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“Algo verdaderamente extraño pasa dentro del cristianismo en Estados Unidos”, escribió Gregory Paul en el blog “On Faith” del Washington Post. Él afirma que los cristianos que defienden el libre mercado están en una profunda contradicción, porque en los capítulos 2 al 5 de Hechos vemos descrito un “explícito socialismo que milenios después describiría Marx – quien muy probablemente tomó la idea de los Evangelios”. ¿Podemos realmente afirmar que los capítulos 2 al 5 de Hechos nos exigen el socialismo? Una lectura superficial del texto pareciera indicar que si. Hechos 2:44-45 nos dice que inmediatamente después del Día de Pentecostés, “Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno”. Luego, leemos en Hechos 4:32-35 en relación a la primera congregación que,

La congregación (La multitud) de los que creyeron era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común. Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y había abundante gracia sobre todos ellos. No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad”.

A pesar de que estos pasajes puedan sonar a socialismo para el lector promedio, una lectura así de superficial puede hacer que nos perdamos lo que una lectura más cuidadosa de estos pasajes nos revela. Existen tres razones principales de por qué los capítulos 2 al 5 de Hechos no enseñan el socialismo. Estos textos no son un ejemplo de una verdadera vida comunal  Hechos 2-5 nos ilustran un espíritu comunitario de compartir en vez de una comuna. La gente no vendía todo lo que legalmente tenían en propiedad, como normalmente se hace en una comuna. Esto es evidenciado por los verbos imperfectos usados a través de los distintos pasajes. Craig Blomberg nos dice en su estudio “Neither Poverty nor Riches” (Ni pobrezas ni riquezas), “Los versículos 43-47 del capítulo 2 están dominados por verbos en tiempo imperfecto en lugar de los aoristos (acciones “de una vez por todas”) que uno normalmente esperaría en las narrativas históricas. No existe un despojo “de una vez por todas” de la propiedad en lo que leemos aquí, sino actos periódicos de caridad según surgían las necesidades”. El punto es aún más claro en Hechos 4-5. La traducción NVI de Hechos 4:34-35 dice, “pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad”. La venta periódica de la propiedad confirma nuestra interpretación de Hechos 2:44. Esta no era una venta única de todas las posesiones personales. El tema “según su necesidad” vuelve a aparecer. Es interesante notar también que no vemos en este párrafo una igualdad total material dentro de los creyentes. John Stott confirma las conclusiones de Blomberg acerca de la propiedad en la iglesia primitiva, enfatizando también el uso de Lucas del tiempo imperfecto:

“Ni Jesús ni sus apóstoles prohibieron la propiedad privada para los cristianos…Es importante notar que aun en Jerusalén el compartir la propiedad y las posesiones era voluntario…También vale la pena notar que el tiempo de ambos verbos en el verso 45 es imperfecto, lo que indica que la venta y el compartir de la propiedad era ocasional, en respuesta a necesidades particulares y no de una vez por todas”.

Tenemos también suficientes razones para creer que los primeros seguidores de Cristo no vendían todo lo que tenían, sino que ocasionalmente vendían parte de sus posesiones y entregaban los ingresos a los apóstoles para su distribución. Por ejemplo, en Hechos 5, Ananías vendió una propiedad (5:1) y retuvo una porción de los ingresos para sí mismo y su esposa, Safira.  El problema no fue que ellos estaban requeridos a vender sus posesiones y entregar todos los ingresos de la venta a los apóstoles, sino que Ananías mintió acerca del precio verdadero que recibió por la venta (5:7). Pedro le señala que él pudo haberse quedado con el dinero o darlo, según él hubiese querido (5:4), pero que aún así escogió mentirle a Pedro y al Espíritu Santo (5:5). Incluso, si concedemos -ánimo de avivar la discusión- de que todos los creyentes vendieron todas sus posesiones y las redistribuyeron dentro de la comunidad, esto no prueba que el socialismo sea bíblico.

Las siguientes dos razones explican por qué. Las acciones en Hechos eran totalmente voluntarias – El socialismo implica coerción estatal, pero estos creyentes contribuían de manera totalmente libre y voluntaria. No hay mención alguna del Estado en Hechos 2-5. En otros lugares en las Escrituras vemos que los cristianos son instruidos a dar libremente porque “Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:8). Aun si los creyentes vendían todas sus posesiones y las redistribuían dentro de la comunidad, esto no probaría que el socialismo es algo bíblico, dado que el Estado no es el agente que vende la propiedad a aquellos en necesidad.  También, hay suficientes indicaciones en el texto de que los derechos de propiedad privada aún estaban vigentes, por lo que no podemos ni siquiera considerar esto como socialismo si entendemos el término para referirse a un sistema regulado de propiedad comunal. La narrativa no constituía un mandato universal – Para probar que Hechos 2-5 ordena el socialismo, tendríamos que demostrar que este precedente histórico es una prescripción obligatoria para todos los cristianos. No podemos sacar un imperativo (todos los cristianos deben hacer esto) del indicativo (algunos cristianos primitivos hicieron esto).

El hecho de que algunos cristianos “tenían todas las cosas en común” no constituye un mandato para que todos los cristianos sigan su ejemplo, dado que esto no se enseña de manera explicita en otros pasajes de la escritura. R.C. Sproul nos explica cómo los cristianos deben interpretar las narrativas bíblicas a través del lente más amplio de la enseñanza cristiana integral: “Debemos interpretar los pasajes narrativos de la Biblia a través de las porciones didácticas o de enseñanza.  Si intentamos encontrar demasiada teología en los pasajes narrativos, podemos fácilmente ir más allá del punto de la narrativa y meternos en serios errores”. La práctica comunal de compartir en Hechos 2-5 no fue la práctica de la iglesia primitiva a lo largo del Nuevo Testamento, así que es claro de que esta práctica no es un mandato obligatorio. Entonces, aun si Hechos 2-5 fuese socialismo, no tendría nada más que interés histórico para los cristianos posteriores y no tendría ningún poder obligatorio sobre la iglesia en el futuro. En definitiva, esta práctica comunal de compartir ilustrada en Hechos 2-5 fue una hermosa ilustración de generosidad y amor. Lo que es imposible es afirmar que estos pasajes enseñan el socialismo dados su naturaleza temporal, voluntaria y estrictamente narrativa.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Juan Callejas
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