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La víspera de Año Nuevo pasado, en una fría noche de Nueva Inglaterra, mis cuatro hijos y yo nos acurrucamos alrededor de nuestra hoguera anual de árboles de Navidad. Mientras las chispas volaban hacia el cielo oscuro, exhalé un profundo suspiro; nuestro horrible año estaba llegando a su fin. El año 2019 había traído la muerte repentina e inesperada de mi esposo. Cuando reflexioné sobre el año que estaba rápidamente terminando, todo lo que podía ver era dolor y tristeza. En toda mi vida, nunca había estado más preparada para ver pasar la página del calendario.

Esa noche, disparamos fuegos artificiales en la entrada para celebrar el año nuevo. Al llegar la medianoche, creí que la vida sería más fácil y mejor. Un año limpio y nuevo estaba ante mí, seguramente un pasto más verde que el valle de sombras que acababa de soportar.

Al recordar esa hoguera y esos fuegos artificiales que iluminaron la noche, ahora me río con ironía. Tantas esperanzas se esfumaron en el 2020. La pandemia nos golpeó en marzo, un flagelo que, a medida que cierra el año, continúa devastando comunidades en todo el país. Las preocupaciones por la salud, la tensión laboral, los problemas económicos, y los disturbios raciales marcaron el año que esperaba ofrecería descanso y alivio. Hace un año, anhelaba el 2020. Y ahora que estoy en la cúspide de otro nuevo año, lo estoy haciendo otra vez.

Nuestra esperanza para el 2021 surge de la verdad de que Jesús nos protegerá y proveerá para nosotros, dándonos gozo mientras lo seguimos de cerca

Independientemente de las luchas y las penas que hayan marcado tu año, sospecho que tú, como yo, te has visto deseando el 2021. Este año, nuestras comunidades han sufrido más de 300 000 muertes por COVID, y la tasa de pobreza de los Estados Unidos continúa aumentando debido al desempleo y el subempleo. A estos se agregan los innumerables desafíos personales que llenan nuestra vida cotidiana: preocupaciones en la crianza, luchas relacionales, preocupaciones escolares y laborales. Si alguna vez quisiéramos salir de Dodge, este sería el momento. Sin duda, has visto los memes: “Estoy cansado del 2020”. Para la mayoría de nosotros, el 2021 no puede llegar lo suficientemente rápido.

Al cerrar un año y comenzar otro, las nuevas vacunas contra el COVID prometen alivio para la enfermedad pandémica y la muerte. Una nueva administración promete sanar las heridas de nuestro país. Los economistas usan palabras como “fuerte” y “resiliente” para describir su pronóstico para las economías globales en el 2021. Estamos hambrientos de abundancia, deseando estar satisfechos. Todo el mundo, al parecer, está buscando el césped más verde al otro lado de la verja de año nuevo.

Soy una eterna optimista, así que hay una parte de mí que ama esta esperanza para el futuro. Pero también sé muy bien la frecuencia con la que huyo de los tiempos difíciles. Conozco mi propia impaciencia malsana de sobrepasar mi dolor y mis luchas hacia la vida fácil que sospecho está más adelante. Conozco mi inclinación a bendecir al Señor cuando la vida es buena y a cuestionarlo cuando el camino se oscurece ante mí. Confieso que tengo mis esperanzas en cosas que nunca me satisfacen en realidad. Antes de correr hacia este nuevo año, debo preguntarle a mi alma de nuevo: “¿Cuál es tu única esperanza en la vida y la muerte?

Antes de correr hacia este nuevo año, debo preguntarle a mi alma de nuevo: ‘¿Cuál es tu única esperanza en la vida y la muerte?’

El césped no será necesariamente más verde cuando la página del calendario pase unos días. El 2021 no será nuestra tierra de Beula; anhelamos un país mejor. Si bien sabemos esto en nuestro corazón, debemos admitirlo en voz alta: el 2021 nos traerá alegrías y tristezas inesperadas. Si deseamos un pasto más verde, no necesitamos buscar la erradicación de nuestro dolor y tristeza. No necesitamos sacudirnos el polvo del 2020 de nuestros pies. En cambio, solo tenemos que mirar al Buen Pastor que provee para nosotros en verdes pastos y junto a aguas de reposo. La paz y la libertad que anhelamos solo se pueden encontrar en Él. Nuestra esperanza para el 2021 surge de la verdad de que, sin importar lo que nos depare este año, Jesús nos protegerá y proveerá para nosotros, dándonos gozo mientras lo seguimos de cerca.

Tengo muchas esperanzas para este año. Espero que Dios ponga fin a la pandemia rápidamente. Espero que nuestro país vende sus heridas y experimente algo de paz y renovación. Espero que las luchas de esta vida sean menos pesadas sobre nuestros hombros; que el gozo sea nuestro en abundancia.

Pero más que eso, oro, sin importar lo que traiga este nuevo año, para que podamos conocer la presencia de Dios más claramente, amarlo más profundamente, y seguirlo más de cerca. Confío en que Dios, en su bondad, le dará a su amada iglesia todas las cosas buenas, ya sea que esas bendiciones nos lleguen en un año tan fácil como esperábamos o solo a través del valle de sombra.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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