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Nuestra sociedad ha comprado la filosofía de que hay (o debería haber) un remedio (de preferencia rápido y fácil) para cada anhelo insatisfecho.

Somos animadas a identificar nuestros anhelos y hacer lo que sea necesario para satisfacer esas “necesidades”. Así que… si estás hambrienta, come. Si quieres algo que no puedes pagar, cárgalo a tu tarjeta de crédito. Si anhelas romance, viste o actúa de manera que los hombres se fijen en ti. Si estás sola, comparte tu corazón con ese hombre casado en el trabajo.

La próxima vez que estés en el supermercado, echa un vistazo a las revistas para mujeres. Las portadas están llenas con ofertas que prometen satisfacer todos tus anhelos:

  • ¡99 maneras de verte mejor, sentirte mejor, y disfrutar más la vida!
  • Meriendas para bajar de peso.
  • Luce hermosa cuando hace calor.
  • 25 secretos para lucir joven.
  • La vida fácil: Trabajos divertidos, vestidos a la moda, fantasías salvajes y soluciones inteligentes.

En el mejor de los casos, esta forma de pensar ha dejado a muchas mujeres insatisfechas con anhelos que siguen sin cumplirse, quienes, aún a tientas, siguen buscando algo para llenar el vacío interior.

En el peor de los casos, este engaño ha causado enorme dolor y esclavitud, dejando al corazón con mucha ansiedad, resentimiento, y depresión. Esta mentira ha guiado a incontables mujeres a dejar su virginidad por un cuerpo tibio y la promesa de compañía. Ha guiado a mujeres casadas a buscar  su realización en los brazos de un hombre en el trabajo quien afirma preocuparse por sus sentimientos.

Ha llevado a muchos jóvenes al altar para intercambiar votos nupciales por razones equivocadas. Y ha guiado a un alto porcentaje de estas mismas parejas, a bajar del altar hacia el divorcio, todo como un esfuerzo de satisfacer sus profundos e insatisfechos anhelos interiores.

“Carmen” comparte a dónde la llevó esta mentira:

“Creyendo que no debía tener una vida con anhelos insatisfechos, yo conseguía lo que quería cuando lo quería. Ropa, viajes a Europa, fines de semana fuera, los cargaba a mi tarjeta de crédito o los financiaba de alguna manera, hasta que llegué a tener una deuda de aproximadamente  $7000-$10,000 dólares para el tiempo cuando había cumplido los 22 años. La otra cosa que yo deseaba y sentía que necesitaba ya, era un hombre. En consecuencia, estuve saliendo con hombres que en realidad no me interesaban o que yo sabía que solo querían dormir conmigo. Para tener citas, ocasionalmente tenía que ir más allá y tener sexo, solo para sentirme aceptada”.

¿Cuál es la verdad que nos hace libres de la esclavitud de esta decepción?

Primero, tenemos que reconocer que siempre tendremos anhelos no satisfechos de este lado del cielo. (Ro. 8:23) De hecho, si tuviéramos todos nuestros anhelos satisfechos aquí debajo, fácilmente estaríamos satisfechos de permanecer aquí, y nuestros corazones nunca anhelarían un lugar mejor. Es importante entender que nuestros anhelos internos no son necesariamente pecaminosos en si mismos. Lo que está equivocado es demandar que esos anhelos sean satisfechos aquí y ahora, o insistir en satisfacer estos anhelos en forma ilegitima.

Hasta que Dios provea el contexto legitimo para satisfacer nuestros anhelos, debemos aprender a tener contentamiento con nuestros anhelos no satisfechos.

La segunda verdad es que los anhelos más profundos de nuestros corazones no pueden ser satisfechos por ninguna persona o cosa creada.  Esta es una de las verdades más liberadoras que he descubierto en mi propio peregrinar. Por años, busqué personas y circunstancias que me hicieran feliz. Vez tras vez, cuando ellos fallaban en esto, me daba cuenta de que continuaba estando descontenta y decepcionada.

Los anhelos más profundos de nuestros corazones no pueden ser satisfechos por ninguna persona o cosa creada

La verdad es que está garantizado que cada cosa creada nos decepcionará. Las cosas pueden quemarse o quebrarse, ser robadas o perdidas. Las personas se pueden ir o cambiar, o fallar o morir. Tuve que perder a algunas de las personas más amadas, hace algunos años, para darme cuenta de que siempre viviría en un estado de decepción si estaba buscando que la gente saciara la esencia de mi ser.


Publicado originalmente el 10 de abril del 2013 para Aviva Nuestros Corazones.
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