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Nota del editor: 

#CoaliciónResponde es una entrada semanal donde los colaboradores de Coalición por el Evangelio dan respuesta a diversas inquietudes. Puedes usar #CoaliciónResponde en las redes sociales o escribirnos a [email protected] con tus preguntas.

Pregunta: ¿Puede un cristiano vender bebidas alcohólicas en su negocio?

Debido al deterioro moral que ha estado sufriendo el mundo a través de los años, algunos han optado por limitar y condenar algunas prácticas que en sí mismas no son pecaminosas, pero que pudieran llegar a serlo. Es por esto que hoy en día, dentro de la iglesia Latinoamericana, el consumo de alcohol es condenado y rechazado, aun sea usado de manera moderada. Si entendemos que el alcohol en sí mismo es pecaminoso, su venta y distribución lo sería por igual.

¿Es lícito para un creyente consumir alcohol? La respuesta es sí. A través del desarrollo de las Escrituras nos encontramos con numerosos pasajes que presentan al vino como un elemento activo y utilizado en la vida del pueblo de Israel. Deuteronomio 14:26, Salmos 104:15, Eclesiastés 10:19, entre muchos otros pasajes, hacen alusión a que el vino era un elemento utilizado frecuentemente en los banquetes y cenas del pueblo hebreo. La palabra para vino utilizada en el Antiguo Testamento no se refiere simplemente a jugo de uvas, como muchos quieren aludir, sino a vino fermentado y alcoholizado.

Si vamos al Nuevo Testamento, nos encontramos al Señor Jesús convirtiendo el agua en vino en las bodas de Canan (Jn. 2:1-11), y al Apóstol Pablo en 1 Timoteo 5:23 exhortando a su discípulo Timoteo a beber vino por causa de sus enfermedades estomacales. Esto nos da a entender que el Apóstol más influyente de toda la historia y que nuestro Rey y Señor Jesucristo aprobaban el consumo del mismo. Al igual que en el Antiguo Testamento, la palabra griega para vino hace alusión a vino alcoholizado.

Luego de lo anteriormente planteado queda claro que el consumo de alcohol en sí mismo no es pecaminoso. Ahora bien, de igual manera tanto el Antiguo (Pr. 23:20-21) como el Nuevo Testamento condenan el consumo excesivo de alcohol (Ef. 5:18).

Sobre la venta de alcohol

Ahora que sabemos que el consumo de alcohol no es pecaminoso en sí mismo, pasamos a la pregunta, ¿puede un cristiano vender alcohol abiertamente y con limpia conciencia? La respuesta inicial que podemos darle a esta pregunta es sí, sí puede, debido a que las bebidas alcohólicas en sí mismas no son malas o pecaminosas. Pero debemos entender que podrían llegar a serlo dependiendo del uso que se les dé. Es por esto que es importante considerar algunas cosas más antes de concluir esta respuesta.

Por un lado, debemos observar  el contexto y trasfondo sociocultural de donde nos encontremos. Si en nuestro entorno el consumo de alcohol es mal visto o está muy asociado a la borrachera y al pecado, es probable que para muchos el que un creyente esté beneficiándose de su venta le será de tropiezo y malestar para su alma. Lo cual afectaría la causa de Cristo. Personalmente, conocemos de cadenas de supermercado y otros negocios que se abstienen de la venta de diversos tipos de bebidas por la causa de Cristo.

Además, debemos meditar en el tipo de producto que se está distribuyendo y en la promoción que se le hace al mismo. Si la bebida alcohólica que vendemos trae consigo la embriaguez de sus consumidores de manera inmediata, y si es promovida a través de una publicidad que violente principios bíblicos, es probable que nuestra relación con dicho producto sea pecaminoso, en vista de que estamos representando un producto nocivo o haciéndolo de manera dañina.

Aunque el consumo moderado de alcohol y su venta no son pecaminosos en sí mismos, es importante recordar lo que el Apóstol Pablo escribe en 1 Corintios 10:23: “Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica”. Por tanto, aunque algunas cosas sean lícitas, si no son de provecho y no edifican, es mejor no hacerlo. Unos versos más adelante (1 Co. 10:31), el Apóstol Pablo da un filtro aún mayor: ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. Si lo que hacemos no traerá gloria a su nombre, ¿por qué hacerlo? Nosotros no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que le pertenecemos a Él. Sin embargo, si su conciencia no le acusa y usted trae gloria a Su nombre con lo que está haciendo o consumiendo, hágalo con libertad y con limpia conciencia. Para libertad hemos sido llamados.

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