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Alejandro es uno de los más famosos músicos cristianos de la actualidad. Su música ha rebasado las fronteras del evangelio y es escuchado aún en la emisoras seculares. Su popularidad ha sido tan elevada, que al día recibe una promedio de 7 invitaciones para ser parte de conciertos y conferencias alrededor de todo el mundo. Su talento es único y la unción que se derrama en cada una de sus presentaciones es indiscutible. Pero esta vez algo extraño está pasando. Antes de entrar al escenario, mira por una de las ventanas del auditorio y se encuentra con algo que lo decepcionó. El amplio local, con capacidad para 10,000 asientos, estaba vacío. A penas pudo ver unas veinte personas , esperando por su salida. Regresó gritando, enojado y pidió explicaciones a los organizadores del evento. En algún momento pensó que todo esto era una broma. La escena ya tenia tintes de escándalo.

Cuando el promotor Samuel Diaz, se acercó, Alejandro le anunció que no iba a subir si no había mas gente. Samuel se enfureció tanto, y esto fue lo que le dijo:

«Un músico cristiano tiene la honrosa tarea de llevar al pueblo de Dios a tener una experiencia con El. Tu no estas supuesto a ser el centro de atención. Con todo lo bonito que cantas y con toda la fama que tienes, nada de eso lo tuvieras si no fuese por la gracia y la misericordia de Dios. ¿Quién te crees que eres? ¿y como vas a decepcionar a esas pocas personas que con esfuerzo compraron una entrada para venir a verte? Me has decepcionado. Siempre tuve un respeto por ti y por tu música, pero ahora veo que lo mas importante para ti es la fama. Eres un egoísta y vanaglorioso. Entre tu y cualquier cantante secular no hay ninguna diferencia. Muchas veces ustedes exigen cosas como si fuesen cantantes mundanos, y aunque entiendo que es tu trabajo, tiene que haber cierto respeto por la gente que viene a tener un tiempo con Dios a través de ti. Debo recordarte que el talento que tienes, te lo dio Dios. La unción viene de Dios. Las oportunidades que has tenido han llegado por gracia de Dios y no por tus habilidades. Recuerda que cuando tu cantas le estas cantando a Dios. Esa es la diferencia entre muchos de ustedes y el rey David, que aprendió a cantarle a Dios cuando nadie lo miraba. Cuando nadie lo aplaudía.

Cuando Samuel terminó su discurso, Alejandro estaba conmovido y las lagrimas inundaron sus ojos. Se sintió mal, convicto, ridículo, carnal e inmaduro. El sermón que Samuel despachó, fue oído por todos los que estaban trabajando detrás del estrado, pero fingieron no haber escuchado nada.

Fue la respuesta de Dios a una canción que Alejandro ha venido cantando y que se convirtió en un éxito en el pueblo cristiano. La letra de la canción dice, “revélame quien soy, háblame y quebrántame”. Mario nunca pensó que Dios tomó en serio cada una de sus palabras. Aunque fueran cantadas.

Esta vez la provisión divina llegó de dos formas. La primera en forma de prueba. Porque esto era algo que Alejandro todavía no había experimentado y el Señor quería ver su reacción. Y la segunda, fue un buen regaño departe de un hombre de Dios.

Si soportamos ambas con nobleza, entonces estamos siendo quebrantados.

Nota: El nombre Alejandro es ficticio, pero la historia está basada en sucesos reales.

 

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