¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Papa Benedicto XVI (1927-2022): Una mirada a su vida y legado desde una perspectiva protestante.

Nota del editor: 

Para conocer más sobre nuestras diferencias con la Iglesia católica romana y por qué somos protestantes, te invitamos a explorar nuestros recursos sobre la Reforma protestante.

El pasado 31 de diciembre del 2022, a la edad de 95 años, falleció Joseph Ratzinger (papa emérito Benedicto XVI). Su muerte no era inesperada. Hace unos días, su sucesor, el papa Francisco, pidió a los católicos romanos de todo el mundo que oraran por Benedicto, ya que su vida estaba llegando a su fin.

Benedicto XVI fue una de las figuras más destacadas de la teología católica del siglo XX. Nacido en 1927, la impresionante vida de Benedicto incluye haber sido un experto teológico en el Concilio Vaticano II (1962-1965) y haber ocupado varias cátedras en Múnich, Bonn, Münster y Ratisbona (1957-1977).

Fue arzobispo de Múnich (1977-1981) y cardenal, y luego prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1981-2005). Con el tiempo, Benedicto se convirtió en papa (2005-2013) y luego en papa emérito, tras su dimisión en 2013 en medio de los escándalos de abusos sexuales, maniobras financieras opacas y espantosas intrigas en el Vaticano. Su Opera Omnia consta de 16 volúmenes y abarca prácticamente todos los aspectos de la teología y la vida eclesiástica con profundidad académica.

La obra de Benedicto XVI ha tenido una influencia enorme en el catolicismo romano actual.

Su vida espiritual

¿Cómo era la vida espiritual de Benedicto XVI? En la entrevista que concedió al periodista alemán Peter Seewald, Luz del mundo: El papa, la iglesia y los signos de los tiempos, se vislumbra la vida de oración personal de Benedicto XVI. Sobre sus disciplinas espirituales diarias, el papa dijo que oraba a Dios y también invocaba a un selecto grupo de santos. Su lista especial reflejaba su programa teológico: Agustín, Buenaventura y Tomás de Aquino. A ellos pedía ayuda, así como a la madre de Dios.

En otra sección, Seewald hizo eco de la suposición común, incluso en círculos evangélicos, de que Benedicto (a diferencia de su predecesor Juan Pablo II) era más cristocéntrico que mariano. Sin embargo, Benedicto dijo al entrevistador que estaba muy unido a «Nuestra Señora de Fátima» (creyendo en sus supuestas revelaciones) y profundamente implicado en la hiperveneración de María. En una homilía de 2012, dijo: «Dios está cerca y María está muy cerca».

Su perspectiva de los evangélicos y las Escrituras

¿Qué pensaba de los evangélicos? En su entrevista con Seewald, Benedicto distinguió en el protestantismo las «confesiones clásicas» y el «nuevo protestantismo». En opinión de Benedicto, los evangélicos estaban modificando el panorama religioso de los países en desarrollo. Benedicto continuó diciendo que este movimiento evangélico no es la iglesia, ni puede serlo, por el hecho de que carece de algunos rasgos que definen a la iglesia (es decir, el sacramento del orden sacerdotal correctamente transmitido, la jerarquía episcopal bajo el papado, la eucaristía correctamente administrada).

Según Benedicto, la concepción evangélica de la iglesia es un «nuevo concepto» según el cual la iglesia es solo una comunidad convocada por la Palabra. Benedicto miraba a los evangélicos con una mezcla de curiosidad espiritual y perplejidad romana.

Benedicto tenía un concepto elevado de las Escrituras, y sus últimos libros se centraban en la vida de Jesús según los relatos históricos de los evangelios. Sin embargo, debemos comprender su verdadera posición. En su exhortación Verbum Domini de 2010, afirmó que la Palabra de Dios «precede y excede a la Sagrada Escritura; no obstante, la Escritura, en cuanto inspirada por Dios, contiene la palabra divina» (17). Según él, la Biblia es la Palabra de Dios en el sentido de que contiene la Palabra.

Lo que está en juego no es la inspiración divina de la Biblia (que Verbum Domini afirma firmemente), sino la suficiencia de la Biblia y su finalidad. Para Benedicto, la Biblia era la Palabra de Dios en cierto sentido, pero la Palabra de Dios era más grande que la Biblia. Según su pensamiento, la Biblia debe completarse con el Catecismo de la Iglesia católica, que es «una expresión significativa de la tradición viva de la iglesia y norma segura para la enseñanza de la fe».

¿Papa “ortodoxo”?

A menudo se califica a Benedicto como un papa «ortodoxo», que incluso suscita el aprecio de evangélicos. La de Benedicto era, sin duda, una ortodoxia católica romana.

En su teología, la Biblia se leía siempre a la luz del magisterio autoritativo. La cristología nicena siempre estuvo entrelazada con la eclesiología católica romana «objetiva». Se confesaba el Credo de los Apóstoles, así como los Cánones de Trento y Vaticano I. La cruz de Cristo siempre estuvo relacionada con la representación del sacrificio de la eucaristía. El Espíritu siempre estuvo ligado a la estructura jerárquica de la iglesia. El ecumenismo siempre se pensó en términos de que otros cristianos eran defectuosos y la Iglesia de Roma era la iglesia universal. La misión de la iglesia siempre se llevó a cabo teniendo en mente el proyecto católico de abarcar todo el mundo. La perspectiva eclesiástica de la iglesia estaba intrínsecamente combinada con su papel político. En todo, Benedicto fue un defensor de la ortodoxia católica romana.

Desde sus días como experto teológico en el Vaticano II, Benedicto intentó renovar la Iglesia católica romana «desde adentro» sin intención de cambiar ninguno de los compromisos dogmáticos no bíblicos —incluso antibíblicos— de su iglesia (por ejemplo, Trento, los dogmas marianos, la infalibilidad papal). Tampoco hizo ningún esfuerzo por cambiar la estructura sacramental y jerárquica de la Iglesia romana.

La «catolicidad» de Benedicto siempre estuvo al servicio de un sistema centrado en Roma. Luchó contra las tendencias secularizadoras en el mundo y las tendencias liberales en su propia iglesia. Su dimisión en 2013 fue interpretada por muchos como una derrota. Ciertamente, fue una rendición personal. El sucesor de Benedicto, el papa Francisco, es mucho más «católico» y mucho menos «romano» que Benedicto y es su opuesto en muchos sentidos. Benedicto quería que las doctrinas y estructuras romanas estuvieran siempre en primer plano; Francisco está presionando para que Roma sea más «católica» (es decir, inclusiva), pasando por alto su sistema romano.

¿Significa esto que Roma ya ha rechazado a Benedicto? Es demasiado pronto para decirlo. Ciertamente, el catolicismo romano atraviesa hoy una crisis de identidad. Aunque el sistema siempre será el mismo, Francisco, a diferencia de Benedicto, está trabajando duro para aumentar el énfasis en lo «católico» más que en lo «romano». Las opciones (es decir, Benedicto o Francisco) crean tensiones internas dentro de un sistema que no está abierto a una reforma bíblica.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando