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Hace poco conversé con Aixa de López sobre su reciente libro, Te quiero para siempre: Un relato sobre David, Mefiboset y tu adopción en Cristo (B&H Español, 2025), un recurso escrito para el público infantil, el cual entrelaza la experiencia de la adopción con el mensaje del evangelio.

Por medio de palabras sencillas pero profundas, la autora nos invita a mirar la adopción no solo como una realidad terrenal, sino como un reflejo hermoso de nuestra identidad como hijos adoptivos de Dios.

Esto es lo que conversamos:

¿Por qué la adopción en Cristo y el cuidado por el huérfano es un tema tan olvidado por muchos cristianos?

Porque hablar de adopción —ya sea espiritual o terrenal— nos confronta con la realidad de que todos fuimos huérfanos. A muchos cristianos les resulta sorpresivo e incluso, ofensivo, pensar en sí mismos de esa manera, pero ser adoptado por Dios no es un adorno teológico: es parte central del evangelio.

Fuimos hechos hijos por gracia, como lo dice la Biblia en Efesios 1:5, y esto debería cambiar la forma en que miramos a los huérfanos a nuestro alrededor. Es un problema el hecho de que muchas iglesias separen la doctrina de la práctica. Se habla del evangelio, pero no se considera que una fe verdadera también se expresa en cómo tratamos al vulnerable (Stg 1:27).

¿Crees que hay un despertar hacia la importancia de este tema en la iglesia hispana?

En la Alianza Cristiana para los Huérfanos, el ministerio donde sirvo, vemos que hay un despertar en la iglesia hispana. Todavía estamos en el inicio, pero cada vez más personas están haciendo las conexiones correctas entre la doctrina de la adopción en Cristo y el llamado a cuidar del huérfano. Existe una conexión innegable entre la predicación más centrada en la obra de Jesús y este movimiento ¡y eso es motivo de gratitud!

Escribir sobre adopción puede ser un tema delicado. ¿Hubo algo en particular desafiante al escribir este libro para niños? 

Uno de los retos principales es decir verdades profundas con sencillez, para que los padres y cuidadores se animen a abrir conversaciones que a menudo les resultan intimidantes.

La adopción no es una historia color de rosa: hay pérdida y tragedia, al mismo tiempo que redención y permanencia. Contar la historia de David y Mefiboset es ver que es hermosa, profunda, conmovedora. Mefiboset no es un personaje típicamente usado en la literatura infantil, pero es una imagen sumamente poderosa del evangelio. Su historia permite hablar con los niños de la gracia que este personaje recibe al ser invitado sin haberlo buscado, y de un amor que lo llama por nombre cuando él mismo se consideraba indigno.

¿Cómo se enriqueció más tu perspectiva sobre Dios o el evangelio mientras escribías e ilustrabas este libro?

Al trabajar este libro, tanto en el texto como en las ilustraciones, pude ver con más claridad el carácter de Dios como Rey fiel al pacto. David no recibe a Mefiboset porque fuera útil o encantador, sino por amor a otro: Jonatán. Así nos recibe Dios a nosotros: no por lo que traemos, sino por lo que Cristo ha hecho.

Ilustrarlo también me permitió pensar visualmente en conceptos como acogida, dignidad y pertenencia. Los dibujos son recursos poderosos y marcan a los niños aún antes de que puedan leer. Es una bendición combinar estas artes para servir a una audiencia tan importante en el reino de Dios.

¿Cómo pueden las familias usar esta historia para hablar sobre la adopción, el amor incondicional y el plan redentor de Dios?

La historia de Mefiboset es una gran herramienta para explicar que no llegamos a Dios por méritos, sino por gracia. Es una oportunidad para hablar con los niños sobre lo que significa ser acogidos sin condiciones, y también sobre cómo el evangelio transforma nuestra identidad.

Este libro puede servir como punto de partida para conversaciones familiares sobre lo que significa pertenecer, sobre el amor fiel y sobre cómo Dios toma la iniciativa para llamarnos Suyos. No es un libro solo para familias adoptivas. Es para cualquier familia que quiera mostrar a sus hijos cómo se ve la gracia en acción.

¿Qué esperas que los padres y niños reciban de este libro al terminarlo?

Espero que Te quiero para siempre ayude a sus lectores a ver con claridad que el evangelio no es solo teoría. Es una historia concreta de amor inmerecido que transforma destinos. Que puedan entender que la adopción espiritual no es una figura decorativa, sino que forma parte del corazón de nuestra fe. Que eso tiene implicaciones en cómo vivimos, cómo amamos y a quién recibimos en nuestra mesa.

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