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“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos”, Hechos 17:28 RV60.

¡Cuánto luchamos con nuestra identidad! Nuestra raza, trasfondo, cultura, país, sexualidad, medios de comunicación, e incluso los pecados con los que personalmente luchamos, tienden a definirnos.

A veces estas circunstancias pueden tener tanto peso en nosotros, que nuestras vidas empiezan a girar alrededor de ellas. Pero, en medio de esta lucha diaria, podemos corregir nuestro corazón reorientando nuestro sentido de identidad hacía algo más fundamental, como lo es nuestra identidad en Cristo.

Una manera transformadora de hacer esto es dejar a un lado las opiniones de la sociedad y las etiquetas que nosotros u otros nos ponen, dirigirnos a la epístola de Efesios, y vernos a nosotros mismos a la luz de nuestra identidad en Cristo, sustituyendo, cuando haga sentido, los pronombres “ustedes y vosotros”, con los personales “yo, mi, mío, mis”. Por ejemplo:

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que me amó, aun estando yo muerto en pecados, me dio vida juntamente con Cristo (por gracia soy salvo), y juntamente con él me resucitó, y asimismo me hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para conmigo en Cristo Jesús”, Efesios‬ ‭2:4-7‬ RV60.

Hacer esto a lo largo de esta carta, de corrido y en voz alta, nos ayuda a ahogar las voces externas e internas que diariamente susurran a nuestro oído. Así podemos recordarnos nuestra verdadera identidad y predicarnos a nosotros mismos el Evangelio.

En nuestro versículo de hoy, tenemos a Pablo en el Areópago, quien al ver la idolatría (problemas de identidad) en Atenas, comenta en su discurso las maneras en que esta búsqueda ha sido expresada en esa cultura. Él apunta al anhelo de los humanos de “encontrarse” a ellos mismos, y cómo esto es, aún sin darse cuenta, una manera de buscar a Dios. Entonces Pablo confronta a las personas con el evangelio y las invita a arrepentirse, y poner su confianza y fe en Cristo Jesús.

Las buenas noticias para ti y para mí son que, gracias a la obra de Jesús por nosotros y en nuestro lugar, podemos experimentar la realidad de que saber quiénes somos en Dios. Él tiene el poder suficiente para sostenernos en el diario vivir y en las luchas más profundas de identidad que encontramos en el mundo de hoy.

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.


IMAGEN: LIGHTSTOCK.
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