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El joven se movió nerviosamente en la puerta de mi casa, su rostro alegre enmascaraba su ansiedad. Llevaba la habitual camisa blanca de manga corta y corbata negra, y llevaba una mochila. Él acababa de llamar a mi puerta y acababa de descubrir que yo era pastor.

“¡Qué bien! —dijo—. Siempre es bueno conocer a otros cristianos”.

Era un hombre joven en su misión de requisito, el rito de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días.

Esto es nuevo, pensé. No había escuchado a los mormones llamarse cristianos antes.

“¿Por qué te llamas cristiano?”, le pregunté.

“Porque seguimos a Jesucristo, el hijo del Padre celestial”.

“¿Alguna de las creencias mormonas ha cambiado en los últimos años?”

“No —dijo—, en realidad no”.

“Entonces no creo que seas más cristiano de lo que solías ser”.

“Bueno, creemos lo mismo que creen otros cristianos”.

Comenzó a enumerar algunos puntos importantes de la fe cristiana, con lo que casi todos los evangélicos estarían de acuerdo: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son personas reales, por ejemplo. Que Jesús murió en la cruz para expiar los pecados y resucitó y ascendió al cielo.

Por un momento, me sorprendió un poco. Tal vez las cosas realmente estaban cambiando en la iglesia mormona. El deseo de ser considerado evangélico parecía nuevo, pero tal vez había traído consigo algunas reformas teológicas, como en el giro aparente en la Iglesia Mundial de Dios, antes heterodoxa.

Quizá te inclines a pensar así también. Hoy en día, en el mundo evangélico, los mormones a veces desempeñan roles sutiles pero significativos. Hay cristianos que comparten videos de cantantes y maestros mormones en las redes sociales. Las familias mormonas participan en organizaciones cristianas locales (hay varios niños mormones en el “teatro cristiano juvenil” en el que mi hija solía realizar espectáculos). Y muchos mormones, por supuesto, piensan igual que los católicos romanos y los protestantes evangélicos en oponerse a muchos males sociales, como el aborto y la pornografía, por ejemplo.

El movimiento hacia ser considerados evangélicos es un verdadero empujón. Pero viene a costa de oscurecer la doctrina. Entonces, ¿se están convirtiendo los mormones en cristianos evangélicos? ¿Qué hacemos sobre esas personas dulces al otro lado de la calle con niños increíbles y espíritu de amabilidad? Si alguien es cristiano, ¿no lo serían ellos?

Decidí profundizar la conversación con mi visitante mormón, haciéndole preguntas puntuales sobre distintas creencias que históricamente han definido el cristianismo evangélico. Aquí hay cosas importantes que los mormones siempre han creído:

1. Jesús no es Dios.

Los mormones llaman a Jesús el Hijo de Dios, pero también dicen que es un ser creado, y así contradicen directamente la ortodoxia bíblica.

Los mormones llaman a Jesús el Hijo de Dios y dicen muchas cosas acerca de Él que la Biblia dice, que nació de una virgen, que murió para expiar los pecados y resucitó, etcétera, pero también dicen que es un ser creado, y así contradicen directamente la ortodoxia bíblica. También dicen que Él “heredó los poderes divinos” del Padre. Los mormones niegan la enseñanza histórica cristiana de que Jesucristo es igual al Padre en esencia y sustancia. En esa nota…

2. El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo no son un solo Dios.

Los mormones afirman una concepción de la Trinidad, lo que (curiosamente) llaman típicamente la Deidad, pero niegan la comprensión tradicional de la naturaleza trina de Dios. Dicen que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo comparten un propósito o voluntad, pero no comparten la misma esencia o sustancia. Dicen que las tres Personas de la Trinidad son “personajes separados” que comparten atributos divinos, pero niegan que sean personas distintas y simultáneamente un solo Dios. Los mormones creen que Dios literalmente dio a luz a los “hijos-espíritu” de Jesús y el Espíritu Santo.

3. Dios fue creado.

Debes profundizar un poco más en su doctrina para llegar a algunas de las cosas que no publicitan ampliamente, como esta enseñanza clave, por ejemplo: el Dios que adoramos como nuestro Padre celestial no es un ser eterno e increado. Los mormones creen que Dios fue una vez un hombre de carne y hueso, un ser creado, que ascendió a la divinidad. José Smith enseñó que incluso había un “Dios” sobre el Dios que conocemos como Dios Padre, quien creó al hombre que eventualmente se convirtió en el Dios que conocemos como Padre. Esto está obviamente en oposición directa a la ortodoxia cristiana histórica, que afirma lo que la Biblia afirma, que no hay Dios sino Dios, y que antes de que existiera cualquier otra cosa, el gran YO SOY existía.

4. La expiación de Jesús redime a todos y la gracia es una recompensa para aquellos que obedecen a Cristo.

Los mormones tienen una extraña confusión en dos partes acerca de la obra expiatoria de Cristo en la cruz. Ellos creen en un tipo de universalismo en el que todos los que mueren serán “salvos” por la obra de Cristo, aunque enseñan que también hay cuatro destinos eternos diferentes para las personas resucitadas: 1) la divinidad para los mormones fieles, 2) una especie de cielo inferior para los mormones infieles y personas que solo aceptan a Dios después de su muerte, 3) un lugar temporal de sufrimiento para las personas malvadas que rechazan el mormonismo, y 4) un lugar eterno de sufrimiento para el diablo y la gente quien recibió el Espíritu Santo pero luego lo negó.

Si eso te resulta difícil de entender, debes considerar lo que enseñan acerca de la salvación. Los mormones afirman superficialmente la salvación por gracia, pero la forma en que definen la gracia (y la fe) es una confusión de la doctrina bíblica y evangélica. 2 Nefi 25 (en el Libro del mormón) dice que “somos salvos por gracia, después de todo lo que podemos hacer”.

En otras palabras, para el mormón, la gracia es una recompensa por el esfuerzo fiel. Para el cristiano bíblico, sin embargo, la gracia que se merece no es gracia en lo absoluto. La gracia se otorga a los que no la merecen, aquellos que nunca podrían ganarse el favor o la recompensa de Dios. La gracia da poder para obedecer con fidelidad, sí, pero la gracia también precede a la obediencia. Los mormones entienden mal la distinción entre el evangelio y la ley.

Hay otras desviaciones interesantes de la ortodoxia que se encuentran en las enseñanzas mormonas: lo que creen acerca de la Biblia y la revelación continua, lo que creen acerca de los seres humanos preexistentes, lo que enseñan de que Jesús vino a Norteamérica a ministrar a los nativos americanos, además de muchas otras preguntas sobre las afirmaciones proféticas e historiográficas del mormonismo. (El registro histórico no es favorable con lo primero, cuando uno comienza a evaluar honestamente el carácter de José Smith en particular, y el registro arqueológico no es favorable con lo segundo). Pero la conclusión es que en cuatro puntos clave de la ortodoxia cristiana, el mormonismo no supera la prueba.

Si niegas las doctrinas tradicionales de la deidad de Cristo y de la Trinidad de Dios, y confundes la salvación por gracia, de hecho, eres un hereje.

Después de que interrogué a mi nuevo amigo misionero sobre estos principios claves y descubrí que creíamos algunas cosas muy, muy diferentes, él todavía no estaba dispuesto a admitir que el mormonismo no debería ser considerado como un cristianismo en ningún sentido teológicamente significativo de la palabra. Quería llamar a su compañero (que estaba estacionado en el porche delantero de la casa de al lado) para pedir respaldo. Le animé a hacerlo. Como sabía que si estos mormones querían ser cristianos tendrían que creer en el evangelio bíblico, yo estaba ansioso por compartirlo con ambos.

Sé que muchos cristianos son propensos a lanzar la palabra “herejía” a cualquiera que no esté de acuerdo con ellos. Llaman herejes a los predicadores que hablan de la justicia social o tienen adoración de rock and roll en el escenario. Pero la palabra tiene una legitimidad histórica. Se aplica a algunas creencias que se apartan de la fe que se nos ha otorgado. Y el registro histórico de credos y concilios de la Iglesia cristiana es claro, como lo es la Palabra de Dios de la cual se derivan las “barreras de seguridad” teológica: si niegas las doctrinas tradicionales de la deidad de Cristo y de la Trinidad de Dios, y confundes la salvación por gracia, de hecho, eres un hereje.


Publicado originalmente en For the Church. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Juan116.
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