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“¡Cuántas veces le dije a los líderes que no iniciáramos la ampliación de nuestro templo porque no estábamos seguros de conseguir todos los permisos! Lo peor de esta situación es que tenía razón”.

Expresiones como la anterior nos recuerdan que en algún momento todos hemos vivido situaciones que implican algún tipo de desacuerdo por una decisión tomada. Como es sabido, las discrepancias también se dan en nuestras congregaciones por temas de índole ministerial. Sobre esto, es importante recordar que ninguna iglesia es perfecta y que sus líderes no están libres de equivocaciones.

Sin embargo, para considerar los consejos que expongo en esta reflexión, deberías tener la certeza de que perteneces a una iglesia sana. De otra manera, es probable que —si estás en desacuerdo con las decisiones de tus líderes— necesites consejos que te ayuden a identificar cuándo es el momento de dejar una iglesia por razones bíblicamente correctas.

Estamos en un mundo que exige el “derecho absoluto a tener siempre la razón”, aunque se esté equivocado. Ideas como esta han permeado la mente de muchos cristianos, lo que nos podría llevar a sentirnos ofendidos y con derecho a exigir hasta por lo más insignificante. Pero cuando este no es el caso, sino que consideramos que tenemos razones legítimas para estar en desacuerdo con alguna decisión tomada por nuestros líderes, debemos observar con atención lo que la Biblia aconseja.

Aquí te comparto tres consejos generales que puedes considerar cuando estés en desacuerdo con alguna decisión tomada por tus líderes.

1) Ora por tus líderes (He 13:18)

Los líderes necesitan nuestras oraciones”. Este no es un cliché; es una gran realidad bíblica. El escritor de Hebreos estaba consciente de ello (He 13:18). Los líderes necesitan nuestro apoyo en oración porque deben tomar decisiones mientras dirigen la congregación, suplen para las necesidades espirituales y también organizan su tiempo para cuidar de su propia familia.

Por medio de la oración podemos pedir a Dios que nos ayude a discernir la verdad de una situación antes de canalizar nuestros desacuerdos

Los líderes son siervos que tienen bajo su responsabilidad la iglesia del Señor. Dios en su soberanía ha permitido que ellos ocupen esas posiciones. Por lo tanto, la oración es nuestra manera de honrarlos y apoyarlos para que sean un ejemplo del carácter de Cristo en todo momento. Por medio de la oración podemos pedir a Dios que nos ayude a discernir la verdad de la situación antes de expresar nuestros desacuerdos. También debemos pedir a Dios que prepare nuestros corazones para saber si es necesario hablar, el momento para hacerlo y cómo tener esa conversación, de manera que en todo honremos a Dios y a nuestros líderes.

2) No exijas perfección de tus líderes (Ro 7:21)

Esta afirmación no busca justificar cualquier actitud cuestionable de tus líderes, pero sí nos debe ayudar a recordar que ellos también luchan contra la vieja naturaleza. Ese hecho ha llevado a que muchos líderes también sufran las consecuencias de su pecado. Pablo escribe sobre esta lucha y nos indica cuál debe ser nuestra prioridad: “Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne” (Gá 5:16). Existe una realidad presente en cada cristiano: todos luchamos contra la vieja naturaleza, incluso aquellos líderes que consideras como ejemplo a seguir (Ro 7:21).

Creer en la infalibilidad de los líderes es contrario a lo que la Biblia enseña sobre la naturaleza humana y representa un extremo peligroso. La Biblia requiere que un líder en su iglesia sea irreprensible y prudente. No obstante, en un momento de debilidad o en el ejercicio de sus funciones, un líder podría equivocarse como cualquier otro creyente. La Biblia presenta a los creyentes un consejo equilibrado entre una actitud condenatoria y una actitud condescendiente ante el ministerio del liderazgo: “Acuérdense de sus guías que les hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imiten su fe” (He 13:7, cursiva añadida).

El amor, la comprensión y una correcta comunicación son fundamentales para superar problemas que emergen de los desacuerdos con nuestros líderes

Los líderes rendirán cuentas un día al Señor sobre cómo guiaron a la congregación (He 13:17). Existen situaciones que podemos dejar pasar, pero hay otras que no podemos ignorar, como cuando hay líderes en pecado reincidente. Los líderes tienen una gran responsabilidad ministerial y por eso deben modelar un carácter santo. Esto debe guiarnos a una actitud de oración y consideración hacia ellos, mirando siempre al Padre como el Señor de la iglesia.

3) Conversa sabiamente con tus líderes

En el mundo corporativo es común descubrir que las discrepancias con un líder a veces se deben a que probablemente los que están en desacuerdo desconocen los factores adicionales que lo llevaron a esa decisión. Esto también se da en la iglesia. Es muy fácil señalar lo “malo” de los líderes y criticarlos sin tener la información o perspectiva completa de todo lo que ellos tienen en cuenta al tomar decisiones que afectan a toda la congregación.

El amor, la comprensión y una correcta comunicación son fundamentales para superar problemas que emergen por causa de los desacuerdos con nuestros líderes (1 Ts 5:11-13; Gá 6:1). Antes de expresar tu inconformidad, acércate a tus líderes para informarte mejor sobre las circunstancias que rodean las decisiones con las que estás en desacuerdo. Recuerda que nuestras palabras deben tener como propósito edificar a los que nos oyen, incluyendo nuestros pastores y líderes. Esto será imposible si no tienes la información correcta y completa, y también un espíritu apacible que busca con humildad promover la verdad y la unidad.

Conclusión

Nuestra meta nunca debe consistir en buscar la manera de evidenciar una mala decisión de los líderes. Por lo general, el liderazgo maduro de una iglesia sana busca agradar a Dios a través de sus acciones y decisiones. Aunque nos puede parecer en ocasiones que están equivocados, podemos dejar que el tiempo revele lo correcto o incorrecto de una decisión, pero sin que nuestro propósito sea levantarnos como jueces. Por eso, si concluyes que es necesario conversar con tus líderes para hacerles saber tu punto de vista ante una decisión o acción que consideras equivocada, es importante que les muestres que has investigado el tema y que tu intención es mostrarles respeto y apoyo. Recuerda que ellos representan a Cristo y un día deberán entregarle cuentas de su proceder.

Los creyentes no estamos aquí para condenarnos, estamos para edificarnos y así llevar el evangelio a todo el mundo. Cuando honramos al liderazgo, mostramos el amor de Dios al mundo. Quizá el liderazgo que mencioné al principio tomó una mala decisión al comenzar el proyecto sin las licencias necesarias, pero eso no debe llevarnos simplemente a acusarlos y destruirlos. Al contrario, debemos orar, informarnos bien y acercarnos a ellos para tomar el rumbo debido. Que nuestro deseo sea siempre edificar y que, aun en medio de los desacuerdos, Dios se vea glorificado.

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