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Los períodos de adversidad, económica o de otro tipo, no toman a Dios por sorpresa. Él sabe todo lo que está pasando en nuestro mundo. También sabe lo que ha de venir. Él lo ha orquestado todo para que se cumplan sus propósitos eternos de redención, y para glorificarse a Sí mismo.

Dios se preocupa de cómo las circunstancias adversas afectan las vidas de Sus hijos. Esas circunstancias pueden ser a veces intensas y dolorosas, pero no hay necesidad de que nos abrumen o de que roben nuestra paz. De hecho, en último caso, ¡cualquier cosa que nos haga necesitar a Dios es una bendición!

Las crisis pueden brindar oportunidades para que el pueblo de Dios florezca espiritualmente y guíe a otros a Cristo, quien es nuestra única Roca y esperanza, no solo en el tiempo presente, sino por toda la eternidad.

Hay muchas estrategias prácticas y herramientas disponibles para ayudar a las personas en tiempos de crisis financiera. Aquí hay algunos consejos y perspectivas bíblicas que te servirán de ayuda y fortalecerán tu corazón en medio de estos tiempos de incertidumbre.

  • Mira hacia arriba, en lugar de hacia afuera o hacia adentro.

Nuestra respuesta a los tiempos turbulentos estará determinada por nuestra perspectiva y en dónde esté nuestro enfoque. La gente debería ser capaz de mirar a los cristianos y ver una respuesta a la presión que sea claramente diferente, “¡inexplicable!” (Filipenses 2:14-15).

Respuesta natural Respuesta sobrenatural
Enfoque: exterior (circunstancias); interior (yo) Enfoque: hacia arriba (Dios)
Miedo / inseguridad Fe / confianza en el Señor
Acumular (aferrarte a lo que tienes) Generosidad
Depresión / desesperación Alegría / Esperanza

¿Cuál de estas respuestas describe mejor dónde te encuentras en este momento?

  • Preséntale a Dios tus necesidades.

Pídele provisión, sabiduría, dirección y gracia para perseverar. Pídele a Dios que utilice este tiempo de confusión e incertidumbre para traer avivamiento y despertar espiritual a nuestras iglesias y a nuestro país (Lucas 11:2-3; Fil 4:5-6).

¿Has orado al respecto? ¿Estás  pidiéndole a Dios que te proporcione tu “pan de cada día” y que te muestre qué pasos de acción Él quiere que tomes? ¿Estás orando por un avivamiento?

  • Aprende el secreto del contentamiento.

El contentamiento viene de creer que Dios ha provisto todo lo que necesitamos para el momento presente y que Él proveerá todo lo que necesitaremos en el futuro (Salmos 73:25; Filipenses 4:11-13; 1 Timoteo 6:6-8).

¿Son las semillas del descontento evidentes en tus palabras o espíritu?¿Estás murmurando, quejándote, inquietándote, expresando que lo que Dios te ha provisto no es suficiente para satisfacer tus necesidades?

  • Pídele a Dios que haga cumplir Sus propósitos.

Dios usa la adversidad para mostrarnos lo que hay en nuestros corazones, para purificarnos, y para que profundicemos en nuestra dependencia de Él. Los tiempos de escasez pueden llegar a ser tiempos de gran bendición, ya que la gente se despoja de sí misma y sus corazones se vuelven hacia el Señor (Deuteronomio 8:3).

¿Estás más centrada en la satisfacción de tus propias necesidades y en  resolver tus problemas que en ver los propósitos redentores de Dios cumplirse en tu vida, en los que te rodean, y en nuestro mundo?

¿Estás dispuesta a sufrir la pérdida, y de ser necesario, ser materialmente pobre, si eso resultara en glorificar a Dios y en el avance de Su reino?

  • Permite que Dios purifique tu corazón.

Los tiempos difíciles pueden ser un medio para la disciplina de Dios, tanto personal como colectiva. Pregúntale  a Dios lo que Él está tratando de decirte a través de estas circunstancias. Deja que Él busque en tu corazón, y luego responde con humildad y obediencia (Salmo 139:23-24).

¿Hay algún pecado que necesitas confesar, por ejemplo, vivir por encima de tus posibilidades, el miedo, la codicia, los valores temporales, la amargura, la retención de los diezmos del Señor, la falta de compasión por los necesitados?

  • Permite que Dios reordene tus prioridades cuando sea necesario.

Los tiempos de dificultades económicas o de pérdidas exponen lo que es más importante para nosotros y lo que de verdad nos gusta. Proporcionan una oportunidad para identificar cualquier tendencia a acumular “cosas” que no necesitamos, y nos hacen tomar medidas para desarrollar un estilo de vida más moderado (Lucas 12:15, 31, 34).

¿Necesitas redefinir cuáles son tus “necesidades”? ¿Necesitas hacer algunos ajustes en tus gastos, con el fin de ser capaz de vivir de acuerdo a tus posibilidades y/o dar más para satisfacer las necesidades de los demás?

  • Pon tu confianza en el Señor.

En Él se puede confiar. Él te ama, Él conoce lo que enfrentas, y Él tiene cuidado de ti. Estas circunstancias no lo han tomado con la guardia baja. Él todavía está en Su trono y está haciendo cumplir Sus propósitos en tu vida y en el mundo. Confía en Él para que satisfaga tus necesidades, Él proveerá. Este es un buen momento para ver lo que Dios puede hacer (1 Reyes 17:1-16; Mateo 6:25-34).

  • Recuerda lo que Dios ha hecho en el pasado (Deuteronomio 8:2).
  • Confía en Su carácter (Salmo 36:5, 7).
  • Recuerda Sus promesas (Josué 23:14).
  • Niégate a ceder ante el miedo o la ansiedad (Salmo 46:1-3; Isaías 54:10).
  • Evita tomar el asunto en tus propias manos. No dejes que el miedo te conduzca a los lugares que Dios no quiere que vayas (Génesis 12:10; Rut 1:1).

¿Estás confiando en Dios para satisfacer tus necesidades, o en alguna otra fuente? ¿Tu respuesta a la adversidad demuestra fe o miedo? ¿Dependes de Él o confías en ti mismo?

  • Comunícate con los demás.

Sé sensible con los que te rodean, en particular los del Cuerpo de Cristo: ellos pueden tener necesidades aún mayores que las tuyas. No te limites a pensar en tus propios problemas, pon las necesidades de los demás por encima de las tuyas (Filipenses 2:4).

– Ora por las necesidades de otros (2 Tesalonicenses 1:11-12).

– Busca maneras de animar a los que pueden estar luchando (1 Tesalonicenses 5:11; Hebreos 3:13).

– Comparte con otros. Ayúdalos a satisfacer sus necesidades materiales, según el Señor te haya bendecido a ti. Esta es una oportunidad para los cristianos de demostrar el evangelio y la compasión de Cristo, para que el mundo diga: “Mirad cómo se aman unos a otros” (Deuteronomio 15:7, 14; Proverbios 21:13; Santiago 2:15 – 17).

¿A quién conoces que está luchando por llegar a fin de mes? ¿Cómo puedes ser un instrumento de la gracia de Dios para él o ella?

  • Practica dar como Cristo.

La tendencia natural en tiempos de incertidumbre financiera es retener lo que tenemos y dar menos. Pero ¡qué gran oportunidad de demostrar la grandeza y el poder de Dios con nuestras ofrendas! Pregúntale a Dios cómo puedes ejercitar la fe y reflejar Su corazón generoso en tu dar en este tiempo (2 Corintios 8:1-4; 9:8).

¿Tu manera de dar refleja el corazón generoso y dador de Cristo? ¿Cómo quiere Dios que tú crezcas en gracia al dar durante este tiempo?

  • Regocíjate en el Señor.

Sin importar lo que esté pasando en el mundo o en tu situación financiera personal, ¡no dejes que el enemigo te robe la alegría! ¡Si lo tenemos a Él, somos ricos, tenemos todo lo que necesitamos, y tenemos razones para alegrarnos! (Habacuc 3:17-18).

¿Estás tú manifestando el gozo del Señor?


Publicado originalmente por Aviva Nuestros Corazones.
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