¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Una objeción común a la enseñanza bíblica de la predestinación es que anula la evangelización. Al fin y al cabo, si Dios ha predestinado a los que se salvan, ¿para qué evangelizar? Esta forma aparentemente lógica de razonar no solo ha sido propia de los que se oponen a una elección divina incondicional, sino que también ha sido adoptada —lamentablemente— por algunas personas que han defendido la predestinación, pero de una manera desequilibrada y contraria a las Escrituras (una postura tradicionalmente conocida como “hipercalvinismo”). No obstante, en medio de los errores de ambos extremos —entre los que se oponen y los que se exceden— yace el testimonio fiel de la Palabra de Dios, el cual nos enseña que la predestinación, lejos de desactivar la evangelización, constituye el fundamento que nos impulsa a predicar el evangelio con toda confianza.

El corazón del argumento: evangelizamos porque Dios tiene un pueblo elegido

¿Cómo puede ser la predestinación nuestro motor para evangelizar? La respuesta corta es esta: evangelizamos porque Dios tiene un pueblo elegido. Predicamos porque Dios ha escogido de antemano personas que van a escuchar y aceptar el evangelio. Esta verdad la vemos claramente reflejada en Hechos 18:9-10: “Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, PORQUE yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal, diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley”.

Aquí vemos a Pablo evangelizando en Corinto. En esta ciudad el apóstol testificó a los judíos que Jesús era el Cristo, pero éstos blasfemaban y se oponían. Tal oposición derivó en una dura persecución contra Pablo, quien sería llevado a un tribunal por evangelizar. Es en esta situación que el Señor habla por visión a Pablo y le dice: “No temas, sino habla, y no calles”, garantizándole su compañía y protección (“porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal”). ¿Por qué Pablo debía seguir hablando sin temor? ¿Por qué iba a estar Dios con él protegiéndole? La respuesta está poderosamente anclada en el verso 10b: “porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”. Es decir, Pablo debía seguir testificando sin miedo porque Dios tenía un pueblo predestinado en Corinto. El Señor tenía muchas personas escogidas —desde antes de la fundación del mundo— en esa ciudad, personas que iban a escuchar y a responder con fe a la predicación de Pablo y, por esta razón, y no por otra, era necesario que Pablo continuara evangelizando. La aplicación para nosotros es clara: el motivo que impulsó a Pablo a seguir anunciando la buena noticia en Corinto es el mismo que nos debe impulsar a nosotros hoy, el hecho de que el Señor ya tiene a gente escogida en nuestras ciudades que van a ser salvas por nuestro anuncio.

Cinco implicaciones prácticas

Tras entender que debemos ser impulsados a evangelizar porque Dios tiene un pueblo elegido que será salvo mediante nuestro testimonio, es importante observar al menos cinco implicaciones prácticas que se derivan de esta verdad:

1. No temamos

Pablo, al igual que nosotros, tenía buenas razones para temer y dejar de evangelizar. Los judíos le perseguían e iban a hacer todo lo posible para acabar con él. El Señor tuvo que infundir valentía al apóstol diciéndole: “No temas”. Actualmente los creyentes vivimos en esencia la misma situación que Pablo, aunque con diferencias según cada contexto. El Señor ha puesto a hermanos nuestros en países donde la persecución es cruel y extrema. En otros sitios disponemos —por el momento— de más libertad, pero aun así somos rechazados y encontramos dificultades cuando alzamos nuestra voz. Pero todos debemos aferrarnos al mismo principio: no temamos, porque Dios está con nosotros, porque él tiene pueblo que salvar en nuestras ciudades.

2. Hablemos y no callemos

El miedo producido por la persecución tiene como fin algo muy simple: hacernos callar. Satanás busca atemorizarnos para que cerremos nuestras bocas. La estrategia del enemigo se centra en que el evangelio no sea proclamado, ya que así no habrá conversiones. Pero partiendo de la base de que Dios tiene un pueblo escogido en nuestras ciudades, pongamos a nuestra boca trompeta.

3. Dios está con nosotros y nos protege

Dios acompañó y protegió a Pablo durante el transcurso de su obra evangelística en Corinto: “Porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal” (v.10). No existe mayor motivo de confianza para evangelizar que saber que Dios —con su absoluta soberanía— preservará nuestras vidas hasta que Él haya completado su propósito con nosotros. En el fondo somos pobres instrumentos, aunque “inmortales” entre tanto que al Señor le plazca usarnos en este mundo. Es innegable que podemos padecer la muerte en nuestra evangelización, pero también existe otra verdad inmutable y enormemente consoladora que nos recuerda el hermoso himno “Del amor divino”:

Plagas y la muerte hay en derredor;

Ordenó mi suerte el que es Dios de amor.

Ni una sola flecha me podrá dañar;

Si Él no lo permite, no me alcanzará.

 

A los que a Dios aman todo ayuda a bien,

Esto es mi consuelo, esto es mi sostén.

 4. Seamos constantes

El hecho de que Dios tuviera un pueblo escogido en Corinto tuvo como consecuencia que Pablo permaneciera en esa ciudad por un buen tiempo: “Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la Palabra de Dios” (v.11). Este verso nos enseña la necesidad de ser constantes en la evangelización. Es cierto que Pablo no se quedó de forma prolongada en muchos de los sitios que visitó, pero en ciertos casos el Señor lo detuvo cuando fue necesario. Si el Señor nos ha colocado en nuestra ciudad de forma permanente, seamos constantes y no desfallezcamos en nuestra proclamación, aun cuando nos toque vivir toda nuestra vida en un mismo lugar.

5. Todos los elegidos creerán

Hechos 13:48 nos da un último argumento de ánimo para anunciar la buena noticia, basándonos en la predestinación: “y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna”. En Antioquía de Pisidia la predicación de Pablo y Bernabé fue aceptada por todos los que Dios había elegido de antemano para salvación, y por nadie más. Una vez más la Biblia confirma que la elección eterna de Dios es la base del éxito en la evangelización (responden con fe todos los predestinados). ¿Existe mayor incentivo para predicar que saber que hay personas que van a responder positivamente a nuestro anuncio? ¿Con qué tipo de motivación irías a predicar a un cementerio? ¿Te sentirías motivado para predicar a un montón de cadáveres sabiendo que tu éxito depende de su capacidad para escucharte? Gracias a Dios que no nos envía a proclamar su verdad en estas desesperanzadoras e inciertas condiciones. No, los cristianos salimos a predicar indiscriminadamente con toda la confianza de saber que la voz de nuestro Pastor soberano será oída —tarde o temprano— por sus ovejas.

Conclusión

Ya es hora de que los líderes evangélicos de nuestros tiempos recuperen y enseñen —con sabiduría, equilibrio, valentía y amor— la doctrina bíblica de la predestinación, y en particular sus vitales implicaciones para la evangelización. Deberíamos de dar firme respuesta a los que tratan la elección incondicional de Dios como una caricatura o de forma desequilibrada. Debemos manifestar que no solo la Biblia, sino que también el testimonio histórico de una gran nube de misioneros a través de los siglos demuestran que la gracia libre y soberana de Dios en la predestinación constituye la única fuente inagotable de motivación para la predicación del evangelio. Es gracias al Dios soberano de la Biblia —y a nadie más— que podemos predicar la cruz sin temor, sin callar, con protección, con constancia y con garantías de éxito. ¿Por qué? “Porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando