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¿Cuál es la evidencia más antigua del cristianismo? (La respuesta puede sorprenderte)

¿Cuál es la evidencia histórica más antigua del cristianismo?

Prácticamente todos los estudiosos de hoy que están enseñando las áreas relevantes de la historia antigua, los clásicos y los estudios bíblicos (de todos los diferentes orígenes religiosos ) están de acuerdo en ciertos hechos fundamentales sobre Jesús de Nazaret. Para nombrar algunos: Jesús comenzó su ministerio público después de ser bautizado por Juan el Bautista, era conocido como hacedor de milagros y exorcista, fue crucificado bajo Poncio Pilato durante el reinado de Tiberio César y después de su muerte, comenzando en Jerusalén, varios de sus seguidores (incluyendo a un antiguo enemigo, Pablo) proclamaron que se les apareció vivo, resucitado de entre los muertos.

Este es un cimiento histórico inalterable.

¿Cómo sabemos de estos hechos históricos (o de cualquier otro) sobre Jesús y el cristianismo primitivo? Principalmente por los documentos del Nuevo Testamento escritos originalmente en el siglo I d. C. Pero, ¿qué tan cerca podemos llegar a Jesús de Nazaret a través de estas fuentes? En otras palabras, ¿cuál es la evidencia histórica más antigua del cristianismo? La respuesta puede sorprenderte.

Cada vez más cerca de los cimientos

Los manuscritos como el Código Vaticano y el Código Sinaítico de principios del siglo IV d. C. se encuentran entre las pruebas más antiguas del cristianismo. Constantin von Tischendorf, el Indiana Jones de los manuscritos del Nuevo Testamento, descubrió el Sinaítico en el Monasterio de Santa Catalina en Egipto en 1859. Más tarde escribió que había salvado el Sinaítico de ser quemado por monjes que ya habían arrojado dos montones de manuscritos similares al fuego. Tischendorf pasó a llamar el Sinaítico como “el tesoro bíblico más precioso que existe”.

Luego están los manuscritos en papiros, muchos de los cuales datan desde antes del Sinaítico. Entre los más antiguos se encuentra el P52, un papiro de siete centímetros con cinco versículos del Evangelio de Juan (18:31-33, 37-38). Este pequeño tesoro está fechado actualmente entre el 125 y el 175 d. C. (aunque otros abogan por un rango de fechas más amplio).

Pero los seguidores de Jesús deben estar al tanto de otro descubrimiento revolucionario que es mayor que el Código Sinaítico, mayor que P52, mayor, en mi opinión, que todos los descubrimientos arqueológicos combinados: el descubrimiento de la tradición del credo pre-Paulino en 1 Corintios 15:3-7. A esto se le ha llamado con justa razón la “perla de gran precio”.

Este credo apostólico no tiene paralelo en el Nuevo Testamento. De hecho, no tiene paralelo en toda la literatura antigua. Aunque nada más hubiera sobrevivido del movimiento cristiano primitivo fuera de este credo de cinco versículos, aún tendríamos la esencia del evangelio y el cimiento histórico sobre el que se asienta el cristianismo: “este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hch 2:32).

Descubriendo la base histórica del cristianismo

Veamos, entonces, la evidencia más antigua del cristianismo contenida en 1 Corintios 15:3-7:

“Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras… 

fue sepultado… 

resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras… 

se apareció a Cefas y después a los doce.

Luego se apareció a más de 500 hermanos a la vez… 

Después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles”.

Aun el académico (y ateo) del Nuevo Testamento Gerd Lüdemann llamó a este descubrimiento ‘uno de los grandes logros de los estudios recientes del Nuevo Testamento’

En el listado que antecede está lo que los estudiosos argumentan es la verdadera tradición del credo que Pablo recibió, sin las palabras y comentarios adicionales de Pablo. Este es un nuevo descubrimiento. Aun el académico (y ateo) del Nuevo Testamento Gerd Lüdemann llamó a este descubrimiento “uno de los grandes logros de los estudios recientes del Nuevo Testamento”. Los primeros Padres de la Iglesia, los teólogos medievales y los reformadores conocían, citaron y comentaron 1 Corintios 15:3-7. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX que alguien se dio cuenta de que no fue originalmente compuesto por Pablo, sino que era un credo que era parte de la  tradición que Pablo había recibido más de una década antes del 49 o 50 d. C., cuando plantó la iglesia de Corinto.

Las dos razones principales de esto se encuentran dentro del mismo texto bíblico.

En primer lugar, encontramos la forma en que Pablo lo presenta con las palabras “entregado” y “recibido” (1 Co 15:3). Cuando Pablo plantó la iglesia en Corinto, entregó a los corintios ciertas tradiciones que iluminaron aún más el evangelio (cp. 1 Co 11: 2) y que él mismo había recibido. Estas incluyeron algunas enseñanzas e historias sobre Jesús (1 Co 7:10; 9:14; 11:1; 2 Co 10:1), el relato de la Cena del Señor (1 Co 11:23-26), himnos (1 Co 8:6; 2 Co 8:9), y este credo sobre la muerte, sepultura, resurrección y apariciones de Jesús (1 Co 15:3-7).

La segunda razón principal es lingüística. Pablo usa aquí palabras y frases que no usa en ningún otro lugar. Frases como “murió por nuestros pecados”, “conforme a las Escrituras”, “fue sepultado”, “resucitó”, “al tercer día”, “apareció” y “los doce” son solo utilizadas en estos versos o, si se utilizan en otras partes, también están influenciados por esa tradición.

Estas consideraciones han persuadido a prácticamente todos los estudiosos de que 1 Corintios 15:3-7 es un credo de la tradición pre-paulina. Se puede fechar antes de las primeras cartas de Pablo. ¿Pero qué tan temprano?

¿Cuándo y dónde recibió Pablo esta tradición?

Cuando examinas la literatura, los estudiosos de diferentes orígenes y creencias (o sin fe) son prácticamente unánimes en que este credo se originó, en promedio, dentro de los cinco años después de la muerte de Jesús. Algunos discuten alrededor de una década después de la muerte de Jesús, algunos hasta dentro de un año. Por ejemplo, el académico del Nuevo Testamento James Dunn sostiene: “Podemos estar completamente seguros de que esta tradición se formuló como tradición pocos meses después de la muerte de Jesús”.

La fuente más antigua y la evidencia más temprana del cristianismo… es una poderosa herramienta apologética para desafiar a los incrédulos

Creo que Dunn tiene la mejor estimación y que sólo “meses” después de la crucifixión de Jesús ya habían nuevos conversos aprendiendo y memorizando este credo, posiblemente durante el movimiento de plantación de iglesias de los apóstoles y sus discípulos. Puede haber formado la base de una catequesis introductoria para nuevos conversos. Además, 1 Corintios 15:3-7 es el resumen del credo y el fundamento de los sermones de Hechos (ver Hch 10:39-40; 13:28-31) y los relatos de la pasión en Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

¿Dónde, cuándo y de quién recibió Pablo esta perla de gran precio? Los estudiosos sostienen que fue poco después de su conversión en Damasco (34 d. C.) o tres años después en Jerusalén (37 d. C.), cuando pasó dos semanas con Pedro (Gá 1:18) y también se reunió con Jacobo, el hermano de Jesús (Gá 1:19). Estoy a favor de la última opción. Tiene más sentido por la información que recibió tal como: “[el Cristo resucitado] se apareció a Cefas… [y] a Jacobo” (1 Co 15:5, 7). El académico y agnóstico del Nuevo Testamento Bart Ehrman está de acuerdo con esta opción: “Esta visita es uno de los lugares más probables donde Pablo aprendió todas las tradiciones recibidas a las que se refiere e incluso las tradiciones recibidas que, de otro modo, sospechamos que están en sus escritos y que él no menciona como tales”.

Los cristianos deben estar en la ofensiva

La fuente más antigua y la evidencia más temprana del cristianismo no solo es un fundamento firme sobre el cual puede apoyarse un seguidor de Jesús, sino que también es una poderosa herramienta apologética para desafiar a los incrédulos del siglo XXI. Los primeros seguidores de Jesús en los años 30 d. C. estaban proclamando que Jesús murió en la cruz por sus pecados y resucitó de entre los muertos como Señor del mundo. Jacobo, el hermano de Jesús, su apóstol principal, Pedro, y su enemigo, Pablo, todos afirmaron que el Jesús resucitado se les apareció. El hecho de que estos tres hombres creyeran esto es históricamente irrefutable (ver 1 Co 15:11). Aún más, la evidencia histórica de que estos mismos tres hombres fueron martirizados por su fe es lo suficientemente fuerte como para convencer incluso a escépticos como Ehrman. Lo que sea que vieron estos tres hombres, fue algo por lo que valió la pena dar sus vidas.

Lo que sea que vieron Pedro, Jacobo y Pablo, fue algo por lo que valió la pena dar sus vidas

Además, los doce y aún más de 500 testigos (¡!) afirmaron haber visto a Jesús según esta fuente antigua. Dos mil años después, miles de millones desde Jerusalén hasta Papúa Nueva Guinea aún creen que han encontrado a Jesús resucitado por fe. Como escribió A. N. Wilson, un escéptico recién convertido en cristiano debido a la resurrección: “J. S. Bach creyó la historia y le puso música. La mayoría de los más grandes escritores y pensadores de los últimos 1,500 años la han creído”.

Que podamos ir al mundo incrédulo, manteniéndonos firmes sobre este cimiento histórico de 1 Corintios 15:3-7 y exigiendo gentilmente una respuesta: ¿Qué es este poder que transformó la vida de los apóstoles, volteó al Imperio Romano de cabeza y cambió el rumbo de la historia humana y las vidas de miles de millones hasta el día de hoy?

¿A quién o qué vieron?


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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