¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Mujeres, necesitamos Su palabra: Un plan para las hambrientas y ocupadas

Más de Rachel Jankovic

La idea era tan simple que casi no cuenta como una. Comamos la Palabra de Dios juntas. A un ritmo rápido pero razonable. Alentémonos unas a otras para superar cualquier obstáculo que nos haya detenido en el pasado. Queremos convertirnos en mujeres de su Palabra, no en mujeres que incursionan en ella ocasionalmente.

El otoño pasado establecimos un ritmo de seis capítulos por día, algunos del Antiguo Testamento y otros del Nuevo, combinando libros como Levítico y Hebreos juntos, y haciendo coincidir los salmos con el contexto histórico en el que se escribieron. Pusimos días de recuperación en el plan (porque tenemos vidas regulares con interrupciones regulares). Leeríamos toda la Biblia en el año escolar con aproximadamente 20-30 minutos de lectura cada día sin contar los domingos.

Oramos que Dios usara nuestro plan para encender el amor por su Palabra en otras mujeres también. El proyecto ha crecido más allá de lo que pensamos, extendiéndose rápidamente fuera de nuestra propia comunidad, e incluso a otros idiomas. Miles de mujeres se han unido en el último año. Nos gusta decir que somos un grupo teológicamente diverso, pero que literalmente estamos en la misma página.

Hora de comer

Necesitamos la Palabra de Dios más de lo que necesitamos comida. Somos fortalecidos por ella. Somos equipados para toda buena obra a través de ella. Podemos confiar que cuando Dios envía su Palabra a nuestras vidas, no volverá a Él vacía. Logrará su propósito.

Simplemente, hemos llegado a la fiesta. Todos hemos sido invitados. Hay un lugar preparado por un Padre amoroso para cada uno de nosotros. La comida es abundante, interminable, nutritiva, restauradora, perfecta, y ocasionalmente confusa. La tarea es simple. Come. Hasta estar lleno. Hazlo otra vez. Hazlo por siempre. Disfruta de la recompensa que tienes delante, disfruta de lo que tu Padre ha hecho por ti y te ha dicho. Confía en el Maestro de la fiesta, y disfruta de la comunión en la mesa.

Levántate y come. No te conformes con las migas, porque tu Padre no está satisfecho con eso para ti.

Pero muchos de nosotros no estamos en nuestras sillas. Estamos debajo de las mesas, hurgando en busca de migajas tiradas por los “buenos comedores” que están en la mesa: famosos blogueros, maestros cristianos, grandes predicadores. Podríamos encontrar suficientes migas a sus pies para sobrevivir, tal vez incluso para vivir bien, pero no estaríamos obedeciendo a Dios. Hay un lugar con tu nombre, un libro para que tú comas. Levántate y come. No te conformes con las migas, porque tu Padre no está satisfecho con eso para ti.

Por qué no leemos

Muchos cristianos no están comiendo en lo absoluto. Están ocupados. No tienen una vida tranquila. A menudo no comen simplemente porque están en una racha de no comer, y romper la racha les parece hipócrita. “¡No puedo cenar cuando no desayuné o almorcé!”, piensan. Muchos cristianos dejan de leer su Biblia cuando sienten que han fallado de alguna manera: perderse, retrasarse en el plan de lectura, no entender, no ser lo suficientemente bueno, olvidarlo. Mejor esperar a un nuevo año, y tratar de ser una mejor persona en ese lapso de tiempo.

Cualquiera sea la razón que tengas, no es lo suficientemente buena. Deja tu orgullo y toma tu tenedor. Esta es la fiesta continua. La fiesta que nunca debes dejar, y que es tuya para disfrutarla para siempre. No estás atrasado si comes hoy.

Otros piensan que no han comido verdaderamente a menos que entiendan todo. Como si la Palabra de Dios solo fuera poderosa cuando la pesamos y medimos, intentamos etiquetar todos los ingredientes, tomamos notas voluminosas, y asistimos a varias conferencias al respecto. Esa no es la forma en que abordamos esta comida. Hay lugar para la ciencia de la comida, pero no en esta cena. Este es nuestro tiempo para simplemente comer.

Tenemos que aprender a comer mordiscos aunque haya ruido de fondo, un bebé retorciéndose en nuestro regazo, o risa estridente en la mesa.

Otros han sido persuadidos de que la única forma de comer es a primera hora de la mañana en silencio. No comerán a menos que las condiciones sean perfectas, y las condiciones en esta vida rara vez lo son. Pero siempre necesitamos comer. Tenemos que aprender a comer mordiscos aunque haya ruido de fondo, un bebé retorciéndose en nuestro regazo, o risa estridente en la mesa.

Aprende a comer

No es complicado, pero puede ser difícil. Todos recibimos resistencia desde tres direcciones. El mundo distrae, la carne es débil, y el diablo acusa. “¡Haz cualquier cosa menos comer!”, dice el mundo. “¡Haz algo más fácil! ¡Mejor ve Netflix!”, dice la carne. “¡No eres lo suficientemente bueno de todos modos, y nunca tendrás éxito! Solo recuerda la última vez que lo intentaste”, dice el diablo.

La respuesta a las tres debería ser: “Mírame comer”. En cuanto a nuestro grupo de lectura, somos un grupo desorganizado. Escuchamos desde nuestros teléfonos, nos saltamos a la lectura del día cuando nos retrasamos, leemos mientras estamos en la cocina haciendo la cena, o mientras amamantamos al bebé. Nos animamos a confesar el pecado, pero despreciamos la culpa persistente. Cuando no entendemos lo que leemos, no nos preocupamos. ¿Por qué? Porque volveremos pronto.

En lo que nos estamos convirtiendo, por la gracia de Dios, es en una fiesta enorme. Mujeres riendo juntas, comiendo juntas, regocijándose juntas en nuestro Dios. Animándonos cuando sigue alguna comida que nos encanta, y regocijándonos a medida que vemos los resultados de este alimento perfecto en nuestras vidas. El año pasado celebramos con muchas mujeres mientras leían toda su Biblia por primera vez, algunas de ellas treinta o cuarenta años después de comenzar su caminar cristiano. Era hora de aprender a comer.

¿Será que es tu tiempo para aprender? Cualquiera que sea la estrategia o el plan que elijas, busca un par de mujeres, y decidan juntas que se negarán a no leer la Biblia este año.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Lightstock.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando