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5 formas en las que un pastor puede afirmar la fe, el llamado y la vocación

En los Estados Unidos —e igual en Latinoamérica—, las iglesias evangélicas han descuidado en gran medida los temas de la fe, el trabajo y vocación. Tenemos la tendencia a centrarnos en la salvación, el evangelismo, o asuntos básicos del discipulado personal (lectura de la Biblia, la oración, la comunión con otros), pero ignoramos lo que la mayoría de la gente hace 40, 60 o 80 horas a la semana.

Cuando leí la siguiente cita del libro de William Diehl, Cristianismo y la Vida Real, las palabras sobresaltaron de la página:

Ahora soy un gerente de ventas de una empresa siderúrgica importante. En los casi 30 años de mi carrera profesional, mi iglesia nunca ha sugerido que deba dar cuentas en algún momento de mi ministerio a otros en el lugar de trabajo. Mi iglesia no se ha ofrecido ni una sola vez a mejorar esas habilidades que podrían haber hecho de mí un mejor ministro laico, ni ha preguntado si necesitaba algún tipo de apoyo en lo que estaba haciendo. Nunca se me ha preguntado sobre los tipos de decisiones éticas que debo enfrentar, o si yo trato de comunicar la fe a mis compañeros de trabajo. Nunca he estado en una congregación donde hubiera algún tipo de afirmación pública de un ministerio en mi carrera. En resumen, debo concluir en que mi iglesia no tiene realmente el menor interés por si estoy haciendo ministerio diariamente en mi trabajo o como lo estoy haciendo.

Cuando leí por primera vez esta cita hace muchos años, yo no sabía de ninguna iglesia que estuviera tratando de hacer frente a esta deficiencia. Este problema sigue sucediendo aún hoy en muchos sectores. Gabe Lyons ofrece esta anécdota en una entrevista con The Gospel Coalition:

Andy Crouch cuenta una historia sobre una mujer de Boston que enseñó en la escuela dominical en su iglesia durante 30 años. También fue responsable de la limpieza de todo el puerto de Boston, el cual era una pesadilla para la ciudad. Pero la primera vez que ella se paró a hablar al frente de toda su iglesia, fue para hablar de cómo ella había enseñado la escuela dominical durante 30 años. Ellos nunca mencionó que había sido responsable de ayudar a toda la ciudad al llevar a cabo este gran proyecto.

No hay nada de malo en reconocer el servicio fiel de alguien a la iglesia. Sin embargo, somos mucho más propensos a reconocer ese tipo de servicio en lugar de la fidelidad de alguien a su vocación fuera de la iglesia. Afortunadamente, algunas iglesias y organizaciones están empezando a despertar a esta necesidad a través de su enseñanza pública. Pero hay mucho que puede ser hecho para tratar de forma implícita estos temas también. G.K. Chesterton dijo: “La educación es la implicación”. A menudo no recordamos lo que se dice explícitamente, sino lo que es implícito.

He aquí cinco cosas que los pastores pueden hacer para comunicar de forma implícita la importancia del trabajo y la vocación:

1. Cuide su lenguaje.

Un conocido líder cristiano se refirió a su labor de capacitación de pastores como equipar a las personas para un “llamado superior”. Cuando alguien se opuso, “Nosotros no creemos eso”, admitió en tono de disculpa que la vocación pastoral no es intrínsecamente superior a la de un médico, abogado, trabajador del gobierno, carpintero, profesor de música, y así sucesivamente. Es fácil caer en este tipo de pensamiento jerárquico (creer que el ministerio pastoral es superior a otros trabajos), aunque sepamos que no debe ser así.

2. Ore por la gente en las profesiones.

Que sea una parte regular de la oración pastoral el orar no solo para los que están enfermos, sino también por los médicos, amas de casa, ejecutivos de negocios, trabajadores de construcción y así sucesivamente, para que hagan un trabajo excelente que dé gloria a Dios.

3. Entreviste trabajadores.

Por ejemplo, llame a tres abogados y entrevístelos acerca de cómo ven expresada su fe en sus trabajos. Luego ore por ellos y los otros abogados de su congregación. Usted puede hacer esto con diferentes profesiones, digamos, una vez al mes, o en otro período regular.

4. Encomiende a las personas a ministrar en sus trabajos.

Llame periódicamente a los practicantes de una profesión particular para que los ancianos de la iglesia les impongan manos, y encomiende sus vidas al igual que lo haría para alguien que entra en el pastorado o que sale como misionero al extranjero.

5. Haga énfasis en que se puede tener un ministerio en el trabajo.

En Romanos 13:4, Pablo llama dos veces a los trabajadores del gobierno “ministros”. Son ministros no solo cuando evangelizan o conducen estudios bíblicos en el trabajo, sino también cuando practican su profesión en el gobierno. Lo mismo podría decirse de cualquier otra profesión válida. Haga hincapié en que el día domingo somos el cuerpo de Cristo reunido, y que el lunes somos el cuerpo esparcido a trabajar en el mundo, dando testimonio de lo que decimos y hacemos.

Estas son solo sugerencias sobre maneras en que pastores e iglesias pueden comunicar regularmente e implícitamente el que valoran la relación entre la fe y el trabajo, así como la validez de los distintos llamamientos. Si más iglesias hicieran esto, sería un buen adelanto en un largo camino hacia el fortalecimiento de las ovejas en nuestras congregaciones que trabajan fuera de la iglesia, y estas son la gran mayoría.

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