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Perú vive horas trágicas debido a la crisis social y política que incrementó con la destitución de Pedro Castillo, hace más de un mes. Estas son seis puntos que debes saber sobre la crisis y protestas actuales, para tener en cuenta al orar por la nación y la iglesia allí.

1. Las protestas se iniciaron con la crisis política.

El 7 de diciembre del año pasado, Castillo fue destituido de su cargo por el Congreso de la Nación, en un capítulo más de una larga crisis política del país en su corta vida democrática. A los continuos escándalos de corrupción relacionados a Castillo, se suma el hecho de que el Congreso ha usado con demasiada frecuencia la «vacancia por incapacidad moral» para finalizar mandatos antes de las elecciones programadas. El Congreso intentaba vacar a Castillo cuando este decidió realizar un autogolpe que, en última instancia, condujo a su propia destitución.

Los seguidores del ahora expresidente iniciaron protestas en diferentes ciudades y optaron por la estrategia de cortes de rutas clave para la economía del país. El reclamo es por la restitución de Castillo, el llamado a nuevas elecciones presidenciales y también en la insistencia de una asamblea constituyente para una nueva constitución para el país. Dina Boluarte, vicepresidenta de Castillo, se hizo cargo del gobierno nacional tal como lo establece la constitución actual.

2. Las protestas se concentran en el sur y centro del país.

Las manifestaciones tienen su foco en el sur de Perú, aunque también llegan hasta las inmediaciones de Lima. Departamentos como Ica, Puno, Madre de Dios y Apurímac han vivido jornadas violentas durante el último mes. Son departamentos con una gran población rural e indígena, que había apoyado a Castillo en las últimas elecciones presidenciales, con excepción de Ica, donde Keiko Fujimori logró triunfar.

En los últimos días, manifestantes de todo el país, aunque mayormente del sur, se trasladaron a Lima para hacer escuchar su reclamo ante las autoridades del país. Esto trasladó el foco al centro de la capital peruana, donde la jornada del jueves 19 de enero terminó con enfrentamientos violentos e incluso el incendio de un edificio histórico de la capital.

3. Han muerto más de sesenta personas desde el inicio de las protestas.

La actual presidenta, Dina Boluarte, declaró el estado de emergencia y envió a las fuerzas policiales a las calles para intentar mantener el orden. La intención de las fuerzas policiales era despejar las rutas y carreteras tomadas por los manifestantes, lo que llevó a una escalada de violencia aún mayor.

Cuarenta y cinco civiles, y un efectivo policial han perdido sus vidas en el marco de las protestas. Otras catorce personas murieron por accidentes de tránsito u otros hechos vinculados a los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas policiales.

El 9 de enero, la tensión tuvo su punto más alto en la ciudad de Juliaca, en la frontera con Bolivia. Diecisiete personas fallecieron ese día, marcando la jornada más violenta de las protestas y una de las más trágicas del país en las últimas dos décadas. Las manifestaciones se han tornado muy agresivas y se ha causado daño y destrucción a instituciones públicas, empresas privadas, comisarías y hasta aeropuertos. 

4. Gran parte de la población sufre desabastecimiento.

Los manifestantes han bloqueado dieciocho vías nacionales en diez departamentos con un total de ochenta y cinco puntos de tránsito interrumpido. Esta situación ha provocado falta de alimentos, combustibles y otros insumos en varias ciudades del sur del país. La ciudad del Cusco, famosa por su interés turístico, está completamente bloqueada, sus hoteles vacíos y Machu Picchu, la imponente ciudadela Inca, está cerrada al público por el temor a ser dañada por las manifestaciones.

Puno es una de las regiones más afectadas, con pérdidas millonarias debido a los cortes de rutas. En el departamento de Ica, en la costa sur, varias agroexportadoras fueron vandalizadas por los manifestantes, lo que obligó a paralizar sus actividades. Estiman que cerca de 40 mil iqueños han visto sus trabajos afectados por los disturbios y el bloqueo de carreteras. La ciudad de Puerto Maldonado, en el sureste del país, está sufriendo uno de los mayores desabastecimientos de productos de primera necesidad, gasolina, gas y hasta agua potable.

5. La crisis revela un problema profundo de la democracia peruana.

Las protestas iniciaron con la detención de Castillo, líder de izquierda que había prometido combatir la pobreza y la desigualdad en el país. Sus votantes tomaron su detención como un atropello más a la voluntad popular expresada en las urnas, que confirma la desigualdad entre la realidad de Lima y el interior del país.

Más que un conflicto político, la crisis actual revela un profundo descontento entre gran parte de la población con la democracia que no ha podido atender las necesidades de gran parte de la población. No se debe olvidar que el Perú ha destituido cuatro presidentes desde que esta crisis empezó, en marzo del 2018, y todos los expresidentes vivos están siendo juzgados por cargos de corrupción. 

6. Se planean elecciones presidenciales para el 2024.

Las consignas de los manifestantes incluyen la destitución de Dina Boluarte, una convocatoria a nuevas elecciones presidenciales y una nueva constitución como las únicas vías para calmar el descontento social. Sin embargo, desde Lima creen que iniciar un nuevo proceso electoral seguro y conforme a ley será imposible hasta el año próximo.

El panorama es difícil para el país, que tiene un año turbulento por delante. 

Cómo orar por Perú

El pastor Adrián Quijandria, de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera, en el distrito de Breña (Lima), nos invita a orar por Perú: 

Oremos para que Dios traiga tiempos de paz y esperanza en medio de la crisis política y social que vivimos desde hace semanas (2 Ts 3:16; Fil 4:6-7). La violencia en algunas zonas de nuestro país no cesa; en el centro de Lima crecen el caos y los disturbios. Tal situación degenera en otras circunstancias que afectan indirectamente a otros.

Oremos también por la unidad de la iglesia en estos tiempos. Las posiciones y opiniones políticas encontradas entre creyentes pueden crear distancias y divisiones. La unidad de la iglesia fue uno de los motivos de la oración de Jesús (Jn 17:20-21; 1 Ti 2:8).

Oremos para que cada cristiano sea agente de paz y reconciliación entre los peruanos. Por muchos años, han existido sectores sociales olvidados y abandonados. Hoy hay personas que se aprovechan de esta triste situación para crear un clima de resentimiento y división, pero no con el propósito de acortar las desigualdades, sino para sacar provecho partidario o personal (Mt. 5:9; 22:36-29; 25:31-46).

La iglesia en Perú tienen la oportunidad de ser pacificadora y mostrar al país que solo en el evangelio hay solución a los problemas que enfrenta. Oremos por ella.

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