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La preocupación principal de Martín Lutero era que su gente conociera a Cristo y su evangelio. Por esto, Lutero llevaba a cabo una práctica profunda de oración de intercesión. El dijo:

Abre tus ojos y mira tu vida y la vida de todos los cristianos, particularmente su estado espiritual, y encontrarás que la fe, la esperanza, y el amor… están disminuyendo…. Luego verás que hay necesidad de orar alrededor del mundo, cada hora, sin cesar, con lágrimas de sangre.

El corazón pastoral de Lutero se ve no solo en sus oraciones, sino también notablemente en su predicación. Fue un doctor de la iglesia, profesor, y académico. En su rol como profesor, su tarea primaria era enseñar. Hay una diferencia clara entre enseñar y predicar. El maestro enseña; imparte información a sus estudiantes. Pero un teólogo/predicador nunca puede separar los dos roles de maestro y predicador. Los grandes maestros/predicadores de la historia nunca enseñaron como espectadores aislados del pasado. Más bien combinaron la exhortación con la instrucción, la inspiración con la educación. Dicho de otra manera, a veces su enseñanza se convertía en predicación. De la misma manera, el erudito/pastor mezcla enseñanza con su predicación.

Lutero hacía esto mismo en su método de predicación. Quería informar su congregación, y también exhortarla. Insistía en que sus mensajes fueran claros y suficientemente sencillos para que aquellos sin educación lo entendieran. Él dijo:

Infinita e impronunciable es la majestad de la Palabra de Dios…. Estas palabras de Dios no son las palabras de Platón o Aristóteles, sino de Dios mismo hablando. Y los predicadores más adecuados son los que enseñan a las personas comunes y a los jóvenes con sencillez, francamente, sin soberbia o sutilezas, así como Cristo enseñó a la gente con parábolas sencillas.

El evangelio, el evangelio… todo por el evangelio. Este es el amor, la tarea, la vocación de todos los que llevan puesta la túnica del teólogo y la sotana de predicador. Lutero se sentía cómodo vestido en cualquiera de las dos.


PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LIGONIER. TRADUCIDO POR EMANUEL ELIZONDO.
IMAGEN: LIGHTSTOCK.
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