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En 1990, fui pastor de una gran iglesia en la que Nanci y yo habíamos ayudado a comenzar en 1977. Tenía un buen sueldo y ganaba regalías de libros. Había sido pastor durante trece años, y no quería hacer nada más. Si me hubieran preguntado qué esperaba hacer los próximos treinta años, habría dicho: “Servir como pastor en la Iglesia de la Comunidad del Buen Pastor”. Pero entonces la vida de nuestra familia dio un giro tremendo.

Abogando por los no nacidos

Era miembro de la junta de directores de un centro de recursos para las embarazadas, y habíamos abierto nuestra casa a una adolescente embarazada. La ayudamos a poner a su bebé en adopción en un hogar cristiano. También tuvimos la alegría de verla venir a la fe en Cristo.

Después de buscar en las Escrituras y orar, comencé a participar en actos de desobediencia civil pacífica y no violenta frente a las clínicas de aborto. Simplemente nos parábamos frente a las puertas para abogar en nombre de los niños no nacidos que estaban programados para morir. Hice esto nueve veces en un período de doce meses, y fui arrestado siete de esas veces.  

Una clínica de abortos ganó una sentencia judicial contra un grupo de nosotros. Nos dijeron que debíamos pagar $2,800 dólares por haber prevenido diez abortos (asesinatos de niños, mejor dicho) en un día en particular. También nos hicieron responsables por los honorarios legales de la clínica de aborto, que fueron más de $19,000. Como la mayoría de los otros, me negué a pagar.

Me presenté ante un juez en Portland y le dije que pagaría todo lo que le debía a la otra persona, pero no podía, en buena conciencia, darle dinero a las personas que lo usarían para matar bebés. Le expliqué a la corte, a los medios de comunicación, y a todos los que estaban allí sobre los derechos humanos de los niños no nacidos y la historia sobre la desobediencia civil para defender los derechos humanos. Cité a Martin Luther King, Jr., entre otros. Cuando preparé mi declaración, no tenía ni idea de que comparecería ante un juez afroamericano.

A diferencia de otros jueces ante los que había comparecido y que se mostraban desinteresados, desdeñosos, o claramente enojados, este juez en particular escuchaba atentamente mientras hablaba. Después de hablar sobre la desobediencia civil por cuestiones de derechos humanos y justicia social, y de citar a Martin Luther King, dije que no existe un derecho humano más básico que el derecho a vivir. Vi la expresión emocional en el rostro del juez. Hizo una pausa antes de responder. Luego dijo algo hermoso que nunca olvidé: “Un día podrás verme ahí afuera, parado en la acera junto a ti. Pero hoy soy juez y debo cumplir la ley”.

Condenado a la cárcel

Me condenó a la cárcel por solo dos días. En medio de fotógrafos de noticias con luces estroboscópicas destellando, me encadenaron las manos y los pies y me llevaron de la sala de audiencias a la cárcel del condado de Multnomah. No fue un momento fácil para mi iglesia y mis compañeros pastores, ya que la idea de la gente sobre el ministerio generalmente no incluye fotos de los periódicos y noticias de televisión sobre cómo arrestaron a su pastor y lo mandaron a la cárcel.

Mi familia se enfrentó a esta situación con la firme creencia de que Dios es omnisciente, todopoderoso, y amoroso.

Poco después de esto, descubrí que mi iglesia estaba a punto de recibir una orden de embargo en la que el tribunal intentaría obligarlos a entregar una cuarta parte de mi salario cada mes a la clínica de abortos. La iglesia tendría que pagarle a la clínica de aborto o desafiar una orden judicial. Para evitar esto, renuncié el día anterior de que se ejecutara la orden de embargo. Ya me había despojado de las regalías de mis libros. La única forma de evitar el embargo en el futuro era no recibir más que el salario mínimo. Afortunadamente, nuestra familia había estado viviendo solo con una parte del salario de mi iglesia, y acabábamos de hacer nuestro pago final de la casa.

Siguió otra sentencia judicial que involucraba a otra clínica de abortos. Solicitaron medio millón de dólares en daños punitivos contra cada uno de los acusados, por acciones totalmente pacíficas y no violentas, para persuadirnos a no hacer de nuevo labores de rescate. En el tribunal, el propietario y el personal de una clínica de abortos nos acusaron falsamente a mí y a otras personas de gritarles a las mujeres, maldecirlas, y ponerlas las manos encima cuando intentaban ingresar a la clínica de aborto. Cuando un pastor de Portland testificó que nos había visto mientras nos parábamos en silencio y en paz frente a la puerta, bloqueando el acceso al lugar donde mataban a niños inocentes, la ira del juez estalló. Finalmente el juez emitió un veredicto dirigido. Le dijo al jurado que debían encontrarnos culpables y elegir una cantidad punitiva suficiente para disuadirnos de volver a acudir a la clínica.

La sentencia millonaria

El 11 de febrero de 1991, nueve de los doce jurados acordaron otorgarle a la clínica de aborto $8.2 millones de dólares, con un promedio de alrededor de $250,000 por cada acusado. Fue el juicio más grande jamás realizado contra un grupo de manifestantes pacíficos. Parecía que nuestra familia perdería nuestra casa y no podríamos seguir enviando a nuestros hijos a la escuela que amaban, la escuela del Buen Pastor.

Aparentemente nuestras vidas habían dado un giro devastador. ¿Cierto?

Incorrecto. Ese juicio fue una de las mejores cosas que nos han pasado. Lo que otros pretendían para mal, Dios pretendía para bien (Gn. 50:20).

Dios es soberano sobre todas las incertidumbres aparentes y giros negativos en tu vida y en la mía. Nada lo toma por sorpresa.

Mi familia se enfrentó a esta situación con la firme creencia de que Dios es omnisciente, todopoderoso, y amoroso, y que sin importar lo que sucediera, Él resolvería las cosas para nuestro bien final (Ro. 8:28). ¡Eso es exactamente lo que hizo! Perder el caso era irrelevante. Somos afortunados de no tener que esperar la eternidad para ver cómo Dios hizo las cosas para bien. Ya lo hemos visto de innumerables maneras, aunque sin duda aprenderemos más cuando estemos con Él.

Dios es soberano sobre todas las incertidumbres aparentes y giros negativos en tu vida y en la mía. Nada lo toma por sorpresa, nunca se queda perplejo, nunca se enfrenta a circunstancias fuera de su control. En esta situación, las manos de Dios no estaban atadas por la venganza de quienes asesinan niños. No se limitó a “sacar lo mejor de una mala situación”. Tomó una mala situación y la usó para un mayor bien. Tanto es así que ya no puedo verlo como una mala situación. Fue una gran misericordia, una gracia disfrazada de dificultad. 

La gracia de Dios demostrada

Recuerdo lo increíblemente grandes que parecían ser 8,2 millones. Solía bromear con la gente: “¡8.2 millones de dólares es un poquito más de lo que ganaba como pastor en un año!”. Pero a pesar de esa sentencia judicial de 8.2 millones, nunca perdimos nuestra casa, y gracias a la amabilidad de alguien, nuestras hijas pudieron continuar asistiendo a nuestra escuela de la iglesia. Comenzamos un nuevo ministerio, Eternal Perspective Ministries (EPM). Mientras me pagaban el salario mínimo y el salario de una secretaria a mi esposa Nanci, el ministerio recibía todas los regalías de mis libros. Y de repente tuve libros en la lista de los más vendidos, y las regalías comenzaron a aumentar dramáticamente. Uno de los primeros libros que escribí después de tener que dejar el ministerio pastoral fue Respuestas provida a argumentos proaborto (ProLife Answers to Prolife Arguments), uno de los libros provida más vendidos de la historia, ampliamente utilizado para capacitar a jóvenes y a otros defensores de la vida para que defiendan a los niños por nacer.

La sentencia original de la corte de 8.2 millones estuvo vigente por diez años. La clínica de abortos se frustró porque no recibió mucho dinero, y nada de dinero de nosotros, porque el salario mínimo no se puede embargar de acuerdo con la ley de Oregón. Lograron que el juicio se extendiera por otros diez años, así que terminé ganando salario mínimo durante veinte años.[1] Dios proveyó fielmente y la mayoría de las veces ni siquiera pensamos en ello. Con alegría en nuestros corazones, ahora casi treinta años después, Nanci y yo continuamos regalando el 100% de las regalías de libros a una amplia variedad de misiones cristianas, de alivio de hambruna, y trabajo provida.

Desde que EPM comenzó, por la gracia de Dios, más de once millones de libros se han vendido. Y como nos lo señaló recientemente nuestro personal, ahora hemos dado más de 8.2 millones de dólares en regalías, ¡una cantidad que ahora, irónica y deliciosamente, ha superado el juicio contra nosotros y contra todo el grupo provida hace tanto tiempo!

El mes pasado, como a veces hago, le pedí a nuestro personal que decidiera a dónde enviar otros $55,000 en regalías (cada uno designó $5,000 para los ministerios de su elección). Para darte una idea de los tipos de ministerios y proyectos que EPM ha apoyado con los fondos de regalías, aquí una lista de a dónde el personal decidió enviar el dinero:

  • $ 1,000 a el Campamento Bíblico de Trout Creek para su fondo para la cabaña de voluntarios y personal 
  • $ 500 a Wilderness Trails para un fondo de becas para el campamento
  • $ 1,000 a Orphans Unlimited
  • $ 2,500 a Life Impact Ministries
  • $ 1,000 a The Seed Company
  • $ 1,000 a SAT 7
  • $ 2,250 a Gotta Go
  • $ 1,000 a Vital Signs Ministries, para su alcance comunitario
  • $ 1,000 a GAiN (Global Aid Network) para el alivio de hambruna
  • $ 2,500 a Open Doors USA, para cristianos perseguidos en Yemen
  • $ 2,500 a la Operación Movilización para el alivio en Yemen
  • $ 4,000 a Peace International para la construcción y financiación de escuelas y clases de resolución de conflictos para los refugiados de Sudán  
  • $ 1,000 a Compassion Connect for Adorned in Grace (trabajo contra el tráfico sexual)  
  • $ 2,500 a NOE International
  • $ 2,500 a First Image
  • $ 2,500 a Emmaus Japan para la plantación de iglesias cristianas en Japón
  • $ 2,500 a The Bible Project para videos que enseñan historias bíblicas
  • $ 1,250 a Enfoque a la Familia, para la Operación Ultrasonido
  • $ 1,250 a Show Hope
  • $ 1,250 a Samaritan’s Purse para venezolanos en crisis
  • $ 3,000 designados para el ministerio de prisión de EPM (enviamos libros a los presos)
  • $ 2,000 a Bible Study Fellowship
  • $ 5,000 a Hope Africa International
  • $ 1,500 a Choice Adoptions para trabajo con crianza temporal y adopciones
  • $ 1,500 a Kerith Springs Lodge
  • $ 2,000 al Proyecto Romanos para capacitar a pastores africanos sobre cómo estudiar la Biblia
  • $ 5,000 a LUV para necesidades médicas de emergencia para huérfanos
  • Para obtener una lista más larga de algunas de las organizaciones que EPM apoya o recomienda, vea aquí.

Dios lo encaminó para bien

¿Ves cómo Dios continúa usando mi encarcelamiento, el perder mi trabajo como pastor, y las demandas que hicieron las clínicas que matan niños? Todo lo ha usado para promover su Reino. Lo que pretendían para el mal de Dios lo encaminó realmente para el bien. Eso me hace sonreír.

Algunos me han preguntado si me doy cuenta de lo que podríamos haber hecho con más de 8 millones de dólares. Mi respuesta es siempre la misma: “Nada que nos haya traído tanta alegría como la que tenemos al darlo”. Creo firmemente que no son mis regalías de libros, son de Dios. ¡Nanci y yo ciertamente no las necesitamos, y nos deleita ver a Dios usándolas para tocar vidas en todo el mundo!

Agradecemos a nuestro Dios soberano por brindarnos tanta libertad y alegría de una manera que nunca vimos venir y que nunca habríamos elegido, pero que, si tuviéramos que volver a hacerlo, no lo cambiaría por nada.

“Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer tan generosamente todo esto? Porque de Ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de Tu mano Te damos”, 1 Crónicas 29:14.


[1] Una prórroga de la sentencia expiró finalmente en 2012. Un año más tarde, nuestro consejo ministerial aumentó significativamente mi salario. Desde entonces me han pagado un buen salario para los estándares estadounidenses, y un gran salario para los estándares globales. Estamos agradecidos por el salario más alto, y hemos disfrutado poder hacer cosas que antes no podíamos hacer. A medida que los salarios han aumentado, nuestra donación personal ha aumentado. Aun así, Dios estuvo con nosotros todos esos años cuando nuestro salario era más bajo, y Él siempre nos ha dado con fidelidad.


Publicado originalmente en Eternal Perspective Ministries. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Lightstock.
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