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Un tesoro escondido

Sospecho que Isaías puede ser el gran tesoro escondido de nuestras biblias hoy. No es que no sepamos de su existencia, sino que es posible que no apreciemos su valor. Todavía estoy descubriendo esto por mí mismo.

Hay algunas barreras que hacen que su valor parezca alusivo. Escrito hace casi 2700 años en una antigua cultura del Cercano Oriente, se encuentra principalmente en el género de la poesía hebrea. También es bastante largo. Pero se puede obtener un gran gozo al comprometernos en estudiarlo de manera diligente.

Aclara nuestra visión de Dios

«Sentado sobre un trono alto y sublime», con serafines clamando «Santo, Santo, Santo es el SEÑOR de los ejércitos; / Llena está toda la tierra Su gloria» (Is 6:1-3). Esta visión exaltada de Dios se sostiene a través de la totalidad de la profecía de Isaías. Isaías está incansablemente centrado en Dios y enfocado en Él. Veinticinco veces llama a Dios «el Santo de Israel». No hay nadie como Él, y Su grandeza contrasta con la pecaminosidad de la humanidad y el vacío de la idolatría.

No hay nadie como Dios, y Su grandeza contrasta con la pecaminosidad de la humanidad y el vacío de la idolatría

Sin embargo, este Dios se acerca: «Yo habito en el lugar alto y santo, / Y también con el contrito y humilde de espíritu, / Para vivificar el espíritu de los humildes» (Is 57:15). Los pecadores arrepentidos no repelen a este Dios; lo acercan más. El Señor no exige que intentemos elevarnos a Él, sino que reconozcamos que no podemos. Isaías nos muestra que este Dios viene a nosotros.

Completa nuestra comprensión del evangelio

Se ha llamado a Isaías el «quinto evangelio». Es un título adecuado, ya que el uso que el Nuevo Testamento hace de la palabra «evangelio» está ampliamente enraizado en el uso que le da Isaías. Para contrastar el juicio de Dios, Isaías dice: «portadora de buenas nuevas (lit., evangelio)» (Is 40:9). La buena noticia es que, aunque el pueblo de Dios justamente merece el juicio, Dios vendrá como su Rey y traerá paz y salvación a todo el que confíe en Él (Is 40:9; 52:7).

En el corazón de este «evangelio» está la venida de un Siervo que logrará nuestra salvación por medio de Su vida justa, muerte inculpada y resurrección victoriosa (Is 53:4-6, 10-12). Este es el corazón del evangelio de Isaías y del nuestro. Es la sustitución de Cristo Jesús, el Justo por los injustos, para que podamos ser restaurados con Dios.

Expande nuestra esperanza para el futuro

El libro de Isaías tiene una tendencia a ir hacia adelante en el tiempo. Nos señala la venida de Jesucristo y el futuro glorioso que nos abre. Nos muestra que el evangelio no se trata solo del perdón personal, sino también de la renovación cósmica. Dios no solo redimirá a los pecadores, sino que también restaurará su mundo.

Un día habrá una nueva creación sin tristeza, dolor, enfermedad o muerte (Is 11:6-9; 65:17-25). Será como una jubilosa fiesta de bodas, donde personas de todas las naciones degustarán «un banquete de manjares suculentos» y el Señor «destruirá la muerte para siempre» (25:6-8). Nuestro futuro es una fiesta gozosa en la presencia de Dios, con Su pueblo, en una nueva creación para siempre.

Unifica nuestra Biblia

Isaías también es especialmente adecuado para ayudar a orientarnos en toda la Biblia. Cuanto más profundizamos en Isaías, notaremos que hemos profundizado más en el resto de la Biblia. Se erige como una montaña imponente en el paisaje bíblico. A medida que subimos, ganamos un gran punto de vista desde el cual mirar hacia atrás y hacia adelante a través de la extensión de las Escrituras.

Isaías forma un puente entre su pasado y futuro bíblicos. Mira hacia atrás, al primer éxodo, y luego hacia adelante, a un nuevo éxodo (52:11-12); atrás, a la primera creación, y adelante, a una nueva creación (11:6-9; 65:7, 11); atrás, a la primera Jerusalén, y adelante, a una nueva Jerusalén (1:26; 65:17-18); atrás, al primer rey davídico y adelante, a un nuevo rey davídico (9:6-7; 11:1-5). Varios cientos de años después, Jesús llegó para cumplir las promesas de Isaías.

El Nuevo Testamento cita a Isaías cuarenta veces y alude a él en innumerables ocasiones. Raspa cualquier página del Nuevo Testamento y encontrarás a Isaías debajo.

Para la gloria de Dios en el gozo eterno de Su pueblo

Isaías es un libro difícil, pero compensará el tiempo y el trabajo que se invierte en su estudio. Dios nos dio este libro para aumentar nuestro gozo.

No sorprende que un mandato repetido a lo largo de Isaías sea «griten de júbilo». Esta es la respuesta adecuada a lo que encontramos aquí, porque Isaías nos muestra a Dios en toda Su santidad, el evangelio en toda su gracia y nuestro futuro en toda su gloria.

Isaías es un tesoro porque nos ayuda a atesorar a Cristo.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.
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