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A continuación los 10 mandamientos de un empresario o negociante cristiano

I. No ames a tu negocio por encima de Dios

Recuerda que tu habilidad, las puertas abiertas y la prosperidad de tu negocio serán un producto directo de la gracia de Dios sobre tu vida. Por eso, ningún negocio, empresa u ocupación, deben tomar el lugar de Dios. Lo mejor de tu tiempo y de tus fuerzas deben ser primeramente dedicados al Señor.

 

II. Diezmarás y ofrendarás de tu negocio

De todos los ingresos que tu negocio reciba, debes diezmar y ofrendar fielmente. Sin olvidar que una cosa son tus diezmos individuales y otra cosa son los diezmos de los ingresos que tu negocio percibe.

 

III. Tratarás con respeto y dignidad a tus empleados

La biblia dice que tenemos que tratar a todas las personas como superiores a nosotros mismos (Filipenses 2). Por eso, como jefe o dueño de negocio debes siempre tratar a tus empleados con dignidad. Recuerda que eres testimonio del Señor delante de tus trabajadores, sean creyentes o no.

 

IV. Cuentas y expectativas claras

Es importante mantener las cuentas claras con toda persona. Las expectativas para cualquier transacción o negocio, deben estar claras y si es posible plasmadas en papel para evitar malos entendidos. Aun con los empleados (si los tienes) se deben establecer claramente cuales son sus responsabilidades desde el comienzo. Desde el inicio es crucial que todos sepan cuales son las expectativas de ambas partes.

 

V. No harás negocios ilegítimos, ni procures sacar ventajas de ninguna forma.

La biblia enseña que el premio y la recompensa llegan como consecuencia de haber “luchado legítimamente” (2 Timoteo 2:5). Debes tener temor de Dios y nunca sacar ventaja de cualquier tipo. Conduce todos tus negocios con integridad y rectitud, sabiendo que Dios honra la justicia (Salmos 37:6)

 

VI.Testificarás de tu fe

Recuerda que mas allá del beneficio económico que puedas darle a un empleado, la salvación es lo más valioso que tenemos para ofrecer. Por eso debes aprovechar las oportunidades para predicar el evangelio y para aconsejar a aquellos que lo necesitan.

 

VII. Serás testimonio

En todo momento debes exhibir el carácter de Cristo. Delante de tus empleados, clientes y proveedores eres un testimonio de Dios. En tu forma de tratar a las personas, en la manera como te conduces, en la forma como resuelves conflictos y cuando estas bajo presión, no debes olvidar que eres un hijo de Dios.

 

VIII. Excelencia en lo que ofreces

Sea que ofrezcas un servicio o vendas un producto, debes demostrar excelencia en todo lo que haces. La calidad de tu trabajo, será determinante para el éxito de tu negocio. Recuerda que eres una extensión de Dios y el producto que vendes o el servicio que ofreces deben ser testimonios de ello.

 

IX. Honra a quien honra merece

Es importante honrar a aquellos que contribuyen con el crecimiento y el desarrollo de tu negocio. Sea un proveedor que te presta un buen servicio o un empleado quien va “la extra milla”. Cuando eso sucede debes celebrar, honrar y reconocer lo que hacen. Para este efecto, puedes dar algún presente o un detalle. Cuando se trata de tus empleados es importante que estás pagándoles un salario digno.

 

X. Cumplirás con todos tus compromisos laborales y contratos

Tu palabra y tus promesas debes ser cumplidas a cabalidad. Cumplirás con tus contratos, aun si eso representa una perdida de dinero. Por encima del beneficio monetario, está el buen nombre y la reputación de tu negocio. El rey Salomón decía “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,Y la buena fama más que la plata y el oro” (Proverbios 22:1).

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