En Coalición por el Evangelio preguntamos a tres pastores en distintos contextos del mundo hispano: ¿Qué beneficios trae el compañerismo con pastores de otras iglesias? Estas fueron sus respuestas:
Mira el ejemplo de Pablo
Marcelo Brondo, desde Argentina, nos comparte:
El compañerismo entre pastores es un concepto que vemos en el Nuevo Testamento, sobre todo en las cartas de Pablo. El apóstol tenía una preocupación constante no solo por encontrar nuevas regiones donde Cristo no había sido predicado (Ro 15:20), sino también por visitar las iglesias donde había proclamado la Palabra (Hch 15:36).
El deseo principal de Pablo, al visitar las iglesias, era dar ánimo a los creyentes, incluyendo a los siervos que lideraban cada congregación. Cultivar el compañerismo entre ministros es realmente importante para que los pastores sean alentados y exhortados en la carrera que tienen por delante. Compartir experiencias, aprender de otros pastores y consolar con el mismo consuelo con el que hemos sido consolados es una gracia invaluable que se logra por medio del compañerismo.
Una segunda motivación de Pablo, con su visita, era la de comunicar algún don espiritual, a fin de confirmar a los hermanos (Ro 1:11; Fil 1:25-26). Una aplicación de esta idea en nuestros días sería la bendición, entre pastores de distintas iglesias, de compartir recursos, como buenos materiales de consulta en asuntos de doctrina, teología, consejería y eclesiología, entre otros. De esta manera, no solo nos gozamos en la comunión, sino que también nos edificamos y enriquecemos en el intercambio y en el servicio mutuo.
Cultivar el compañerismo entre ministros es realmente importante para que los pastores sean alentados y exhortados en la carrera que tienen por delante
Sin embargo, la motivación de Pablo al visitar las iglesias y fomentar el compañerismo entre hermanos no solo se limitaba a los dos puntos anteriores. Había un tercer asunto que no debemos pasar por alto en la comunión entre ministros y es el propósito por el cual el Señor instituyó Su iglesia. Me refiero a la tarea de unir fuerzas para seguir adelante con la tarea de la gran comisión (Ro 15:24; Fil 1:7).
Para finalizar, cuando hablamos de compañerismo entre pastores, no estaría mal extender esta comunión entre las iglesias representadas. Si hay un común acuerdo de sana doctrina, sería de gran bendición formar una asociación de iglesias para perseguir estos tres propósitos entre los hermanos de las congregaciones. Esto llevaría a su máxima expresión el compañerismo entre los pastores de diferentes iglesias.
Recuerda que no estás solo
Eduardo Fergusson, desde Colombia, nos comparte:
Recuerdo que cuando plantamos nuestra iglesia, teníamos la impresión de que éramos los únicos que creíamos en la centralidad del evangelio y en las doctrinas históricas heredadas de la Reforma. De alguna manera, nos sentíamos como el profeta Elías cuando decía «solo yo he quedado» (1 R 19:9). La soledad es un sentimiento común en el ministerio. Sin embargo, fue de gran gozo conocer que Dios tenía cerca de nosotros muchos pastores fieles, quienes ya tenían un buen tiempo predicando el evangelio de Cristo y enseñando la sana doctrina.
Tener la oportunidad de conocer a aquellos pastores y entablar una amistad con ellos ha sido clave para el desarrollo de nuestra iglesia local y del ministerio que el Señor nos ha encomendado. Puedo pensar en al menos tres beneficios del compañerismo con pastores de otras iglesias:
1. Consejo: La Confesión de Fe Bautista de Londres (1689) dice que las iglesias deben tener comunión entre sí «para su paz, crecimiento en amor y edificación mutua». Esta edificación mutua la hemos experimentado, entre pastores, al momento de recibir consejo. Como cuerpo de ancianos, nos enfrentamos con situaciones complejas en nuestra iglesia que requieren humildad, pues necesitamos reconocer que no sabemos qué hacer. Esto nos ha llevado a recurrir a la sabiduría de compañeros pastores de otras iglesias. Dios ha bendecido nuestra iglesia cuando hemos recibido consejo, pero no solo al recibirlo, sino también cuando podemos darlo. Es un gozo ayudar a otros a ser edificados a través de nuestras experiencias y fortalezas. Este tipo de compañerismo nos recuerda que el reino de Dios es mucho más amplio que nuestro ministerio local.
Este tipo de compañerismo nos recuerda que el reino de Dios es mucho más amplio que nuestro ministerio local
2. Ánimo mutuo: En el ministerio encontramos momentos difíciles que se presentan de diversas maneras. En esos momentos, el compañerismo con otros pastores presenta oportunidades especiales para recobrar ánimo y recordar la naturaleza de nuestro llamado. Algo tan sencillo como compartir los testimonios de la gracia de Dios en el ministerio nos devuelve la esperanza de saber que nos espera la «corona inmarcesible de gloria» (1 P 5:4).
3. Oración intercesora: El apóstol Pablo modela en sus cartas cómo recordaba en oración a las diferentes iglesias. El compañerismo con pastores nos presenta la oportunidad de interceder por la labor que el Señor está haciendo en otras partes, al mismo tiempo que somos animados al saber que hermanos fieles están presentando nuestros nombres delante del trono de la gracia.
Busca amistades
Greg Travis, desde Estados Unidos, nos comparte:
El pastor enfrenta cargas y responsabilidades particulares que pueden llevarlo a sentirse solo. Pero Dios no ha diseñado el ministerio como algo solitario. De hecho, toda iglesia local debe trabajar en pos de tener pluralidad de ancianos. Pero aún si existe pluralidad, es bueno que los pastores tengan comunión con líderes de otras iglesias, en especial si comparten las mismas convicciones bíblicas. Después de todo, el Dios Trino nos creó a Su imagen para vivir en comunidad.
Hay muchos beneficios que el pastor puede tener al buscar comunión con otros pastores centrados en el evangelio. Me gustaría mencionar cuatro:
El primer beneficio es tener otros compañeros de milicia que puedan ser de ánimo en nuestra labor pastoral. Todavía recuerdo con mucha frescura la etapa en el ministerio en que Dios, en Su gracia, me permitió tener una creciente cantidad de amistades pastorales. Amo a estos hombres, a quienes he podido ir para buscar consejo, compartir dudas, recibir ánimo y orar juntos. No puedo pensar en una mejor manera de enfrentar los desafíos y privilegios del ministerio pastoral.
Tu ministerio y vida serán beneficiados en gran manera por el compañerismo con otros pastores
Un segundo beneficio es que fortalece nuestra humildad. Nos hace bien, por ejemplo, tener otros compañeros que no están «impresionados» con nosotros y que pueden corregirnos.
Un tercer beneficio es el aprendizaje. Aprendo mucho de pastores que son distintos a mí, que tienen otros dones y puntos fuertes que yo no tengo. Aún con pastores con quienes tengo diferencias en temas doctrinales secundarios, el compañerismo con ellos me es útil para entender más su postura y ser desafiado a crecer en diferentes áreas de doctrina y del ministerio práctico.
Por último, la comunión con otros pastores trae un beneficio ministerial. Uno de los ministerios a los cuales pertenezco nació por la amistad entre pastores de diferentes iglesias, que veíamos que podíamos hacer más para el reino de Dios uniendo las fuerzas de nuestras pequeñas iglesias, que haciendo el trabajo en solitario.
Pastor, si no tienes verdaderas amistades con otros pastores ora por eso y búscalo. Pide a Dios que te permita tener compañeros de milicia. Tu ministerio y vida serán beneficiados en gran manera por el compañerismo con otros pastores.