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3 cosas que no sabías acerca del Sermón del Monte

Ha sido una gran alegría para mí dedicar mucha energía mental a estudiar, enseñar, y escribir acerca del Sermón del Monte. Aunque ya terminé de escribir mi nuevo libro acerca del sermón, este famoso texto bíblico continúa enseñándome cosas nuevas todos los días.

Aquí hay tres cosas que he aprendido sobre el sermón que la mayoría de la gente probablemente no sabe.

1. El sermón de Jesús es radical pero no completamente nuevo

Por respeto a Jesús, a menudo asumimos que su mensaje fue un rayo de novedad y de cosas maravillosas nunca antes escuchadas por la humanidad.

El Sermón del Monte sí es un rayo. Es una revelación directa de Dios, que proviene de la boca del mismo Verbo encarnado. Pero esto no significa que las enseñanzas de Jesús fueron completamente nuevas.

Cuando entendemos el sermón en el contexto cultural del mundo mediterráneo del primer siglo, podemos discernir que existe tanto continuidad como diferencia. Esto es algo bueno. Jesús no estaba hablando en un idioma de otro mundo, sino revelando el reino de Dios a personas reales en culturas reales.

Hay dos partes del contexto cultural de Jesús que iluminan lo que Jesús está diciendo, y también muestran que el sermón no es completamente nuevo. En el contexto judío, Jesús se presenta como un profeta, al igual que los del Antiguo Testamento. Jesús está llamando a la gente a reconsiderar quién es Dios y qué desea para sus criaturas. El mensaje de Jesús en el sermón es que Dios es nuestro Padre que ve y se preocupa por el corazón, no solo por obras de justicia externas y religión.

Esta enseñanza tiene sus raíces en y resuena con la tradición profética, particularmente Isaías y Jeremías, con una buena dosis de Daniel y de los profetas menores. Hay una continuidad profunda entre las palabras de Jesús y el resto de la Biblia.

Hay una continuidad profunda entre las palabras de Jesús y el resto de la Biblia.

El otro contexto operativo en el sermón es el mundo de la filosofía griega y romana. Jesús no solo es un profeta, sino también un sabio, un sabio filósofo que llama a las personas a reorientar sus vidas de acuerdo con una visión virtuosa del mundo.

Como filósofo, Jesús invita a las personas a formas de estar y vivir en el mundo que prometen una vida verdaderamente buena (el florecer humano). Él es un maestro que reúne e instruye a sus discípulos. Sus enseñanzas se reúnen en epítomes memorables que ofrecen una serie de bienaventuranzas, las cuales prometen vida verdadera. Y él enfatiza la integridad virtuosa (ver especialmente 5:48). Ciertamente, hay diferencias entre el contenido de lo que Jesús dijo y lo que otros filósofos enseñaron, pero la forma y la sensación del sermón eran familiares para los oyentes en el primer siglo.

Al final del sermón, las multitudes se sorprenden, pero esto no se debe tanto a que el contenido sea nuevo, sino a la claridad, fuerza, y ​​autoridad con que Jesús enseña. Sus enseñanzas son radicales, pero no salen de la nada.

2. El sermón de Jesús no es un ideal imposible para mostrarte tu necesidad de gracia

Una lectura común del sermón, especialmente dentro del protestantismo, es que sus altas exigencias éticas están destinadas a mostrarnos la imposibilidad de ser bueno, creando así una crisis que nos hace huir a Cristo, para recibir su gracia y rectitud imputada. El llamado de Jesús a nunca sentir lujuria u odio, poner la otra mejilla cuando uno es atacado, hacer actos piadosos con motivos perfectos centrados en Dios, no preocuparse por el futuro, y nunca juzgar a los demás… todos estos son imposibles de hacer a la perfección. Esto nos muestra nuestra necesidad desesperada del trabajo salvador de Cristo en nuestras vidas, y así es una y otra vez.

Si bien la imposibilidad de ganarnos la salvación, y la necesidad de la gracia radical son ciertas desde una perspectiva completa de la Biblia, esto pasa por alto el género, el punto, y la meta del sermón. El sermón no es, para usar las categorías excesivamente reduccionistas de Lutero, acerca de la “ley” que nos hace ver nuestra necesidad del “evangelio”. Más bien, es sabiduría de Dios, que nos invita a través de la fe a reorientar nuestros valores, visión, y hábitos, desde los caminos de la justicia externa, hasta la total sinceridad hacia Dios. Esto no es “ley” sino “evangelio”. Jesús nos invita a vivir en el reino de Dios tanto ahora como en la era futura. Esto es gracia.

Nadie puede vivir perfectamente la visión del sermón (excepto Jesús), pero esto no significa que sea irrelevante para nuestras vidas. Por fe y mediante la gracia, Jesús nos invita a una vida práctica de discipulado. Participamos en él, e imitamos (imperfectamente) la manera en la que Jesús confió en el Padre y esperó el Reino.

El sermón no es todo lo que necesitamos saber o todo lo que es verdad del evangelio. El punto principal de la historia del evangelio es la muerte y la resurrección de Jesús el Mesías. A través de su fidelidad y rectitud, Él produce un nuevo pacto entre Dios y la humanidad. Sobre esta base sola, con el poder del Espíritu, se nos da vida. Todo esto es por gracia. Esto es esencial. En esto Lutero, y los cristianos en general, tienen razón.

El punto principal de la historia del evangelio es la muerte y la resurrección de Jesús el Mesías.

Estando ahora de pie en esta gracia, los creyentes responden a la invitación de Jesús en el sermón. Nuestros hábitos y formas de ser son deconstruidos y reformados a través de su modelo y enseñanzas. Ser un discípulo es la respuesta apropiada y necesaria a la asombrosa gracia de Dios, y el sermón juega un papel crucial en eso.

3. El sermón de Jesús debe ser memorizado, y servir como fuente de meditación constante

En el mundo occidental moderno estamos llenos de Biblias. Las tasas de alfabetización son notablemente altas. Como resultado, la mayoría de los estadounidenses y europeos interesados ​​en Jesús y el sermón pueden encontrar fácilmente una copia y leerla. Busca en Google “el sermón del monte”, y podrás encontrar innumerables traducciones y explicaciones. Esto es bueno.

Sin embargo, no es así como se recibió el sermón originalmente, ni tampoco el tipo de contexto pedagógico en el que intencionalmente se dio. Por el contrario, el sermón proviene de un tiempo y una cultura que se concentraba en el oído más que en el ojo. El sermón (tanto para el habla original de Jesús como para la escritura de Mateo) está diseñado como un dispositivo de meditación auditiva fácil de memorizar.

Es uno de los cinco bloques de enseñanza de Mateo que reúnen las enseñanzas de Jesús sobre diversos temas, presentándolas en una estructura temática memorable (generalmente en grupos de tres), con imágenes vívidas y lenguaje poético, para que los aspirantes a ser discípulos puedan escuchar, memorizar, y así meditar en lo que el maestro ha dicho. Ser un discípulo es memorizar los dichos del maestro y modelar la vida de uno en la suya.

Ser un discípulo es memorizar los dichos del maestro y modelar la vida de uno en la suya.

Todavía no he memorizado la totalidad del sermón (muy a mi pesar), pero regularmente hago largas caminatas y recuerdo y recito las porciones que he memorizado. Siempre me sorprende el poder nuevo, las nuevas percepciones, y las conexiones canónicas que inundan mi mente, cosas que nunca había notado a pesar de las múltiples lecturas y el estudio literario exhaustivo. Esta es la razón por la cual el sermón fue escrito. Dale una probada.


Nota del editor: este artículo ha sido publicado en asociación con Baker Academic.

Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Michelle Lago.
Imagen: Lightstock.
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