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En Coalición por el Evangelio preguntamos a tres pastores en distintos contextos: ¿Cómo elegir una próxima serie de sermones? Estas fueron sus respuestas:

Una cuestión de fidelidad

Desde Argentina, Enrique Oriolo responde:

Estás sentado frente a tu escritorio con la mente en blanco y sin la menor idea de qué predicar el próximo domingo. Hay tantas opciones, tantos temas, tantos problemas que abordar ¡y tantos textos en la Biblia! Creo que todos los pastores han luchado con eso y muchos lo seguimos haciendo de tanto en tanto.

Esa incertidumbre de no saber qué pasaje escoger para predicar suele estar reforzada por el temor a equivocarnos: ¿Y si este sermón que escogí no es la voluntad de Dios? ¿Y si debía ser el sermón que descarté?

Si sueles enfrentar estas situaciones, estos son algunos consejos que vienen a mi mente y que pueden ayudarte a elegir una serie de sermones:

Aunque no sepas qué sermón predicar, Dios siempre bendecirá Su Palabra que es expuesta con fidelidad

Predica libros enteros. Esto es de gran ayuda porque quita la presión de tener que escoger un pasaje distinto para cada domingo. Además, no tienes que hacer el esfuerzo de estudiar un contexto nuevo cada semana. De manera similar, cuando predicas una serie sobre un libro de la Biblia completo, la congregación podrá tener un mejor entendimiento general del libro que estés predicando.

Varía entre géneros y testamentos. Trata de ofrecer una dieta bíblica variada a la congregación. Si pasas un año en el evangelio de Marcos, quizás el próximo año podrías enseñar alguno de los profetas menores y luego un salmo, antes de regresar al Nuevo Testamento. Una dieta variada ayuda a la iglesia a abrazar toda la Palabra de Dios y a entender cómo cada parte apunta a Cristo.

A veces los hermanos se desaniman con el Antiguo Testamento, porque les cuesta entenderlo. En ese caso, sería de gran ayuda predicar todo un libro del Antiguo Testamento y luego uno del Nuevo, señalando las relaciones que guardan entre sí.

Haz una pausa cuando sea necesario. En ocasiones, será necesario abordar una situación particular que la congregación atraviesa. Me tocó pausar una serie y enseñar dos sermones sobre 1 Corintios 5 y la disciplina en la iglesia, porque las circunstancias de nuestra congregación lo hacían necesario. Si percibes que tu iglesia también necesita entender algo puntual y urgente, no dudes en pausar una serie; luego podrás retomarla.

Nunca te equivocarás mientras prediques fielmente la Palabra. Aunque no sepas qué sermón predicar, Dios siempre bendecirá Su Palabra que es expuesta con fidelidad. No somos tan astutos para saber siempre qué predicar, pero Dios es bueno y soberano. Confía en Su guía y sé fiel. Ora, escoge un pasaje, ora de nuevo, estúdialo y predícalo, rogando al Espíritu Santo que actúe en los oyentes por medio de Su Palabra (1 Ts 2:13).

Lee la congregación

Desde Colombia, Jairo Suárez responde:

Cuando se me planteó esta pregunta, nos encontrábamos como iglesia en el sermón número veintitrés de una serie en el Evangelio de Lucas, y todavía en el quinto capítulo. Las series anteriores fueron sobre Eclesiastés (veinticinco sermones) y la carta a los Romanos (setenta y dos sermones). En el medio de estas series, hemos tenido predicaciones temáticas que también sirvieron como transición o pausa. Espero que estos antecedentes sirvan de contexto para compartir tres consejos para elegir una próxima serie de sermones:

Lee tu Biblia y tu congregación. Mi nutricionista me aconsejó no comer fruta por la noche. No porque la fruta no sea saludable, sino porque su consumo es más beneficioso en otros momentos del día. Este principio también se puede aplicar a la preparación de la «dieta bíblica» de la iglesia.

Cuando predico una serie temática, trato de abordarla de la forma más expositiva posible, es decir, centrándome en un texto particular de las Escrituras

Como pastores, creemos firmemente en la suficiencia de la Biblia. Sin embargo, también debemos discernir dónde se encuentra la congregación y, guiados por el Espíritu Santo, decidir si es el momento de dar «frutas» o «carnes». No es que alguna parte de la Biblia sea mejor que otra, sino que cada una tiene su momento y lugar, según las necesidades del rebaño que Dios nos ha encomendado. Por ejemplo, en nuestra iglesia elegimos predicar sobre Eclesiastés al finalizar la pandemia, como una respuesta a la crisis existencial que enfrentaba nuestra sociedad.

No temas a las series largas. En ocasiones, los predicadores tenemos temor y hasta aversión a las series largas. Algunas razones son válidas, como la preocupación de alargar demasiado las series al desmembrar el texto bíblico exponiendo frases o versos individuales y no perícopas completas. Sin embargo, he encontrado que una dieta sostenida en el tiempo facilita que la congregación digiera mejor el alimento sólido. Hay versos que contienen una idea completa en la cual querrás detenerte y otras veces será mejor exponer todo un capítulo. Entender los beneficios de las series largas es más fácil cuando ves el ministerio pastoral como una maratón y no como una carrera de cien metros.

No temas a las series temáticas. En nuestra iglesia, hacemos una pausa al menos una vez al año para trabajar en una serie temática, respondiendo a asuntos específicos que queremos abordar con la congregación. Durante los últimos tres años hemos llevado a cabo series cortas (seis sermones) sobre la iglesia, y lo hacemos de forma expositiva.

Has leído bien, desarrollamos una serie temática de manera expositiva. Cuando predico una serie temática, trato de abordarla de la forma más expositiva posible, es decir, centrándome en un texto particular de las Escrituras en el que el autor bíblico trata directamente ese tema que queremos desarrollar.

Planificar trae claridad

Desde Estados Unidos, Luis D. Marin responde:

Un predicador que establece bien sus próximas series de sermones tendrá, con seguridad, una visión clara y edificante de su labor ministerial. La desorientación es un mal común en el ministerio pastoral, por eso no hay nada mejor que aprovechar los días de claridad para planificar tus próximas predicaciones.

Tres prácticas que me han ayudado en mi ministerio pastoral a elegir los próximos libros de la Biblia que voy a predicar, y que te recomiendo, son:

Provee a la iglesia un alimento balanceado entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y entre géneros literarios de la Biblia. Sé como Pablo, que no vaciló en predicar todo el consejo de Dios (Hch 20:27, RV60). Si te quedas en uno de los testamentos le estarás robando a la iglesia la experiencia de disfrutar la maravillosa unidad del canon, armoniosamente centrada en Jesucristo. Para lograr ese balance es recomendable planificar todo el año de predicación en un solo documento, de tal manera que puedas asegurarte de exponer diferentes textos de toda la Biblia.

Conoce a las ovejas que Dios te ha encomendado y mantente atento a su estado espiritual actual

Considera la madurez teológica de tu iglesia. Aun el apóstol Pablo, a quien Pedro describió como «difícil de entender» (2 P 3:16), fue suficientemente sensible como para enseñar a los corintios según su nivel de madurez: «Les di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo» (1 Co 3:2). Ciertos salmos pueden ser más fáciles de entender que 1 Crónicas, y el evangelio de Marcos puede ser más comprensible que la carta a los Hebreos. Ministra a la congregación que tienes, mientras crece en madurez teológica.

Considera la condición espiritual de la congregación. También debemos ser sensibles y pastorales al elegir cómo vamos a alimentar a la congregación. Algunas veces, la iglesia está desanimada por alguna prueba que atraviesa y necesita consolación y fortaleza con las promesas de Dios. En otras ocasiones, la iglesia necesita ser desafiada a salir de su comodidad y crecer en sabiduría e instrucción. Conoce a las ovejas que Dios te ha encomendado y mantente atento a su estado espiritual actual.

Estos tres principios, y la dependencia en oración para que Dios te ilumine, te llevarán con seguridad a tomar buenas decisiones respecto a una dieta de predicación saludable para tu iglesia local.

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