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A principios de este año leí El origen y el triunfo del ego moderno, de Carl Trueman. Es un estudio devastador sobre la historia que ha conducido al individualismo expresivo y a la revolución sexual de nuestro momento cultural actual.

Trueman descubre las tensiones y contradicciones presentes en los postulados culturales más comunes. Pero también es franco sobre la gigantesca tarea a la que se enfrentan los cristianos para mantener la ética, la moral y los valores bíblicos. Es poco probable que sea más fácil ser fiel a las Escrituras en los días venideros.

Un libro como el de Trueman genera preguntas: ¿Cómo puede sobrevivir el cristianismo a un ataque tan hostil? ¿Tenemos una estrategia de supervivencia?

La confianza de Daniel en la autoridad absoluta de Dios nos anima a seguir su ejemplo

La conocida narración de Daniel 6 responde a estas preguntas con la verdad fundamental de que Dios gobierna sobre todo, incluso en los entornos más hostiles. La confianza de Daniel en la autoridad absoluta de Dios nos anima a adoptar tres posturas ante la hostilidad.

1. Obediencia ante el peligro

Al abrirse el telón en Daniel 6, hay un nuevo rey en la ciudad: Darío. Como soberano de un reino importante, reunió a su alrededor a ciento veinte funcionarios. Al ser un grupo bastante grande para manejarlo solo, Darío buscó la ayuda de un hombre: Daniel, quien era distinguido y excelente (Dn 6:3), y Darío lo nombró segundo al mando. Esta designación puso un blanco en la espalda de Daniel.

Sin embargo, Daniel era tan excelente que los funcionarios celosos no pudieron encontrar nada de qué quejarse ante el rey. El engaño fue necesario. Como suele ocurrir, el engaño comenzó con la adulación. Los funcionarios elogiaron elocuentemente la brillantez del rey, diciéndole que debía promulgar una ley para que durante todo un mes la gente solo pudiera orar a él (vv. 6-8). El castigo por quebrantar esta ley consistía en ser arrojado al foso de los leones (v. 7).

Como sabemos por nuestras biblias para niños, esta ley resultó problemática para Daniel porque oraba a Dios tres veces al día. ¿Cómo respondió Daniel? Siguió adelante sin inmutarse: «Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén), y como solía hacerlo antes, continuó arrodillándose tres veces al día, orando y dando gracias delante de su Dios» (v. 10).

Daniel conocía la ley, pero oró de todos modos. Sabía que podía ser arrojado a los leones, pero siguió siendo obediente. Sabía que Dios gobierna sobre todo. Incluso cuando se encontraba en peligro inminente, permitió que las Escrituras dictaran sus acciones en lugar de someterse al puño de hierro de las exigencias impuestas por el hombre.

En un peligro inminente, ¿nos mantendremos firmes en las Escrituras o nos deslizaremos sutilmente a servir a otro amo? Daniel tomó su decisión muchos años antes, lo que significaba que no había una decisión que tomar en el momento peligroso. Nosotros debemos hacer lo mismo.

2. Esperanza de resurrección frente a la muerte

Mientras Daniel oraba, los funcionarios lo espiaban. Sabían que su integridad lo pondría en aprietos. Cuando Daniel fue sorprendido orando a su Dios, los funcionarios se apresuraron a decírselo al rey. Por supuesto, no le dijeron al rey a quién habían encontrado hasta que este confirmó el castigo (v. 12). Una vez fijado el castigo, revelaron que se trataba de Daniel (v. 13). Darío quedó devastado (v. 14).

Sin embargo, la ley es la ley y Darío tuvo que arrojar a Daniel a los leones. Antes de hacerlo, oró: «Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, Él te librará» (v. 16). Pero Darío aún no sabía que el Dios de Daniel gobierna sobre todo. Por eso regresó a su palacio para pasearse por los pasillos: no podía dormir, no podía comer, era incapaz de otra cosa que no fuera preocuparse (v. 18). Eso es porque, a pesar de las apariencias, Darío no gobernaba sobre todo.

Daniel tomó su decisión muchos años antes, lo que significaba que no había una decisión que tomar en el momento peligroso

Por la mañana, el rey corrió al foso de los leones. ¿Seguía vivo Daniel? Sí. Daniel habló desde la oscuridad: «Mi Dios envió Su ángel, que cerró la boca de los leones» (v. 22). El Dios de Daniel gobierna sobre todo, incluso sobre las temibles bocas de los leones hambrientos. De la presunta tumba salió Daniel, mientras que los funcionarios, por orden del rey, fueron hacia allí (v. 24). Fueron despedazados, mostrando cuán hambrientos y temibles eran estos leones.

La obediencia a Dios es infinitamente más provechosa porque trae resurrección ante la muerte. No se trata de un evangelio de la prosperidad. Como resultado de la obediencia a las Escrituras, podríamos perder nuestros medios de vida, enfrentarnos a la persecución o, en algunos lugares del planeta, ser asesinados. Daniel 6 no ofrece ninguna promesa de que esto no sucederá. No había ninguna garantía de que Daniel sobreviviera al foso. Sin embargo, el pueblo de Dios puede confiar en que los pozos oscuros a los que nos enfrentamos nunca son el final. Ya sea en esta vida o en la próxima, saldremos triunfantes del foso de los leones porque nuestro Dios gobierna sobre todas las cosas.

3. Adoración ante el rostro de Dios

Tras este fiasco, el rey dicta una nueva ley: todos deben adorar al Dios de Daniel porque es el único Dios verdadero.

Porque Él es el Dios viviente que permanece para siempre,
Y Su reino no será destruido
Y Su dominio durará para siempre.
Él es el que libra y rescata, hace señales y maravillas
En el cielo y en la tierra,
El que ha librado a Daniel del poder de los leones». (v. 26–27)

Darío declara que el Dios de Daniel libra y rescata. Pero hace mucho más que liberar y rescatar de los leones; Dios libera y rescata del pecado. Después de enviar a los ángeles para detener la boca de los leones, Dios envía a su Hijo Jesús para detener el pecado. Dios reina sobre todo, incluso sobre nuestro pecado.

Daniel nos enseña a adoptar las posturas de obediencia, esperanza y adoración. Estas disposiciones nos equipan para permanecer firmes en un mundo hostil, porque no importa en qué pozo profundo y oscuro nos encontremos, seguimos estando seguros de que nuestro Dios gobierna sobre todo.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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