Hoy en la mañana el Señor me despertó.
El sueño, ausente;
la pereza brilló por su ausencia.
Hora de estar con Él.
Estaba oscuro y fui a la sala.
El Señor, la Biblia y
mis pensamientos.
Allí coincidimos los tres.
Hablamos y nos escuchamos.
Tertulia matutina
para empezar el día,
como tiene que ser.
Lo adoré,
confesé pecados,
le pedí tantas cosas,
le di gracias, también.
El Señor me dio la gracia
de quitarme el sueño
para pedir gracia
a Él, que es mi dueño.
Tertulia matutina;
Él, Su Palabra y mis palabras.
Para empezar el día,
como tiene que ser.
Sácianos por la mañana con Tu misericordia, / Y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días (Sal 90:14).