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El fin de semana pasado, nuestra familia de cuatro miembros limpió el garaje. Fue mi parte favorita del día.

Seamos claros: limpiar el garaje suele ser una tarea miserable. Si tuviera que hacer esta tarea con un niño pequeño, o con niños malhumorados, o con una actitud impaciente, podría fácilmente terminar en frustración, en gritos o en tiempos fuera. De hecho, mi esposo y yo hemos descubierto que a menudo es mejor abordar este tipo de proyectos a solas, para no terminar diciendo cosas desagradables de las que luego nos arrepentimos.

Sin embargo, el fin de semana pasado, los cuatro pasamos dos horas despejando, barriendo y reorganizando. Fue una satisfacción dulce, no solo poner orden en el caos, sino hacerlo juntos. Nos sentimos bien al restaurar y redimir nuestro pequeño rincón de la creación. (Mi amiga es tan buena en esto que a veces los niños de su vecindario vienen a ayudar a su familia a limpiar su casa los sábados por la mañana, y no estoy bromeando).

Cuando trabajamos junto a nuestros hijos con oración y paciencia, no necesitamos decir mucho para explicar que lo que estamos haciendo es bueno. Es evidente. Pero a veces un comentario o una explicación oportuna puede ayudar a recordarles a ellos, y a nosotros, la bondad gloriosa del trabajo bien hecho.

Aquí hay algunas ideas para empezar.

1) Guardar los zapatos. Agradece a Dios por nuestros zapatos, nuestros pies, nuestra capacidad de caminar, correr y bailar.

2) Guardar los juguetes. Alégrate de jugar, de la imaginación, de todo el aprendizaje que se produce cuando jugamos con nuestros amigos. Alégrate de que Dios es un Dios de orden y de que mostramos Su imagen cuando ponemos orden en nuestro espacio.

3) Sacar la basura. Recuerden unos a otros que la suciedad, la basura y el pecado deben ser eliminados regularmente de nuestras vidas.

4) Preparar la mesa. Alégrate anticipando la provisión de Dios de comida y familia.

5) Recoger la mesa. Agradece al Dios fiel que nos da el pan de cada día.

6) Desempolva los zócalos. Los zócalos, como tantas otras cosas que desempolvamos, son evidencia de la abundancia de Dios. No necesitamos la decoración que hace que nuestra casa se sienta como un hogar. Pero Dios nos la da de todos modos. Da gracias.

7) Limpiar los derrames. Esto es a menudo emocional: el que derrama se siente avergonzado y frustrado, el padre puede sentirse irritado, cualquier hermano testigo puede sentirse superior. Tómate tu tiempo: corrige las actitudes erróneas de todos, discúlpate generosamente, reitera la gracia de los pecados perdonados y los errores limpiados.

8) Descargar el lavavajillas. Alabado sea Dios por la complejidad de la tecnología en los electrodomésticos que alivian gran parte de la carga de la vida diaria.

9) Llevar los víveres. Agradece a todos, desde el agricultor hasta el conductor del camión de reparto y el cajero, que trabajan en la providencia de Dios para proporcionarnos el alimento.

10) Haz la cama. Esto puede ser complicado, pues ¿por qué tenemos que hacer la cama? Simplemente las desordenamos de nuevo por la noche. Tal vez la mejor respuesta sea que a veces necesitamos obedecer sin entender ni estar de acuerdo; en este caso, ordenamos nuestro espacio para honrar a quien nos lo pidió.

Un comentario o una explicación oportuna puede ayudar a recordarles a nuestros hijos la bondad gloriosa del trabajo bien hecho

11) Limpia debajo de tu cama. Solo cuando arrastramos lo que está en la oscuridad hacia la luz podemos verlo con la suficiente claridad como para lidiar con ello.

12) Doblar la ropa. El primer regalo físico de Dios para el hombre fue la ropa; sin cubrirnos, nuestros cuerpos sin pelaje se congelarían. ¡Deléitate con la generosidad de nuestro Padre, que nos permite elegir colores y estilos diferentes cada día!

13) Arrancar la maleza. Esta puede ser una ilustración para muchas lecciones de la vida: presta atención a las malas hierbas que surgen en las amistades, en el trabajo escolar, en nuestras disciplinas espirituales o en la forma en que pasamos nuestro tiempo. Puedes elegir.

14) Lavar el carro. Cuando la limpieza de la casa es abrumadora, lavar y aspirar el auto puede ser una manera más rápida de proporcionar un espacio ordenado para la familia. Habla de la forma en que Dios creó el orden a partir del caos, y de cómo se siente estar en un espacio bien cuidado.

15) Cuidar de las mascotas. Qué privilegio poder cuidar de los hermosos animales que Dios ha creado. ¡Alabado sea el Señor!

16) Barrer el piso. Recuerda los efectos de la caída, y da gracias a Dios que quita nuestro pecado.

17) Colgar las toallas en el baño. Practicar la mayordomía cuidando bien nuestras cosas físicas.

18) Regar las plantas. Admira la belleza de las hojas y las flores, la complejidad del sistema de raíces y la forma en que Dios diseñó perfectamente las plantas para convertir nuestro dióxido de carbono en oxígeno.

19) Lavar o secar los platos. Esta tarea, cuando se hace junto con un niño (o cuando los niños la hacen juntos), es una oportunidad maravillosa para conversar. El agua y el jabón son una ilustración perfecta de nuestro pecado lavado, pero el mayor regalo de lavar los platos es el tiempo lento que pasan juntos. No hay que apresurarse.

20) Rastrillar las hojas, quitar la nieve o cortar el césped. Habla de la bendición de la creación y de nuestra responsabilidad de cuidarla.

21) Preparar una comida sencilla. Agradece a Dios por nuestra dependencia regular de la comida, que es un espejo de cómo necesitamos depender regularmente de Él para el alimento espiritual.

22) Hornear galletas. Más abundancia: Dios nos da la cena pero también el postre. Saborea Su bondad.

23) Limpiar el baño. Hacer la guerra contra los gérmenes que nos hacen enfermar. (Jim Mullins, que fue el primero en señalármelo, escribió un artículo (en inglés) sobre la dignidad del trabajo de conserje).

24) Cuidar a los hermanos menores. Recuerda que Dios hizo a todos a Su imagen y semejanza. Una forma tangible de amar y cuidar a los hermanos menores es a través de los mayores.

25) Pasear al perro. Alégrate de las distintas formas de los regalos de Dios: la oportunidad de estar en la creación, de hacer ejercicio junto a una mascota y, posiblemente, de conversar con los vecinos, todo al mismo tiempo.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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