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Todos nosotros fallamos, por lo que también deberíamos esperar ser criticados de vez en cuando. Sin embargo, hoy en día, un señalamiento oportuno y apropiado puede tener el efecto descomunal de «cancelar» a alguien en el ámbito social, cultural, profesional, denominacional o en cualquier otro.

Una crítica puede reducir a una persona a su único mal momento de definición, aun cuando su historia, logros y carácter sean loables. Una narrativa condenatoria ni siquiera tiene que ser verdadera para arruinar el buen nombre de una persona, solo necesita ser contada por alguien que tenga una audiencia. En un instante, la voz de esa persona es silenciada, pierde su influencia y su reputación es destruída.

En la corte moderna de la opinión pública, donde se espera que las personas sean canceladas por tener una opinión particular sobre ciertos temas, ya no podemos asumir que seremos juzgados inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Más bien, esperamos ser juzgados como culpables hasta que se demuestre que somos inocentes y puede que sea demasiado tarde para ese entonces.

Las personas que sirven en el ministerio a veces pueden vivir con el temor de ser calumniadas o canceladas. Como dijo un colega que ha sido pastor por casi 40 años: «Si me coloco detrás de un micrófono y digo solo cinco palabras mal expresadas o mal entendidas, podría arruinar todo mi ministerio».

Aprovechar la crítica al máximo

Las críticas pueden contribuir a mi crecimiento e intimidad con Cristo, aun aquellas que son injustas y malintencionadas

No soy un fanático de la cultura de cancelación en lo absoluto. Sin embargo, he llegado a apreciar cómo las críticas pueden contribuir a mi crecimiento e intimidad con Cristo, aun aquellas que son injustas y malintencionadas. Una vez, después de que alguien tergiversó mis palabras en lo que parecía ser un intento por desacreditarme y difamarme de manera personal, Tim Keller me recordó que aun las críticas injustas pueden llevarnos a la intimidad con Cristo. Este proceso no es divertido, pero puede resultar fructífero. Considera las palabras de Tim:

«Si la crítica proviene de alguien que no te conoce en lo absoluto (y a menudo este es el caso en Internet), es posible que la crítica sea completamente injustificada y profundamente equivocada. A menudo soy ridiculizado no solo por mis opiniones, sino también, y con mayor frecuencia, por opiniones (y motivos) que no sostengo en lo absoluto. Cuando eso sucede, es aún más fácil caer en la presunción y tal vez tener la tentación de reírse de lo equivocados que están tus críticos. Puedes sentirte tentado a decir: “Patético…”. No lo hagas. Aun si no hay el más mínimo ápice de verdad en lo que dice el crítico, no debes burlarte de ellos en tus pensamientos. Primero, recuerda ejemplos pasados de tus propios errores, estupideces y desorientación, momentos en los que realmente cometiste algún error. En segundo lugar, ora por el crítico, para que crezca en gracia».

Luchando con cerdos

Un hombre que visitó nuestra iglesia me escribió en Twitter hace unos años, señalando varias cosas que, en su «humilde opinión», estaban mal en mi sermón. Me sentí irritado y a la defensiva, lo cual me llevó a tomar represalias expresando mi propia crítica neciamente, usando un versículo bíblico para justificarme. El hombre luego publicó cinco mensajes más, amontonando más críticas, sacando mis palabras de contexto, poniendo palabras en mi boca que no había dicho y atribuyendo motivos que no tenía. Respondí por segunda vez de una manera que una vez más no fue útil.

El pastor Scotty Smith, un viejo amigo, alguien que alienta y un mentor como si fuera mi «hermano mayor», vio el intercambio en ese momento y me envió un mensaje de texto: «Scott, hermano mío, olvidaste que no se supone que debes luchar con cerdos».

El texto de Scotty no pretendía insultar al hombre en Twitter. «No luches con cerdos» es otra forma de decir que, cuando las personas intentan pelear o parecen estar dispuestas a contrariarte, por lo general es mejor no involucrarse en una conversación con ellas. ¿Por qué? Porque cuando luchamos con cerdos, corremos el riesgo de actuar como unos testarudos y todos terminarán con lodo en la cara. Solo el cerdo disfruta esta experiencia.

Mirando a Cristo

Seguros en la justicia de Cristo, nuestro objetivo no es complacer a otros ni ganar ventaja sobre nuestros críticos. Nuestro objetivo es agradar a Cristo

Hay otro precio que pagamos cuando luchamos con cerdos. Cuando contraatacamos con revancha, en lugar de calmar una situación con una respuesta amable, corremos el riesgo de condicionarnos a rechazar todas las críticas, aun las que sí son justas. Cuando esto ocurre, estamos desempeñando el papel de víctima y mártir, escuchando la voz torcida de nuestra autojusticia en lugar de descansar y responder desde la justicia que es libremente nuestra en Cristo.

Seguros en la justicia de Cristo, nuestro objetivo no es complacer a otras personas ni ganar ventaja sobre nuestros críticos. Más bien, nuestro objetivo es agradar a Cristo con vidas de humildad, fidelidad y amor. Nuestro objetivo es adquirir un tipo de carácter y humildad que dificulte que otros nos acusen, no para nuestra propia gloria, sino para la gloria de Cristo. Si bien hay ocasiones en las cuales es importante que la reputación de un líder sea defendida de declaraciones falsas y difamatorias (idealmente, tal defensa vendría de otros líderes en la iglesia), no es una buena opción tomar represalias y arrojar más fango.

Nuestro punto de partida en este esfuerzo, que también es nuestra meta final, es recordar que Cristo mismo fue «cancelado» por nuestro bien. Esto fue voluntario de su parte. Al morir en nuestro lugar, nos protegió del castigo que merecíamos por las cosas que le daban todo el derecho de cancelarnos. Qué asombroso y maravilloso que Él ni siquiera considere hacer eso. Damos gracias a Dios por su insondable gracia.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición
Nota del editor: 

Este artículo fue adaptado del nuevo libro de Scott Saul: A Gentle Answer: Our ‘Secret Weapon’ in an Age of Us-Against-Them (Una respuesta apacible: nuestra ‘arma secreta’ en una época de unos-contra-otros) (Thomas Nelson, 2020) y fue usado con permiso.

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