En Coalición por el Evangelio estamos comprometidos con proveer recursos edificantes para la iglesia hispana. En una época como la nuestra, en la que el evangelio y los valores bíblicos son atacados desde tantos frentes e incluso dentro de las iglesias se entablan polémicas que producen división para muchos creyentes, hemos sentido nuestra labor más apremiante que nunca.
Sin importar nuestro trasfondo, contexto y la etapa de la vida en que nos encontremos, todos necesitamos atesorar la Palabra de Dios. Necesitamos tener nuestra esperanza en Dios, mientras cultivamos en nosotros una cosmovisión y forma de vida cada vez más bíblica. Es por eso que estamos agradecidos de cómo el Señor en Su gracia nos ha permitido trabajar durante el 2023 para contribuir a esto en la vida de millones de lectores en todo el mundo hispano, esperando haber sido útiles y rogando tus oraciones por nosotros y los proyectos que nos aguardan.
Ahora que termina este 2023, queremos compartir contigo la siguiente selección —hecha por nuestro equipo editorial— de algunas de nuestras mejores publicaciones originales este año. Estos artículos son una pequeña representación de todo lo que pudimos publicar durante los últimos doce meses. Es nuestro deseo que puedan ser de edificación para ti tanto como lo han sido para nosotros, animándote a seguir viendo la vida y el mundo a la luz del evangelio.
Miremos la cruz y abandonemos la autopromoción
El evangelio nos muestra que la salida para el laberinto del egocentrismo es la cruz. Mi problema y el tuyo, detrás de la autopromoción, es no entender el significado de la cruz. Los discípulos, cuando escuchaban a Jesús, «no entendían lo que les decía» (Mr 9:32). ¿Qué no entendían? ¡Muchas cosas! Pero, principalmente, no entendían la cruz.
El modelo de la cruz es el servicio amoroso y sacrificial. Mira por un momento la respuesta de Jesús: «se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo: “Si alguien desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos”» (Mr 9:35). En otras palabras, la grandeza en el reino de Dios consiste en buscar ser los últimos y ser siervos de todos. Consiste en buscar ser los últimos, porque lo que nos interesa es el bien de los demás y la gloria de Cristo, no la nuestra. Buscamos servir a todos porque queremos que todos crean el evangelio y glorifiquen a Cristo.
¿Te sientes insuficiente? Recuerda el evangelio.
El peligro de considerar nuestro currículum como algo valioso es que tendemos a depositar nuestra confianza en nuestros logros temporales y débiles en lugar de los logros perfectos y eternos de Jesús. Aun los cristianos tendemos a menudo a buscar las bendiciones de Dios por los deberes de la ley, antes que por Su promesa anunciada en el evangelio. Es decir, aunque aceptamos que la salvación no se alcanza por las obras, tendemos a actuar como si las bendiciones que recibimos dependieran de nuestras obras. Irónicamente, la confianza en nuestras mejores obras nos aleja más de Dios; en su lugar, debemos arrepentirnos por las motivaciones escondidas con las que las hacemos. La ley muestra que no somos suficientes en nosotros mismos y nos apunta a Cristo, anunciado por el evangelio como nuestra única suficiencia.
Aunque es evidente que debemos alentar a los adolescentes a pasar menos tiempo en las redes sociales —y si somos padres podemos ejercer nuestra autoridad bíblica para tomar decisiones al respecto al establecer límites que consideremos saludables—, debemos abordar esta problemática con más profundidad.
Con la Biblia abierta y en la mano, debemos reconocer que detrás de esta crisis sistemática hay un problema de idolatría: nuestros adolescentes buscan en Instagram —en el entretenimiento, las apariencias y los contactos que tienen allí— la paz, seguridad y gozo que solo se encuentran en Dios. Esta es una realidad que las redes sociales explotan para su beneficio financiero haciendo que sus apps sean adictivas, lo que contribuye a que muchos adolescentes usen tanto estas plataformas y, por ende, sean afectados de maneras negativas.
Las amistades “improbables” evidencian el evangelio
Desde que somos uno en Jesús, los viejos parámetros sociales ya no son determinantes para el amor fraternal. La unidad de la iglesia no está definida por preferencias políticas, deportivas, ni de ningún tipo similar. Las «clases sociales» no son el elemento de unidad, sino Dios, Su Hijo y Su Espíritu (Ef 4:4-6).
El parámetro para elegir amistades ya no es el «yo» ni debería serlo. No debo elegir amigos solo porque son similares a mí. Cristo es el nuevo parámetro, Su evangelio es la medida. Quien estima a Cristo como precioso, se sentirá atraído por aquellos que lo reflejan en sus vidas, incluso cuando ese reflejo no es perfecto.
Películas, series y la conciencia cristiana
Es importante mencionar que la fe cristiana está fundada sobre verdades absolutas sólidas, que nos permiten expresar unidad. No obstante, no siempre estamos de acuerdo en todo y —según lo que concierne a este escrito— nuestra piedad se puede expresar con matices diferentes.
En ese sentido, puedo decir también que no todas las series y películas entran directamente como asuntos de conciencia. La Palabra nos da muchos mandamientos que son claros sobre la importancia de perseguir la santidad, cuidar nuestra mente y huir de la tentación, y no dejan margen para dudas o apreciaciones de conciencia. Pero otros casos requieren la reflexión del creyente y los cristianos piadosos pueden llegar a conclusiones distintas.
¿Eres un “cristiano de plástico”? Examina tu fe con el ejemplo de Judas.
Tarde o temprano, el corazón del falso creyente es expuesto: no ama a Dios por encima de todas las cosas, sino que ama a las cosas y a sí mismo por encima de Dios. Lo trágico para algunos es que serán conscientes de esto en el mismo día del juicio. Estos supuestos creyentes afirman conocer a Jesús como Señor. Incluso llegan a profetizar, hacer milagros y expulsar demonios en el nombre de Jesús, pero para sorpresa de ellos, en el día final, Jesús les dirá que nunca los conoció (Mt 7:15-23).
Así son los «cristianos de plástico»: tienen una apariencia externa santa y piadosa, pero por dentro son huesos secos, sepulcros blanqueados y lobos rapaces (Mt 7:15; 23:27-28). Su falsedad quedará expuesta y su fin será lamentable, como el de Judas.
Las necesidades abundan en la iglesia, en la oficina, en el hogar y en el vecindario. ¡No tienen fin! Por más que te esfuerces, jamás podrás satisfacer todas esas necesidades y, ¿sabes qué?, eso está bien. No tienes que satisfacer todas las necesidades que encuentres a tu alrededor. Ni siquiera Cristo, Dios hecho carne, hizo todas las cosas que podría haber hecho. Jesús no sanó a todos los enfermos, no predicó en todos los lugares, no hizo todos los milagros que le pidieron. Él tenía clara Su misión y se enfocó en andar en las buenas obras que Su Padre había preparado para Él. Entonces, ¿por qué nos rehusamos a seguir Su ejemplo?
6 preguntas para evaluar nuestro orgullo
La pregunta no es si somos orgullosos; la pregunta es cómo se manifiesta el orgullo de nuestro corazón. El orgullo puede tomar muchas formas distintas, pero tiene un solo fin: la autoglorificación. El orgullo desea la gloria que solo le corresponde a Dios y la supremacía que solo es de Él…
De una manera u otra, en algún grado, el orgullo está presente en nuestro corazón. Esta es una verdad que no debemos perder de vista y es un pecado al que debemos darle el peso que Dios mismo le da, porque el orgullo no es poca cosa para Dios.
Los solteros mayores también son iglesia: ¿Cómo podemos servirles mejor?
Una iglesia refleja el amor de Jesús cuando se mantiene unida en Dios y Su Palabra, y a la vez se preocupa por las necesidades y retos de sus grupos particulares. Gracias a Dios, existen congregaciones que han identificado y comprendido la necesidad de pensar más allá de la división de las personas por estado civil. El Señor nos encuentra, nos anima y nos transforma ahí donde estamos, respondiendo a nuestras inquietudes y necesidades específicas. Este es el tipo de actitud que debemos tener y reflejar dentro de la iglesia, la misma que tuvo Cristo por nosotros (Fil 2:3-5).
Una perspectiva bíblica de la ideología de género
Lo que hoy conocemos como «ideología de género» plantea la teoría de que el comportamiento de hombres y mujeres, así como la práctica de su sexualidad, no están determinados por la anatomía o la biología. La sexualidad es, según esta ideología, una construcción social y cultural.
Entonces, la ideología de género propone una deconstrucción del ser humano, la sociedad y la familia, tal como han sido entendidos hasta ahora, provocando una profunda y peligrosa distorsión de la realidad. Pero si bien es cierto que el lenguaje puede distorsionar la percepción que tenemos de nosotros mismos, no puede cambiar nuestra naturaleza.
Para evitar los peligros de esta visión distorsionada y aprender a ver la realidad tal cual es, debemos examinar algunos de los «lentes teológicos» que Dios ha provisto en Su Palabra. Como un oftalmólogo que superpone un lente tras otro hasta que el paciente logra ver las letras con la mayor nitidez posible, de la misma manera, iremos superponiendo un lente bíblico tras otro hasta que seamos capaces de ver las cosas como en realidad son.