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Todos somos responsables por alcanzar a los no alcanzados

Si he escuchado alguna excusa para no involucrarse en misiones es esta: “Ese no es mi ministerio”. Mientras que la palabra “misiones” no se encuentra en la Escritura como tal, entendemos que el mandamiento de hacer discípulos en todas las naciones es la “misión”, más conocida como “La Gran Comisión” que Jesús les dejó a sus discípulos en Mateo 28:19-20. Sobre esta misión, el misionero, Hudson Taylor, una vez dijo: “La Gran Comisión no es una opción para ser considerada sino un mandamiento para ser obedecido”.

Oswald J. Smith, el fundador de la iglesia Peoples Church en Toronto, que envió a cientos de misioneros, también expresó el descuido enorme de la iglesia hacia la misión de hacer discípulos en todas las naciones:

“…hemos realizado de todo menos la única cosa que el Señor nos mandó a hacer. Jesús jamás nos dijo que construyéramos colegios, universidades, y seminarios, pero lo hemos hecho. El jamás nos dijo que levantaremos hospitales y asilos… pero lo hemos hecho, y lo debimos de haber hecho porque todo eso es importante y valioso. Pero la única cosa que sí nos dijo que hiciéramos, la hemos dejado sin hacer”.

Te preguntarás: ¿acaso no hay cristianos en cada país del mundo? Claro. Pero Jesús no dijo que hiciéramos discípulos en cada país sino en cada nación. La palabra “nación” en griego es etnos que es la raíz de donde proviene nuestra palabra etnia. Es decir, el país de México tiene muchas naciones dentro de sí misma: la nación de los zapotecos, mixtecos, aztecas etc. Y aunque hay diferentes formas de distinguir un grupo étnico, uno de los más acertados es el que ofrece la página www.joshuaproject.net, el cual dice que 16,475 grupos étnicos existen y se estima que 6,664 aún quedan como “no alcanzados”.

Cuando hablamos de un grupo étnico “no alcanzado” se refiere a una comunidad de nativos que no cuenta con una iglesia, creyentes, ni suficientes recursos ni asistencia externa. No se debe confundir el término “no alcanzado” con “perdido”. Tu vecino puede estar perdido sin Cristo pero en estos términos no significa que sea un “no alcanzado” precisamente. Una persona no alcanzada no tiene nada de acceso al evangelio, no tiene misioneros, ni iglesia, ni Biblia en su propio idioma. Por el contrario, tu vecino que aunque no es salvo sí ha sido alcanzado porque tiene acceso al evangelio porque ¡te tiene a ti! Tú que tienes el evangelio y una Biblia estás cerca de él y él tiene acceso a ti y tú tienes una misión de compartirle el evangelio. 40.4 % de los grupos étnicos no tienen este tipo de acceso al evangelio.

Tal vez tantos números puedan cansarnos un poco pero me gustaría exponer el punto al que hemos podido descuidar las misiones con tres estadísticas.

  1. En el año 100 d.C había doce grupos no alcanzados por cada congregación, ahora hay un grupo no alcanzado por cada 1000 congregaciones (Winter et al, 3).
  2. Se estima que por cada dólar otorgado a la iglesia para cualquier causa, menos de un centavo se destina a las misiones en los grupos no alcanzados. De alguna manera se ha creído inconscientemente o conscientemente que este mandamiento es selectivo, eso quiere decir, que no es para todos sino para unos cuantos. Algunos en el pasado han argumentado que esta tarea solo fue otorgada a los doce apóstoles. Pero esta postura está claramente lejos de lo que enseña las Escritura. Podemos ver en el libro de Hechos que los que llevaron el evangelio a Judea y Samaria no fueron los apóstoles sino el Pueblo común, la Iglesia del Señor en todo su conjunto (Hch. 8:1-4).
  3. Por último, porque hay una gran falta de intencionalidad de ir a los pueblos no alcanzados, los pocos misioneros que se mandan en su mayoría van a los pueblos ya alcanzadas. Solo uno de cada diez misioneros van a los no alcanzados.

Entonces, ¿cuál es la solución? La solución es que veamos en la Escritura la pasión que tenía el mismo Pablo cuando dijo:

De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo ya era conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro; sino como está escrito, “Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de El, veran, y los que no han oido, entenderan”, (Romanos 15:20-21).

Hermanos, abracemos la Gran Comisión, abracemos la pasión que en su momento tuvo Pablo y el mismo Señor Jesucristo de extender su precioso evangelio en todo lugar. Quizá tú pienses, “Yo no tengo el llamado de ir a un lugar no alcanzado”, pero no olvides que puedes apoyar financieramente o tomar el compromiso de orar seriamente por misiones y misioneros.

Hagamos misiones juntos, levantémonos a orar, ir y enviar.

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