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Como decía en la entrada anterior, existe una diferencia abismal entre la persona llena de alcohol y el creyente lleno del Espíritu. La persona ebria pierde el control de sí misma, mientras que uno de los frutos del Espíritu es el dominio propio.

Dice Pablo en Gal. 5:22-23 que el fruto del Espíritu “es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”, es decir, dominio propio, auto control. Y en 2Tim. 1:7 Pablo dice una vez más que Dios no nos ha dado un “Espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Muchas personas al día de hoy entran en una especie de trance emocional y comienzan a comportarse como si estuvieran fuera de sí, y nos dicen que eso es una evidencia de que están llenos del Espíritu. Pero la llenura del Espíritu no se manifiesta de ese modo, sino más bien a través de un carácter piadoso y una vida fructífera.

Lo que hace el Espíritu Santo en nosotros es tomar nuestras facultades y ponerlas a funcionar adecuadamente. Como bien señala John Stott: “Si el alcohol excesivo deshumaniza, transformando a un ser humano en una bestia, la plenitud del Espíritu humaniza, porque nos hace como Cristo”.

Así como el alcohol es un sedante, el Espíritu opera en nosotros como un estimulante: estimula nuestra mente, nuestro corazón, nuestra voluntad. Ser llenos del Espíritu Santo es permitir que El nos estimule en el amor a Dios, en la obediencia, en la adoración, en el servicio. Por eso en la Biblia se conecta la plenitud del Espíritu con rasgos piadosos de carácter.

En Hch. 6:3, en el contexto de la elección de los primeros diáconos, se exhorta a la iglesia a buscar “siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría”. Y luego en el vers. 5 se menciona a Esteban de manera particular y se nos dice que era un “varón lleno de fe y del Espíritu Santo”.

Más adelante, en Hch. 13:52 se dice de los discípulos de Antioquía que estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. Noten que el énfasis está en el carácter de la persona. Y lo mismo vemos en otros textos que, aunque no mencionan la llenura del Espíritu explícitamente, sí hacen referencia a una vida espiritual abundante que solo puede ser producida por la plenitud del Espíritu en nosotros.

Por ejemplo, en Rom. 14:17 Pablo nos dice que “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. Y luego en Rom. 15:13 añade: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”.

En 2Cor. 7:4 Pablo habla de ser lleno de consolación y de sobreabundar de gozo, aun medio de las tribulaciones. Y por los Colosenses pide en oración “que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”.

Ese es el efecto que produce en el cristiano la llenura del Espíritu: buen testimonio, sabiduría, fe, gozo, paz, esperanza, consuelo, conocimiento de Dios, fructificación. Es lo mismo que tenemos en nuestro texto. En Ef. 5:18 Pablo menciona la llenura del Espíritu en medio de una amplia sección que trata con el comportamiento del cristiano en el mundo.

Y ¿cuáles son los resultados que cosecharemos en nuestras vidas si somos llenos? Pablo menciona el gozo, la gratitud, una comunión edificante, sumisión mutua. Eso es lo que produce en el creyente la llenura del Espíritu.

Es imposible vivir la vida cristiana abundante que Cristo ofrece sin ser llenos del Espíritu. Esa llenura es imprescindible para el gozo cristiano, para la adoración espiritual, para el servicio fiel, para la obediencia constante.

No podremos andar como es digno de la vocación con que fuimos llamados, no podremos vivir a la altura de lo que somos como cristianos, ser imitadores de Dios, andar en amor, andar en luz, andar en sabiduría, si no somos llenos del Espíritu Santo.

Nuestro Señor Jesucristo dijo a Sus discípulos en el discurso del aposento alto: “Separados de mí, nada podéis hacer” (Jn. 15:5), y Él mora en nosotros por Su Espíritu. Fuera de Su influencia quedamos reducidos a menos que nada. Si hay algo que necesitamos con urgencia en nuestras vidas es ser llenos del Espíritu Santo.

La pregunta que muchos deben estar haciéndose en este momento es ¿cómo puede un creyente ser lleno del Espíritu? Eso es lo que trataremos en la próxima entrada.

Entrada anterior: ¿Qué significa ser lleno del Espíritu Santo?

© Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

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