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Solo hace falta asistir a algunas reuniones de oración para escuchar a alguien orar por avivamiento. Junto con la salvación de los seres queridos y la sanidad de los enfermos, pedir a Dios que traiga un avivamiento corporativo y social es una oración cristiana universal. Sin embargo, parece que esta oración ha caído en saco roto. En mi contexto, no he visto el tipo de avivamiento social a gran escala que vemos en la historia de la iglesia. ¿Lo has visto tú?

Aunque reconozcamos que el avivamiento es obra del Espíritu de Dios, puede haber formas en que nosotros, como líderes de la iglesia, estemos fallando al no buscar los medios que el Espíritu suele utilizar para avivar a Su pueblo. En el Antiguo Testamento encontramos uno de los avivamientos más espectaculares (2 R 22-23; 2 Cr 34-35). En estos pasajes vemos cuatro maneras en que el rey Josías buscó una renovación personal y cómo Dios obró a través de su liderazgo para traer un avivamiento a la nación.

Haz que la Escritura sea central

Incluso una lectura superficial de este pasaje muestra que la Escritura fue fundamental para la renovación espiritual que tuvo lugar bajo el rey Josías. Los sacerdotes encuentran el libro de la Ley y lo leen al rey (2 R 22:8, probablemente el libro del Deuteronomio). Las Escrituras fueron tanto el catalizador del avivamiento como la hoja de ruta de lo que es la renovación espiritual. Tal y como relata el libro de los Reyes, Josías estaba ansioso por «confirmar las palabras de la ley que estaban escritas en el libro» (2 R 23:24). Durante el reinado de Josías, las Escrituras no solo se leían en privado (2 R 22:8, 10), sino también en público (2 R 23:1-2).

Las Escrituras fueron tanto el catalizador del avivamiento como la hoja de ruta de lo que es la renovación espiritual

Consideremos la reunión pública promedio del pueblo de Dios hoy en día. ¿Qué porcentaje de tiempo se dedica a la lectura de las Escrituras? Compáralo con el tiempo que se dedica, por ejemplo, a cantar. Tal vez las Escrituras no sean tan importantes en nuestras vidas cristianas como solemos decir. ¿Es posible que nuestra falta de avivamiento corporativo esté relacionada con nuestro descuido de la Palabra?

Arrepiéntete verdaderamente

La respuesta de Josías al escuchar la lectura del libro de la Ley es notable (2 R 22:11). Al igual que la profetisa Hulda aclara más adelante (v. 19), responde humillándose, rasgando sus vestiduras y llorando en presencia de Dios. Josías sabía que el pueblo de Dios no había sido fiel a la Palabra (v. 13) y, como su líder, se arrepintió. Sin embargo, un simple arrebato de emoción no es suficiente para evidenciar arrepentimiento. Para que el arrepentimiento sea genuino debe haber acción. El relato deja claro que Josías actuó derribando ídolos y restaurando el culto correcto (2 R 22-23).

Esto también es un reto para nosotros. Podemos pedir a Dios que nos perdone, pero ¿actuamos y cambiamos a la luz del perdón que nos da? ¿Es posible que la falta de avivamiento corporativo en nuestra sociedad esté relacionada con la falta de arrepentimiento individual por parte de los líderes y del pueblo de Dios?

Obedece activamente

El arrepentimiento genuino de Josías está relacionado con la obediencia activa, la cual puede reflejar la disposición natural de Josías, dada su iniciativa de reparar el templo (2 R 22:2-7). La obediencia se formaliza en el pacto de Josías con Dios (2 R 23:3), un ejemplo que es seguido por el pueblo. Hay una expresión pública de compromiso con Dios y Sus caminos. Josías pactó, al igual que Jonathan Edwards elaboró sus resoluciones muchos siglos después: ambos experimentaron un avivamiento. ¿Nos comprometeremos también a obedecer activamente?

La obediencia de Josías se escribe con mucho detalle (2 R 23:4-20). La lectura de estos versículos deja la impresión de que no se dejó piedra sin remover. Está claro que Josías trató de erradicar todos los ídolos de Judá. Aunque es poco probable que alguno de nosotros tenga que eliminar los ídolos físicos de los edificios de nuestra iglesia, hay pecados más insidiosos que requieren nuestra atención: el consumismo, la comodidad, el estatus y el sexo. Todos ellos se alzan en nuestros corazones y mentes. ¿Es posible que nuestra falta de avivamiento corporativo esté relacionada con nuestra incapacidad para abordar estos ídolos?

Recuerda tu salvación

Un aspecto final de la renovación espiritual bajo Josías fue la observancia de una fiesta de la Pascua como ninguna otra (2 R 23:21-23). Es fácil leer la frase «En verdad que tal Pascua no se había celebrado desde los días de los jueces» (v. 22) como si comunicara que la Pascua no se había celebrado en absoluto durante cientos de años, pero esto no está respaldado por otros pasajes. Lo que se destaca aquí es la fidelidad de la observancia.

Sin embargo, resulta un tanto sorprendente que esta gran fiesta conmemorativa que celebra la salvación emblemática experimentada en el éxodo haya sido poco celebrada durante los días de los jueces y reyes de Israel. Ni David ni Salomón observaron una Pascua como la de Josías.

El pueblo de Dios no estará asombrado por la gracia de Dios si no se le recuerda con regularidad de la salvación de Dios

El pueblo de Dios no estará asombrado por la gracia de Dios si no se le recuerda con regularidad de la salvación de Dios. Hoy lo hacemos de manera más potente al celebrar la comunión, la cena que Cristo instituyó para recordarnos regularmente Su salvación. Sin este recordatorio regular, guiado por las Escrituras, es poco probable que nos comprometamos con el arrepentimiento genuino y la obediencia activa.

¿Es posible que nuestra falta de avivamiento corporativo esté relacionada con nuestra propensión a olvidar nuestra salvación?

La renovación espiritual —el avivamiento— proviene de Dios por completo. Pero no somos meros espectadores. Somos participantes. Nos corresponde aprender de los que lo han experimentado antes. Si el avivamiento espiritual corporativo es nuestro deseo más ferviente, los pasajes mencionados nos enseñan que debemos mantener las Escrituras en el centro, arrepentirnos genuinamente, obedecer activamente y recordar nuestra salvación (2 R 22-23). Si buscamos estos medios de gracia, puede que descubramos que Dios mueve nuestros corazones con un nuevo celo espiritual y también despierta los corazones a nuestro alrededor.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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