En el año 2002, el teólogo peruano Samuel Escobar compartió en un evento internacional una reflexión que marcó a muchos de los presentes, en particular con la frase: «La misión de la iglesia no solo es transmitir un mensaje, sino ser testigo de un reino que ya ha comenzado».1 Esta frase refleja en cierta medida la vida de Escobar, quien se dedicó a la reflexión teológica y a la acción misionera. Pero más allá de ser un académico, Escobar fue un hombre que luchó por la justicia social, el bienestar de las comunidades y la integridad del mensaje cristiano.
Al conocer la noticia de su fallecimiento este 29 de abril, podemos reflexionar sobre su vida y obra a pesar de las diferencias teológicas que podemos tener con su enseñanza.
Orígenes y formación
Samuel Escobar nació en 1939 en Arequipa, Perú. Creció en un ambiente evangélico y fue testigo de las tensiones sociales y políticas de América Latina durante las décadas de los 60 y 70. Esta realidad influiría profundamente en su teología.
Escobar estudió teología en el Seminario Evangélico de Lima y más tarde en el Seminario Teológico de Princeton. También cursó estudios en la Universidad de Madrid, lo que le permitió un contacto más cercano con el pensamiento teológico europeo.
Su vida personal y ministerial siempre estuvo ligada al servicio en la iglesia y a la enseñanza, algo que reflejó a lo largo de su carrera. Escobar fue un hombre de diálogo, comprometido con la unidad del movimiento evangélico global y la búsqueda de justicia. Aunque sus posturas no siempre han sido bien recibidas por las teologías más conservadoras, su trabajo ha sido apreciado por teólogos latinoamericanos al abordar los temas de la misión y la justicia.
En este sentido, puede ser importante mencionar las críticas hacia su énfasis en la «misión integral» o su participación en la integración de temas sociales dentro de la predicación cristiana.
Algunos sectores lo acusaron de diluir el mensaje evangelístico al dar demasiada importancia a los problemas sociales, pero otros, como el teólogo René Padilla, han argumentado que Samuel Escobar fue un visionario que comprendió la profundidad de la misión del evangelio en un contexto de opresión: «Samuel Escobar ha sido un verdadero líder del pensamiento evangélico en América Latina, mostrando que la misión de la iglesia es inseparable de la justicia social».2
Postura teológica y línea de pensamiento
Escobar es conocido por su enfoque centrado en la misión de la iglesia y la proclamación del evangelio. Su visión de la teología no solo estuvo enfocada en la salvación personal, sino también en el compromiso social y político de los creyentes. A lo largo de su vida, Escobar ha defendido una teología de la misión integral, que busca la transformación tanto espiritual como social.
La teología de la misión integral es uno de los aspectos clave del pensamiento de Escobar, quien la defendió frente a aquellos que querían separar la evangelización de la justicia social. Para él, la misión no es solo predicar el evangelio, sino también luchar contra la pobreza, la injusticia y la exclusión social.
Algunos no consideran a Samuel Escobar como un teólogo de la liberación. Aunque compartió preocupaciones con los teólogos de la liberación sobre la justicia social, la pobreza y la opresión, se considera que su enfoque fue más moderado y evangélico, orientado hacia una comprensión bíblica del evangelio que no necesariamente se alineaba con las propuestas políticas y sociales radicales de la teología de la liberación.
Ministerio y aportes
Escobar tuvo una carrera de servicio a la iglesia y al mundo evangélico, tanto en su país natal como en el ámbito internacional. Fue líder en la Asociación Latinoamericana de Evangelización (ALE), y también docente, conferencista y mentor para generaciones de teólogos y pastores. Además, participó en la creación de varias iniciativas de desarrollo social en América Latina.
Su libro Misión integral ha sido un texto clave que reafirma la importancia de combinar la predicación del evangelio con la transformación social. También fue defensor del pensamiento teológico latinoamericano, destacando la necesidad de desarrollar una teología contextualizada que responda a las realidades de América Latina.
Reflexión final
Para concluir, la trayectoria de Samuel Escobar resalta la importancia de la teología contextual y el compromiso cristiano con los desafíos sociales del mundo moderno.
La importancia de contextualizar la teología: Escobar nos lleva a reflexionar en el hecho de que una teología que no toma en cuenta las realidades sociales, políticas y económicas de su contexto es una teología incompleta. No obstante, debemos evitar incurrir en comportamientos que van más allá de lo que nos corresponde como iglesia de Cristo.
La presencia del diálogo ecuménico en ciertos sectores religiosos: Aunque Escobar se enfocó en mostrar que, a pesar de las diferencias, es posible unirnos en torno a los principios fundamentales del evangelio y trabajar juntos por el bien común, debemos recordar los principios bíblicos de la verdadera unidad en Cristo.
Samuel Escobar ha dejado una huella en el pensamiento teológico evangélico y en la práctica de la misión cristiana. Aunque algunos de sus enfoques hayan sido objeto de controversia, su aporte nos recuerda que la misión de la iglesia es integral, abarcando tanto la predicación del evangelio como el compromiso —guiado por principios bíblicos— con las realidades del mundo.
Por tanto es crucial comprender que la misión de la iglesia está en obedecer al mandato de predicar el evangelio conforme a lo establecido en la Palabra de Dios, ya que —en Cristo— somos testigos del reino de Dios que se ha acercado.