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Definición

La teología católica romana es un sistema doctrinal que propugna los dogmas individuales desarrollados y defendidos por la Iglesia católica romana. Este sistema se basa en dos axiomas: la interdependencia naturaleza-gracia y la interconexión Cristo-iglesia, de los que se derivan las distintas creencias católicas.

Sumario

Este ensayo se centra en analizar la teología católica romana y su relación con la teología protestante. Los fundamentos del sistema católico son la interdependencia naturaleza-gracia y la interconexión Cristo-iglesia. Los fundamentos del sistema protestante son los principios de la Reforma encapsulados en las 5 solas: solo la Escritura, solo Cristo, solo la gracia, solo por la fe, solo la gloria a Dios. Sin embargo, las dos tradiciones tienen muchos puntos en común. Al mismo tiempo —y debido a que los dos sistemas tienen fundamentos diferentes— chocan con muchas divergencias teológicas.

INTRODUCCIÓN

La religión cristiana y la teología asociada a ella abarcan tres grandes ramas: El catolicismo romano, la ortodoxia oriental y el protestantismo. Este artículo aborda la primera de estas tradiciones, centrándose en la teología católica romana y su relación con la teología protestante.

Cuando la gente piensa en la iglesia católica romana, tiende a pensar en la autoridad del papa, la veneración de María, la celebración de la misa, la eucaristía y los demás sacramentos, etc. La teología que sustenta estas diversas doctrinas y prácticas se basa en dos fundamentos: la interdependencia naturaleza-gracia y la interconexión Cristo-iglesia.

La interdependencia naturaleza-gracia

Por definición, la naturaleza es todo lo que ha sido creado: planetas, ángeles, montañas, árboles, aves, peces, animales, seres humanos, agua, aceite, pan y vino. La gracia es el favor de Dios en relación con el mundo que ha creado. Según la teología católica romana, la naturaleza y la gracia son interdependientes por designio de Dios. La naturaleza es capaz de recibir y transmitir la gracia, y la gracia debe ser comunicada concretamente por la naturaleza. Por ejemplo, el agua (en el ámbito de la naturaleza) es capaz de recibir y comunicar la gracia cuando, consagrada por un obispo católico, se la utiliza para el bautismo. Este sacramento (en el ámbito de la gracia) limpia al niño del pecado original, lo regenera y lo incorpora a Cristo y a su iglesia. Esta interdependencia naturaleza-gracia es el primer fundamento de la teología católica.

La interconexión Cristo-iglesia

Hay dos manifestaciones del principio de la encarnación, un patrón con el que Dios creó el mundo para que la gracia y la naturaleza fueran interdependientes. La primera manifestación es la encarnación del Hijo de Dios como Jesucristo, que medió la gracia hacia la naturaleza. La segunda manifestación es la Iglesia católica romana, que, como prolongación de la encarnación de Cristo, continúa mediando la gracia a la naturaleza. La iglesia es la continuación de Dios Hijo encarnado, siendo la totalidad de Cristo; deidad, humanidad y cuerpo.

En consecuencia, la teología católica enseña que la Iglesia católica romana actúa como otra (o segunda) persona de Cristo, mediando entre los dos ámbitos de la naturaleza y la gracia. La naturaleza, abierta a la gracia, recibe la gracia mediada por la iglesia. La gracia, que debe ser tangible y concreta, se comunica por medio de elementos de la naturaleza que son consagrados por la iglesia. Por ejemplo, un obispo católico consagra el aceite (en el ámbito de la naturaleza) y lo emplea para los sacramentos de la Confirmación y Orden sagrado. Al mediar estos sacramentos en lugar de Cristo, la iglesia confiere tangible y concretamente la gracia a los confirmados y a los que acceden al sacerdocio. Esta interconexión Cristo-iglesia es el segundo fundamento de la teología católica.

La teología católica se construye sobre estos dos fundamentos. La teología protestante, en particular, no está de acuerdo con estos axiomas, ya que tiene sus propios principios de la Reforma resumidos en sus cinco solas: solo la Escritura, solo Cristo, solo la gracia, solo por la fe, solo la gloria de Dios. La teología católica y la teología protestante están construidas sobre bases muy diferentes.

Puntos comunes 

Aun así, como tradición dentro de la amplia religión cristiana, la teología católica romana tiene muchos puntos en común con las otras dos tradiciones (la ortodoxa oriental y el protestantismo). Estos acuerdos doctrinales incluyen los siguientes:

  1. La Trinidad: Dios existe eternamente como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
  2. La naturaleza de Dios: Dios es autoexistente, inmutable, eterno, presente en todas partes, omnipotente, omnisciente, amoroso, santo, justo, glorioso, etc.
  3. La revelación de Dios: Dios se da a conocer por medio de la revelación general (p. ej., la creación y la conciencia humana) y la revelación especial (p. ej., la encarnación del Hijo y la comunicación inspirada de la Palabra).
  4. La persona de Jesucristo: El Hijo se encarnó como Jesucristo, siendo concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. Es el Dios-hombre que posee una naturaleza plenamente divina y otra plenamente humana.
  5. La obra salvadora de Jesucristo: Dios Hijo encarnado vivió una vida sin pecado, al final de la cual fue crucificado por nuestros pecados, murió y fue sepultado.
  6. La persona y la obra del Espíritu Santo: El Espíritu Santo es adorado junto con el Padre y el Hijo, y trabaja inseparablemente con ellos en la creación, la providencia, la redención y la consumación.
  7. La gloria y la depravación de los seres humanos: Dios creó a los seres humanos como la cúspide de su creación. Como portadores de la imagen divina, son personas complejas con un aspecto material (cuerpo) y otro inmaterial (alma o espíritu). Adán y Eva cayeron en el pecado, y toda la raza humana quedó sumida en él. El pecado original es el estado de corrupción (y de culpa, según algunos) en el que nacen todos los seres humanos.
  8. La salvación es iniciada por Dios: La iniciativa divina en la realización de la salvación se centra en la muerte de Jesucristo por crucifixión, como sacrificio expiatorio por el pecado humano. Habiendo logrado la salvación, resucitó de entre los muertos al tercer día y posteriormente ascendió al cielo, desde donde envió al Espíritu Santo. La iniciativa divina en la aplicación de la salvación se centra en los poderosos actos de elección de Dios, en la llamada a sí mismo, en el impulso de gracia hacia el arrepentimiento y la fe, etc. No se admite ningún papel para la iniciativa y el mérito humanos al principio de la salvación.
  9. La comunidad de fe: La iglesia se caracteriza por cuatro atributos: unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Es el pueblo de Dios, el cuerpo de Cristo y el templo del Espíritu Santo.
  10. La esperanza viva: La esperanza personal de los cristianos es escapar del castigo eterno y disfrutar de la vida eterna. La esperanza cósmica de los cristianos incluye la segunda venida de Jesucristo, la resurrección del cuerpo, la comparecencia ante Cristo en el juicio final y la vida eterna en el nuevo cielo y la nueva tierra.

Divergencias

La teología católica tiene diferencias significativas con las otras dos tradiciones, en particular con la teología protestante. Fundamentalmente, estas divergencias provienen de la interdependencia naturaleza-gracia y de la interconexión Cristo-iglesia, los dos axiomas discutidos por el protestantismo. En concreto, estos desacuerdos doctrinales son los siguientes:

1) La revelación divina y su interpretación: Según el catolicismo romano, la revelación autorizada de Dios consiste en dos corrientes estrechamente conectadas, la Escritura y la Tradición. Según el protestantismo, la revelación divina es sólo la Escritura (sola Scriptura, uno de los principios fundacionales protestantes).

  • La Escritura es la Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo y escrita por autores humanos. Mientras que la Biblia católica y la protestante son idénticas en lo que respecta al Nuevo Testamento, difieren en la composición del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento protestante tiene treinta y nueve escritos, y el Antiguo Testamento católico romano tiene siete libros adicionales, conocidos como deuterocanónicos o apócrifos, los cuales son: Tobit, Judit, Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruc y 1 y 2 Macabeos y secciones adicionales en Ester y Daniel. Estos escritos apócrifos no formaban parte de la Biblia de Jesús y sus apóstoles; por eso no se incluyen en el Antiguo Testamento protestante.
  • La Tradición es la enseñanza que Jesús comunicó oralmente a sus apóstoles, quienes, a su vez, la comunicaron oralmente a sus sucesores, los obispos. Esta Tradición es mantenida por el magisterio de la Iglesia católica romana, que ocasionalmente proclama doctrinas basadas en ella (p. ej., la inmaculada concepción de María y su asunción corporal). La teología protestante rechaza esta noción de Tradición por su escaso apoyo bíblico e histórico y porque contradice la única autoridad, suficiencia y necesidad de la Escritura.
  • La interpretación de la revelación divina, según el catolicismo romano, es responsabilidad de la jerarquía de la iglesia. El magisterio, formado por el papa y los obispos, proporciona a la iglesia la interpretación autorizada de la Escritura y la Tradición escritas. En consecuencia, todas las interpretaciones católicas deben ajustarse a la interpretación oficial del magisterio. La interpretación bíblica protestante opera a partir de la claridad de la Escritura y la iluminación del Espíritu Santo, de acuerdo con los principios interpretativos básicos; por ejemplo, el tema de toda la Escritura es Cristo, y los diferentes géneros —narrativa, poesía, epistolar, profecía, proverbio— tienen diferentes reglas hermenéuticas para su comprensión.

2) Mariología: Según el catolicismo romano, la mariología consta de varios elementos fundamentales. En la eternidad pasada, Dios planeó que la encarnación del Hijo fuera precedida por el asentimiento de una mujer predestinada a ser su madre. Para que esta mujer clave accediera a su papel predestinado, debía estar bien preparada. En consecuencia, la teología católica romana invoca la concepción inmaculada de María: en su concepción, «fue preservada inmune de toda mancha de pecado original» (Pío IX, Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854). Concebida sin pecado, nació sin pecado y vivió toda su vida sin pecado. Así, ante el anuncio del ángel de que se convertiría en la madre del Hijo de Dios, María dio su asentimiento a la voluntad de Dios.

  • La impecabilidad de María se manifestó en su virginidad perpetua; permaneció virgen toda su vida. Además, la teología católica mantiene un papel especial para María en la iglesia. Mientras su Hijo era crucificado, ella sufrió con él y consintió su ofrenda en la cruz. Como uno de sus últimos actos, Jesús confió a María ser la madre de todos los cristianos. Tras la ascensión de Jesús, María rezó para ayudar a inaugurar la iglesia. Por ello, es el modelo de obediencia, fe, sufrimiento y esperanza para la iglesia, de la que es madre. A la luz de su impecabilidad, la teología católica romana invoca la asunción corporal de María: «cuando terminó el curso de su vida terrenal, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial» (Pío XII, Munificentissimus Deus, 1 de noviembre de 1950).
  • Esta mariología exaltada se ve claramente en los títulos con los que la iglesia invoca a María: abogada, auxiliadora, benefactora y mediadora. La iglesia le rinde una devoción especial: no la devoción del culto, que está reservada solo a Dios, ni la mera veneración, que se da a todos los santos. La devoción a María es más bien una hiperdulía (o súper veneración), que incluye la oración por su intercesión en favor de los fieles católicos y la ayuda por su bondadosa intervención en su favor.
  • La teología protestante reconoce con gratitud a María como madre de Jesucristo, aprecia su extraordinario ejemplo de fe y obediencia, y la llama «bienaventurada» (Lc 1:48) por la poderosa obra de Dios en ella y a través de ella. Sin embargo, rechaza la desarrollada mariología católica romana.

3) La Iglesia y sus sacramentos: Sobre la base de la interdependencia naturaleza-gracia y de la interconexión Cristo-Iglesia, la Iglesia Católica Romana pretende ser la única Iglesia de Cristo. Así, las asambleas protestantes no son verdaderas iglesias sino «comunidades eclesiales» cuya salvación fluye de la plenitud de la salvación en la Iglesia católica.

  • Estructuralmente, en el corazón de la Iglesia está el papa, que es el sucesor de Pedro y el vicario o representante de Cristo, junto con los obispos, que constituyen la jerarquía de la Iglesia. Litúrgicamente, en el corazón de la Iglesia están los siete sacramentos, elementos de la naturaleza que, consagrados y administrados por la jerarquía, transmiten la gracia a los fieles católicos.
  • El bautismo confiere la gracia a través del agua consagrada, que limpia a las personas del pecado original, las regenera y las incorpora a la Iglesia. La Confirmación confiere la gracia mediante el óleo consagrado y la imposición de manos del obispo, confiriendo la plenitud del Espíritu Santo para que los fieles estén capacitados para la misión. La Eucaristía, que es «fuente y cumbre de la vida cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1324), otorga la gracia a través del pan y el vino, elementos de la naturaleza que se transubstancian, o se transforman por el poder de Dios, en el cuerpo y la sangre de Cristo.
  • Para los católicos que cometen pecados mortales (es decir, violaciones atroces y premeditadas de los Diez Mandamientos, como el homicidio), la Penitencia confiere la gracia a través de ciertos signos y buenas obras, absolviendo así al fiel de su pecado y devolviéndole la salvación. La Unción de los Enfermos otorga la gracia, mediante el óleo consagrado, a los que padecen una enfermedad grave o están moribundos, para que se curen o se preparen para afrontar la muerte. El Orden Sagrado confiere la gracia mediante la imposición de las manos de los obispos, para ordenar a los hombres al sacerdocio. El matrimonio confiere la gracia a un hombre y una mujer que pactan juntos para casarse.
  • Por el contrario, los protestantes se reúnen en verdaderas iglesias que se caracterizan por la predicación de la Palabra y la administración de dos sacramentos u ordenanzas, el bautismo y la Cena del Señor (algunos protestantes añaden una tercera marca, la disciplina eclesiástica).

4) La salvación: A través de sus siete sacramentos, y actuando en la persona de Cristo, la Iglesia Católica Romana transmite el favor de Dios para la salvación. La gracia se infunde en sus receptores, transformando su carácter para que puedan trabajar para merecer la vida eterna. Los sacramentos son válidos «ex opere operato», es decir, infunden la gracia por el simple hecho de ser administrados. Su eficacia no depende del sacerdote que los administra ni de sus destinatarios, aunque los que participan fielmente reciben un mayor beneficio.

  • Esta infusión de la gracia a través de los sacramentos es la clave de la visión católica de la salvación. Cuando un niño es bautizado, experimenta la justificación inicial, que es inmerecida. Con el proceso de salvación en marcha, coopera con la gracia de Dios infundida en él para realizar buenas obras y merecer la vida eterna. Si llega al final de su vida en estado de gracia, se salvará en última instancia, aunque probablemente no inmediatamente. Debido a la mancha del pecado, necesita ser purificado de los defectos. Primero sufre el castigo y la purificación en el purgatorio, y luego, perfeccionado, puede entrar en la presencia de Dios en el cielo.
  • La teología protestante rechaza la noción de la teología católica de que «la justificación no es sólo el perdón de los pecados, sino también la santificación y la renovación de la persona interior [regeneración]» (Concilio de Trento, Decreto sobre la justificación, 7 [1547]). Por el contrario, la doctrina protestante sostiene que la justificación es la declaración de Dios de que las personas pecadoras no son culpables, sino justas. Este pronunciamiento legal no se basa en el mérito de la justicia mediante la realización de buenas obras, sino que se debe a que la justicia de Cristo les es imputada o acreditada. Esta doctrina de la justificación es uno de los principios fundamentales del protestantismo.

Conclusión

La teología católica romana se caracteriza por tener puntos en común y divergencias con las teologías de las otras dos ramas del cristianismo: la ortodoxia oriental y el protestantismo. Los compromisos doctrinales comunes incluyen la Trinidad, la naturaleza divina, la revelación de Dios, la persona de Jesucristo, su obra salvadora, la persona y la obra del Espíritu Santo, la gloria y la depravación de los seres humanos, la iniciativa divina en la salvación, la comunidad de fe y la esperanza viva.

En cuanto a sus diferencias con la teología protestante, la teología católica se basa en dos principios, la interdependencia naturaleza-gracia y la interconexión Cristo-Iglesia. Sobre estos fundamentos se construyen las doctrinas católicas de la revelación divina y su interpretación, la mariología, la Iglesia y sus sacramentos, y la salvación. La teología protestante se basa también en dos principios: sola Scriptura (sólo la Escritura) y la justificación sólo por la gracia a través de la fe sólo en Cristo sólo para la gloria de Dios.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition.


Este ensayo es parte de la serie Concise Theology (Teología concisa). Todas las opiniones expresadas en este ensayo pertenecen al autor. Este ensayo está disponible gratuitamente bajo la licencia Creative Commons con Attribution-ShareAlike (CC BY-SA 3.0 US), lo que permite a los usuarios compartirlo en otros medios/formatos y adaptar/traducir el contenido siempre que haya un enlace de atribución, indicación de cambios, y se aplique la misma licencia de Creative Commons a ese material. Si estás interesado en traducir nuestro contenido o estás interesado en unirte a nuestra comunidad de traductores, comunícate con nosotros.

Lecturas adicionales

  • Gregg R. Allison, Roman Catholic Theology and Practice: An Evangelical Assessment (Wheaton: Crossway, 2014)
  • Gregg Allison and Chris Castaldo, The Unfinished Reformation: What Unites and Divides Catholics and Protestants after 500 Years (Grand Rapids: Zondervan, 2016). See an Author Interview here.
  • Chris Castaldo, Holy Ground: Walking with Jesus as a Former Catholic (Grand Rapids: Zondervan, 2009)
  • Chris Castaldo, Talking to Catholics about the Gospel: A Guide for Evangelicals (Grand Rapids: Zondervan, 2015)
  • Kevin Vanhoozer, Biblical Authority after Babel: Retrieving the Solas in the Spirit of Mere Protestantism (Grand Rapids: Brazos Press, 2016)
  • Catechism of the Catholic Church
  • Gregg R. Allison, “Roman Catholics and Protestants: Commonalities and Differences,” TGC workshop (April 4, 2017)
  • Kevin DeYoung, “Protestant and Catholic: What’s the Difference,” TGC blog
  • Chris Castaldo, “Why I Left the Catholic Church,” chriscastaldo.com