¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

El término primicias se refería a la selección de los mejores frutos de la primera cosecha de los israelitas en el Antiguo Testamento. Esta selección se debía entregar a Dios como ofrenda en ciertas fechas del año. La Biblia habla sobre las primicias en varios contextos porque representaban algo especial y, por lo tanto, era lo más importante de entre todo aquello que el pueblo podía producir o adquirir como fruto de su trabajo.

Las primicias en el Antiguo Testamento

El Pentateuco contiene varios versículos donde, de manera clara, la ley mosaica establece que las primicias pertenecen a Dios. Como Señor de toda la creación, Dios demandaba que su pueblo presentara las primicias sin demora, como señal de gratitud al Amo de la tierra y quien da la fecundidad a las plantas, animales y seres humanos.

Dios demandaba a su pueblo las primicias en las siguientes áreas:

  • Los frutos de la tierra (Éx 23:19; 34:22; 34:26; Dt 26:10).
  • Alimentos como espigas, granos, harinas, pan (Lv 2:12, 14; 23:17, 20; Nm 18:12).
  • Animales y sus derivados como la lana de las ovejas (Gn 4:4; Dt 12:6; 14:23; 18:4; Éx 34:19; Lv 27:26).
  • Personas (Éx 13:2, 13; 22:29; Nm 3:13; 8:17).

En el Pentateuco se establece que había un día para presentar las primicias: «También, el día de los primeros frutos [primicias, RV1960], cuando ustedes presenten una ofrenda de cereal nuevo al Señor en la fiesta de las semanas, tendrán santa convocación; no harán trabajo servil» (Nm 28:26; cp. Éx 34:22). Esto se comprende mejor al conocer un dato histórico:

«Todos los varones israelitas tenían que presentarse tres veces al año ante el Santuario para presentar las primicias de la cosecha de cebada (en la fiesta de los Panes sin levadura); del trigo (en la fiesta de las Semanas) y de la vendimia (la fiesta de los Tabernáculos; Éx 23:16, 19; 34:22, 26; Dt 18:4; 26:10; Ez 48:14). La ofrenda de las primicias equivalía a un sacrificio de acción de gracias y de consagración, mediante el que se santificaba una parte de todos los alimentos».[1]

El término primicias también se usaba en el Antiguo Testamento para hablar sobre lo más selecto del botín obtenido luego de una batalla o una guerra (1 S 15:21). A menudo se asociaban las primicias con el diezmo. Sin embargo, hay muchos textos que hacen una clara distinción entre ambos términos (p. ej., Dt 12:6; 2 Cr 31:12; Neh 12:44).

Las primicias en el Nuevo Testamento

Según el testimonio del Nuevo Testamento, las primicias adquieren un nuevo significado y enfoque en la persona de Cristo, quien es el primogénito de toda la creación y reúne en sí mismo las primicias de la obra de la Trinidad en los creyentes.

En el Nuevo Testamento, el término primicias se aplica en lo espiritual a:

    1. La presencia del Espíritu Santo en el creyente como primicias de la cosecha de la cruz (Ro 8:23).
    2. Cristo en su resurrección con relación a los creyentes fallecidos (1 Co 15:20,23).
    3. Los primeros creyentes de una región en relación a sus compatriotas posteriormente convertidos (Ro 16.5; 1 Co 16.15).
    4. Los creyentes de esta era en relación con todo el conjunto de los redimidos (2 Ts 2:13).[2]

Las primicias y la iglesia actual

El pueblo de Dios recibió leyes e instrucciones para celebrar siete fiestas cada año, entre las cuales están la fiesta de la Pascua y de las primicias.[3] De acuerdo con el apóstol Pablo, toda fiesta, prescripción y mandamiento ceremonial que era exigido al pueblo del Antiguo Testamento solo era la sombra de lo que habría de venir:

«Por tanto, que nadie se constituya en juez de ustedes con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo, cosas que solo son sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo» (Colosenses 2:16-17, cursiva añadida).

Si todo esto solo era sombra de lo que habría de venir, entonces nuestra prioridad debe estar en reconocer que la Pascua para los creyentes no consiste en celebrar una fiesta, sino en reconocer que Cristo es nuestra pascua (1 Co 5:7). Reconocemos que las ofrendas económicas demuestran que nuestro Dios es proveedor y sustentador, pero también debemos enfocarnos en reconocer y vivir conforme a la certeza de que Cristo es las primicias de los que resucitan: «Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron» (1 Co 15:20).

En el Antiguo Testamento aprendemos que las primicias tenían que ver con lo que el pueblo entregaba al Señor. Sin embargo, en el Nuevo Testamento y para los cristianos, las primicias consisten primeramente en lo que Dios entregó por amor para salvación de un pueblo espiritual. Si nosotros damos algo al Señor es porque Él nos lo dio todo primero.


[1] Alfonso Ropero, “Primicias”, Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (Barcelona: Editorial Clie, 2013) p. 3376.
[2] E. Vine, “Primicias”, Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (Nashville, Tennessee: Editorial Caribe, 1999) p. 1416.
[3] Para conocer más sobre las siete fiestas principales establecidas para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, puedes consultar la obra de Eduardo Cartea Millos, Las siete fiestas de Jehová (Editorial Clie, 2021).
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando