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Se le llama “secreto mesiánico” al conjunto de ocasiones en las que Jesús ordenó ocultar su identidad divina (como el Mesías prometido) frente a las personas. Pero ¿por qué habría de hacer eso?

Este asunto tan intrigante ha sido causa de discusión y estudios teológicos durante muchos años, comenzando con William Wrede en 1901, a quien se le atribuye el uso de este término por primera vez.

Mantener en secreto la identidad del Mesías se manifiesta en varias ocasiones: los demonios fueron obligados a guardar silencio (Mc 1:25; 1:34; 3:11). Jesús ordenó guardar silencio después de cuatro milagros (Mc 1:44; 5:43; 7:36; 8:26). Dos veces le pidió a los discípulos callar (Mc 8:30; 9:9). Además de lo anterior, dos veces Jesús evadió a las multitudes para pasar inadvertido (Mc 7:24; 9:30).

Aparte de estas referencias explícitas, Marcos implica el secreto mesiánico en otros aspectos del ministerio público de Jesús (Mc 4:10-12; 7:17-23; 8:31; 9:31; 10:33; 13:24-27). También eligió revelar el misterio y la gloria de su divina filiación solo a sus seguidores más cercanos, y luego en lugares privados (Mc 4:10-20; 8:27–9:13). Sin embargo, irónicamente, la orden de guardar silencio a menudo resultó en lo contrario: “pero mientras más se lo ordenaba, tanto más ellos lo proclamaban” (Mc 7:36; 1:45; 5:20; 7:24).

Las siguientes son algunas explicaciones y motivos sugeridos por los eruditos sobre el propósito del secreto mesiánico en Marcos.

Primera postura

La misión de Jesús era preparar a los seres humanos para el futuro reinado escatológico de Dios. Sin embargo, sabemos que este no era el tipo de Mesías que el pueblo de Israel esperaba (Mt 2:2; Lc 1:32; Jn 1:50). En cambio, tanto su reino como su misión era espiritual. Él sería un Rey poderoso y su reino se manifestaría también con gran poder, pero mientras tanto su mesianismo no implicaba un trono sino la cruz, no gloria sino humildad, no reinado sino muerte. Por esa razón, Jesús no podía usar libremente la palabra Mesías, pues para la gente implicaba un carácter mesiánico que no era compatible con el plan de Dios.

Segunda postura

Otros sugieren que estos mandatos de Jesús a guardar silencio buscaban mantener oculta la faceta de obrador de milagros, pues a diferencia de los falsos profetas, Jesús no hacía milagros para impresionar a las personas y aumentar su fama con fines lucrativos. Por el contrario, Él buscaba evitar el arresto y la ejecución por parte de las autoridades, quienes podrían obstaculizar su ministerio con las multitudes y con sus discípulos.

Tercera postura

También se ha sugerido que la prohibición de proclamar su identidad tendría que ver con evitar los posibles estorbos que ocasionarían las multitudes al reconocerle como el Mesías. Luego de haber realizado sus dos primeros milagros (Mc 1:31; 1:41) observamos la reacción de las multitudes, quienes en ambos casos dificultan la movilidad de Jesús (1:33, 45).

Si deseas leer un estudio más amplio, puedes encontrarlo aquí.

El secreto mesiánico parece ser un complejo rompecabezas que nos sigue presentando preguntas importantes que quizá no hallen una solución fácil o definitiva. Sin embargo, en los Evangelios, Jesús es identificado como el Mesías que el Antiguo Testamento anunció y que vino a traer esperanza a la humanidad.

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