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La última década muestra un interés creciente en la mitología de superhéroes en las pantallas grandes y pequeñas, con los gigantes cinematográficos de Los Vengadores, X-Men y Batman V. Superman, hasta los programas de televisión de Gotham, Flash y Arrow. Considerando que las dos principales compañías de cómics, Marvel y DC, han anunciado una línea completa de películas para los próximos años, podemos esperar ver mucho más de este género popular.

Los productores descubrieron que, en lugar de escribir ficción, adaptar las narrativas de los cómics existentes es más fácil y rentable, ya que el material original cuenta con muchos seguidores entre los millennials. Esta es la razón por la que la mitología de los superhéroes sigue batiendo récords de taquilla mientras es popular en las redes sociales.

Aunque los dos grandes gigantes —Marvel y DC— comunican temas similares a través de sus narrativas, difieren entre ellos en el énfasis de sus personajes. Marvel tiende a enfatizar las debilidades de sus protagonistas, como Iron Man (Tony Stark), quien es representado como narcisista y luchando contra el alcoholismo; quizás el más obvio sea Hulk (Bruce Banner), definido por su lucha por controlar su ira. Sin embargo, ellos superan sus faltas y se convierten en héroes supuestamente dignos de nuestra admiración. DC, por su parte, enfatiza el simbolismo de cada héroe, como Superman, quien simboliza la esperanza; Batman, quien simboliza la justicia; y Wonder Woman, quien simboliza el feminismo.

No obstante, lo que hace que tanto Marvel como DC sean tan populares en nuestra cultura humanista es el mensaje que transmiten: que el hombre puede salvarse a sí mismo y ser bueno a pesar de su maldad.

Representaciones de depravación

Hay dos elementos fundamentales en las narrativas de Marvel y DC que son relevantes en cualquier época: la depravación de la humanidad y la necesidad de un salvador.

Piensa en Batman, quien testifica de la depravación del hombre con su frase icónica: “El crimen nunca duerme”. Su ciudad ficticia, Gotham, se describe como “un caldo de cultivo para el sufrimiento y la injusticia… más allá de la salvación”.[1] Su archivillano, el Joker, explica el mundo frágil en que vivimos y dice: “¡He demostrado que no hay diferencia entre los demás y yo! Todo lo que se necesita es un mal día para reducir a la locura al hombre más cuerdo del mundo. Así de lejos está el mundo de donde yo estoy … Cuando vi la broma tan negra y horrible que era el mundo, ¡me volví loco como un tonto!”.[2]

A lo largo de cada serie de cómics, el héroe se levanta para enfrentarse a los males del mundo, pero nunca vence al mal en sí. El mal persiste, toma diferentes formas. En última instancia, la imagen final retrata al hombre como su propio enemigo. “Para muchos de los escritores, Batman ofrece una ventana a problemas profundos del mundo real, particularmente en el ámbito de la ética”.[3]

Lo que hace que tanto Marvel como DC sean tan populares en nuestra cultura humanista es el mensaje que transmiten

El mago Shazam, en busca de alguien digno de ser convertido en semidiós para proteger al universo, convoca con su magia a una variedad de personas con la esperanza de encontrar a una perfectamente buena. A pesar de sus intentos, le dice a su candidato final Billy Batson: “Analicé tus opciones de vida […] buscando una persona pura y buena. Pero eres tan imperfecto como cualquier otra alma que he traído aquí”.[4]

Billy responde: “Estás buscando algo que realmente no existe”. El mago siguió adelante y otorgó poderes mágicos al joven Billy, con la esperanza de que algún día fuera digno de tal poder convirtiéndose en la encarnación de la bondad, el Capitán Marvel (luego llamado Shazam). Como revela la viñeta de historietas: “¿Dijiste que trataste de ser bueno? ¿Tienes las brasas del bien dentro de ti entonces…? Sí, tienes potencial… ”.[5]

La carga que esto impone al hombre es insoportable. Que el hombre se vuelva inherentemente bueno mientras está abrumado por su propio pecado es imposible por sus propios medios. Debe vivir a la altura de un estándar que no puede cumplir.

En la película Batman V. Superman: Dawn of Justice, Batman dice a Wonder Woman que “El hombre sigue siendo bueno. Luchamos, matamos, nos traicionamos unos a otros, pero podemos reconstruir. Podemos hacerlo mejor. Lo haremos, tenemos que hacerlo”. Pero, ¿qué es bueno? Los héroes nunca nos lo dicen. ¿Es la bondad un sentimiento? ¿Es lo que más beneficia a uno mismo? ¿Es lo que más placer da a la mayoría?

Sin una ley moral objetiva para diferenciar entre el bien y el mal, la bondad no sería más que una ilusión, una construcción social sin sentido en un universo orientado al azar, maleable a nuestros caprichos y deseos. Sin embargo, contrario a la creencia popular de que el hombre es bueno, Jesús enseñó que solo Dios es bueno (Mr 10:18) y Pablo escribió que “No hay justo, ni aun uno” (Ro 3:10).

La Biblia enseña que el hombre en su depravación continuará reprimiendo su culpa redefiniendo la naturaleza y las condiciones de la moralidad, jugando a ser dios en la recreación de los principios morales. Pero sin importar el alcance de su autoengaño, la culpa lo seguirá ineludible mientras no cumpla con el estándar perfecto de Dios.

Representaciones de salvación

El universo del cómic logra capturar la realidad del estado caído de nuestro mundo y reconoce la lucha del hombre con su condición caída, sin decir explícitamente qué es esto o por qué. Al mismo tiempo, describe con precisión nuestra necesidad de un redentor que pueda salvarnos de nosotros mismos y liberarnos del mal. Los superhéroes son una encarnación ficticia de la esperanza de la humanidad, un símbolo de la salvación del hombre, realizada a través de personajes falibles pero buenos.

El género de superhéroes no es solo un vehículo de entretenimiento. También es un medio para cambiar la opinión pública

Considera, por ejemplo, el simbolismo mesiánico de Superman en las películas Man of Steel y Dawn of Justice. En la primera película, el hijo solitario de Krypton adopta un papel de salvador universal para la humanidad. En la segunda película, después de renunciar a su vida para destruir al villano Doomsday, Superman es bajado del campo de batalla en la misma pose en que algunos artistas representan a Jesús siendo bajado de la cruz.

Este simbolismo mesiánico no es coincidencia. Históricamente, el personaje ha servido como ejemplo de una determinada moral o ideología. En la década de 1940, el lema de Superman era “verdad y justicia”, un héroe adecuado para el período de la Segunda Guerra Mundial contra el nazismo y el imperialismo japonés. En la década de 1950, los conflictos en las viñetas de historietas con los criminales conocedores de la tecnología seguían claramente un “tema de la Guerra Fría”.[6] Los héroes como Superman tienden a evolucionar con los problemas mundiales, a veces asociados a ideologías políticas y otras veces buscando desprenderse de las asociaciones políticas, pero en todos los casos han sido una manifestación del humanismo, representando al hombre como su propio salvador.

Un medio para la propaganda humanista

Al mismo tiempo, en la mitología de los superhéroes no solo vemos una descripción de la depravación del hombre y la necesidad de una figura salvadora, sino que también encontramos expresiones culturales sobre qué piensa y cree la gente.

Considera a los X-Men, mutantes superpoderosos provocados por la evolución darwiniana. En sus historias, estos personajes son odiados y temidos por la mayoría de los humanos, independientemente del bien que logran al salvar el mundo. A muchos les parece que son suficientemente inocentes, pero las películas de X-Men de Bryan Singer estuvieron destinadas a promover la pansexualidad en la cultura pública. Singer asumió el proyecto de llevar estos personajes de cómics a la pantalla grande porque encontró en el tema del aislamiento de los mutantes algo que “resonó con él y la forma en que se sintió cuando se dio cuenta de que era homosexual en su adolescencia”.[7]

Bajo esta perspectiva, los de la comunidad LGBTQ son los mutantes en el universo de X-men, mientras que todos los demás que no están de acuerdo con la homosexualidad son la mayoría con fobia a los mutantes. También encontramos que el villano Apocalipsis se identifica como el dios bíblico Yahvé, un mutante opresivo que provoca el día del juicio. Al acoplar la fuerte resonancia LGBTQ y asociar a Yahvé y al “hijo de Dios” con una fuerza personal del mal, la franquicia de X-Men demuestra un fuerte antagonismo hacia la cosmovisión bíblica, alimentando la hostilidad cultural contra el cristianismo.[8]

Podemos tomar a Wonder Woman como otro ejemplo de expresión cultural. La heroína es creación de William M. Marston, un profesor de psicología y abogado que inventó el detector de mentiras. En el libro The Secret History of Wonder Woman (Scribe, 2014), Jill Lepore revela las influencias detrás de la creación de Wonder Woman, una de las cuales era Margaret Sanger, pionera feminista y fundadora de Planned Parenthood. Según Marston, la heroína estaba influenciada por la “literatura utópica feminista” y, según Elisabeth Donnelly, es un símbolo de “feminismo, radicalismo sexual, amor libre y androginia”.[9]

Así que el género de superhéroes no es solo un vehículo de entretenimiento. También es un medio para cambiar la opinión pública que, dado su fundamento humanista, es hostil al evangelio. Como escribe la estudiosa Nancy Pearcey: “Necesitamos desacreditar el estereotipo de que el arte no tiene nada que ver con ideas o visiones del mundo… La verdad es que los artistas interactúan profundamente con el pensamiento de su época, traduciendo las visiones del mundo en historias e imágenes”.[10]

El género de superhéroes es un reflejo de la cultura humana, las creencias y valores del consenso moderno

En muchos aspectos, el género de superhéroes expresa el deseo del hombre de ser como Dios —la tentación original del Edén—, de determinar por sí mismo el bien y el mal, buscando la independencia moral, existencial y epistemológica. En una entrevista con los editores de Batman and Philosophy: The Dark Knight of the Soul (John Wiley & Sons, 2008), el entrevistador comenta que “A menudo pensamos que la ética debe basarse en alguna idea de Dios, pero no vemos eso con Batman”. Robert Arp respondió que “En el universo de Batman no hay Dios… Batman se convierte en el nuevo dios, el sobrehumano que da un paso al frente e imparte justicia de la manera en que Dios lo haría”.[11]

En resumen, el género de superhéroes es un reflejo de la cultura humana, las creencias y valores del consenso moderno. Aunque describe la condición humana y necesidad de salvación, es humanista al identificar al hombre como su propio salvador. Estas narrativas de ficción indican la dirección cultural del pensamiento. Ellas dan voz a las preguntas planteadas por Occidente en relación con la moral, la epistemología y la existencia.

Comunicando la verdad

Dado que el género de superhéroes es un reflejo de la cultura, los cristianos podemos deconstruir la cosmovisión humanista para demostrar que cosas como la bondad, la justicia y la verdad son relativas y esencialmente sin sentido fuera de la cosmovisión bíblica. Además, podemos demostrar que no somos diferentes a estos héroes de ficción en el sentido de que todos luchamos con nuestra condición humana y, a pesar del bien que podamos hacer en la sociedad, no podemos vencer el mal por nuestros propios medios.

Sí, necesitamos una figura salvadora. Sí, necesitamos ser rescatados de nuestra depravación, pero esto no se encuentra en un superhéroe de ficción ni en la supuesta bondad del ser humano. Esto se encuentra en la verdad de la cosmovisión cristiana. Como escribe Jay Lee:

“[Jesús] no se limita a hacer las cosas mejor que Superman. Jesús viene a salvar y redimir eternamente. No saca a alguien de un edificio en llamas, sino que toma a alguien que está muerto en pecado y le da vida eterna (Ef 2: 5). Esta es la obra, no de un superhéroe, sino de un redentor y salvador”.[12]

La mejora de la sociedad, la redención y la renovación del hombre y la creación, solo pueden ser posibles en el evangelio de Jesucristo, quien es Salvador y Señor.


Una versión de este artículo apareció primero en Cántaro Institute (inglés). Traducido y adaptado con permiso por Equipo Coalición.

[1] Batman Begins, dirigida por Christopher Nolan, Warner Bros, 2005.
[2] Alan Moore, Batman: The Killing Joke (USA: DC Comics, 1988).
[3] Peter Bebergal, “What Batman teaches us about philosophy”, The Boston Globe, 13 de julio, 2008, http://archive.boston.com/bostonglobe/ideas/articles/2008/07/13/a_talk_with_robert_arp_and_mark_d_white/
[4] Geoff Johns, Gary Frank, y Ethan Van Sciver, Justice League (New 52), Chapter 000 (USA: DC Comics, 2012), 9-10.
[5] Ibíd, 10-11.
[6] A.C. Grayling, “The philosophy of Superman”, The Spectator, 5 de julio, 2006, http://www.spectator.co.uk/2006/07/the-philosophy-of-superman/.
[7] “Bryan Singer: I Identified with the X-Men Because I’m Gay”, The List, 20 de abril, 2016, https://www.list.co.uk/article/80133-bryan-singer-i-identified-with-the-x-men-because-im-gay/.
[8] Czarina Ong, “X-men: Apocalypse depicts villain as the son of god, sparking uproar in Christian community”, Christianity Today, 19 de marzo, 2016, http://www.christiantoday.com/article/x.men.apocalypse.depicts.villain.as.the.son.of.god.sparking.uproar.within.christian.community/82119.htm.
[9] Elisabeth Donnelly, “Discover Wonder Woman’s queer, kinky feminist history in Jill Lepore’s ‘The Secret History of Wonder Woman’”, Flavorwire, 29 de octubre, 2014, http://flavorwire.com/485267/discover-wonder-womans-queer-kinky-feminist-history-in-jill-lepores-the-secret-history-of-wonder-woman.
[10] Nancy Pearcey, Saving Leonardo: A Call to Resist the Secular Assault on Mind, Morals and Meaning (Nashville: Broadman and Holman, 2010), 76.
[11] Bebergal, “What Batman teaches us about philosophy”.
[12] Jay H. Lee, “God is not a Superhero”, The Center for Gospel Culture, 17 de agosto, 2012, http://www.centerforgospelculture.org/2012/08/god-is-not-a-superhero/.
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