas que me han sido de gran ayuda:

1) ‪Reconoce que tu temor puede ser pecaminoso.

‪Hay varias razones por las que pudiera ofenderme en este punto: mis preocupaciones parecen perfectamente lógicas. ‪No puedo dejar de ser tímida, porque es la forma en la que estoy hecha. Si yo niego que haya algo malo con una respuesta de temor, no voy a tener de qué arrepentirme. ‪Pero mis razonamientos no pueden sostenerse en comparación con el carácter de Dios y su Palabra.

‪¿Son mis temores realmente comprensibles considerando el amor y la soberanía perfecta de Dios? ‪¿Puedo utilizar como una excusa que soy propensa al temor? ‪¡No lo creo! ‪¿No dijo Pablo a Timoteo: “Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio”, 2 Timoteo 2:17? ‪Mientras esté negando que algo anda mal ¿no es posible que me esté engañando a mi misma? (1 Juan 1: 8). ‪Llamar al pecado pecado debilita su control sobre nosotros, porque Cristo ha roto el poder del pecado a través del evangelio.

‪El miedo también puede ser un producto del pecado. ‪Falta de arrepentimiento puede provocar ansiedad porque Dios habla a través de nuestra conciencia. ‪En este caso tenemos que confesar y arrepentirnos. ‪En un nivel más profundo, tal vez en realidad nunca hemos comprendido o creído el evangelio.

‪Su mensaje es sencillo pero profundo. ‪Jesús vivió una vida perfecta que no podemos vivir. ‪Murió la muerte que merecemos para que podamos ser reconciliados con Dios. ‪Si nos arrepentimos y creemos en Jesús como nuestro Señor y Salvador resucitado, seremos liberados de las garras del pecado y del infierno. ‪El evangelio nos libera de lo que debemos temer más: estar de pie ante un Dios santo y justo sin ser perdonados de nuestro pecado.

Cuando los temores mundanos superan nuestro temor de Dios, somos ilusos e incluso rebeldes. ‪Dios es nuestro Creador, Señor, Salvador, Juez, y el que diseñó un plan para nuestras vidas que le traerá gloria. ‪Así que nos rendimos a Él y no a lo que tenemos miedo de que pueda pasar. ‪El temor piadoso nos estimula y nos permite hacer la voluntad del Señor y no rendirnos ante la ansiedad.

‪2) ‪Recuerda las promesas de Dios.

‪Cuando busqué en la Biblia pasajes sobre el temor y el tener miedo, noté un patrón: la Biblia me dice que no lo haga. ‪Esto por sí mismo es suficiente. ‪Pero me llamó la atención que los mandamientos sobre no tener temor están casi siempre seguidos de recordatorios de la gran fidelidad de Dios y a tranquilizadoras promesas de Su presencia.

‪Hace años confesé mi lucha con el temor a un hombre mayor y piadoso, esperando una respuesta favorable. ‪En lugar de eso me reprendió, diciendo que si yo pensaba que el Señor no podía cuidar de mí. ‪Eso me hizo preguntarme si realmente creía en Dios y sus promesas. ‪¿Estoy convencida de que puedo echar mi ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de mí? (1 Pedro 5:7). ‪¿De que Él vela por mi vida? (Salmo 121). ‪¿De que es capaz de guardarme de tropiezos y presentarme sin mancha delante de su gloriosa presencia? (Judas 24).

‪Jesús hace una pregunta conmovedora en Mateo 6: “¿Quién de vosotros podrá con afanarse añadir una sola hora al curso de su vida?”. No puedo. ‪No con preocuparme de que vaya a tener alguna enfermedad que amenace mi vida o con obsesionarme con un plan de escape a un incendio. ‪Dios enumeró mis días y Él es bueno. ‪Él no me promete seguridad en esta vida; más bien Él me promete algo mucho mejor: a Él mismo. ‪Él promete que nunca me dejará ni me abandonará (Deuteronomio 31:6). ‪Él estará conmigo hasta los confines de la tierra (Salmo 139:7-12). ‪Y Él me sostendrá hasta el final (1 Corintios 1:8). ‪‪Sus promesas son verdaderas y confiables sin importar lo que pase.

‪3) ‪Elige actuar conforme a la verdad en vez de conforme a las emociones.

‪Cuando tengo miedo, sentimientos negativos llenan mi corazón. ‪Son fuertes, mandones y persuasivos. ‪Pero no son confiables. ‪Los sentimientos son tan volubles, cambian de un momento a otro. Estoy orgullosa como un pavo real cuando mi hijo me dice que le han ofrecido un buen trabajo, entonces me lleno de temor cuando él me dice que es en Bosnia.

‪Martin Lloyd-Jones dijo: “La mayor parte de tu infelicidad en la vida se debe al hecho de que te estás escuchando a ti mismo en lugar de hablarte a ti mismo”. ‪Entonces, ¿cómo se alinea nuestra respuesta emocional con lo que es verdad? ‪¿Cómo recordar las promesas de Dios mencionadas en el segundo punto?

En lugar de creerle pasivamente a los sentimientos, podemos elegir creer en la verdad de Dios, nuestro fundamento seguro. ‪Jesús dijo: “Todo el que viene a mí y oye mis palabras y las pone en práctica, les mostraré a quién es semejante: es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el torrente rompió contra aquella casa, pero no pudo moverla porque había sido bien construida”, Lucas 6:47-48.

‪Eso es lo que deseo, ¿tú no? ‪Una vida construida sobre la base firme de Jesús y su evangelio y no construida sobre los temores temblorosos. ‪Dudo seriamente que vayamos a terminar este artículo y tengamos libertad del temor y la ansiedad para siempre. ‪Por lo general, es un proceso; así ha sido conmigo. ‪En ocasiones sigo teniendo temor, ‪pero no con la misma frecuencia o intensidad. En la bondad de Dios, he sido liberada para hacer ministerio en formas (incluso hablar en público) y lugares (como el Medio Oriente) inimaginables. ‪Pido a Dios que esto se haga realidad en tu vida también.


Publicado originalmente el 7 de octubre del 2014 para The Gospel Coalition. Traducido por Patricia Namnún.
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